ERC, el extraño aliado de un PP que necesita el independentismo

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián (d), junto al líder de la formación, Oriol Junqueras (i). (Photo By Lorena Sopena/Europa Press via Getty Images)
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián (d), junto al líder de la formación, Oriol Junqueras (i). (Photo By Lorena Sopena/Europa Press via Getty Images)

Anotando los puntos a favor y en contra que lleva acumulados Alberto Núñez Feijóo como líder de la oposición se pueden extraer alguna que otra conclusión, ahora gracias a ERC. El gallego ha pinchado en temas económicos y energéticos como el empleo y la excepción ibérica como ejemplos palmarios. Y ha recuperado el pulso en materia del debate de la sedición y del frágil equilibrio de los socios de Pedro Sánchez, entre los que figuran formaciones independentistas.

Por eso Bildu, y en mayor medida ERC, se están convirtiendo en unos extraños aliados del PP. Porque sus reclamaciones son gasolina para Feijóo y los suyos. Y parece que esa alianza indirecta aún va a dar más frutos en forma del delito de malversación.

Reordenando las piezas tenemos que el Gobierno de coalición ha decidido recientemente suprimir el delito de sedición para sustituirlo por un “delito agravado de desórdenes públicos”. Se trata de una promesa de Sánchez que el presidente ha decidido cumplir ahora para contentar a ERC, uno de sus socios más valiosos para las votaciones en el Congreso, y allanar así la tramitación de los últimos presupuestos generales del Estado de la legislatura.

Pero ERC quiere más. Viendo que se puede apuntar un tanto ante la sociedad catalana ahora que gobierna en minoría tras la salida de Junts del Govern de la Generalitat, los de Gabriel Rufián quieren sacar brillo a esa imagen de partido solvente que sabe sacar rédito de sus escaños en Madrid y, de paso, lograr beneficios para los líderes del ‘procés’ que fueron inicialmente encarcelados.

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Las intenciones de ERC pasan por exhibir sus trofeos y contraponerlos con el papel jugado por Junts en estos últimos años, cuyo papel de oposición total al gobierno de coalición -votando en numerosas ocasiones con PP, Cs y Vox- mantienen su casillero de victorias políticas vacío. Y ese extra que busca ERC es la modificación de un punto del Código Penal. Concretamente el que regula el delito de malversación. Otro quebrantamiento de la ley en el que han incurrido varios líderes del 'procés'.

En este caso no se habla de sustituirlo para homologarlo con las leyes de países europeos como sí ha ocurrido con la sedición. Sino que el plan pasa por intentar reducir las condenas o las peticiones fiscales contra otros políticos independentistas encausados. ¿Cómo? Argumentando que ninguno de ellos se lucró personalmente con los fondos públicos que supuestamente habrían desviado para organizar el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Que el desvío monetario fue por la causa independentista, pero no para beneficio personal.

Es un asunto peliagudo porque, para empezar, hubo desvío de dinero y eso es un delito. Y para seguir, ¿cómo se determina que inyectar músculo económico al independentismo no repercutía indirectamente en los intereses personales de los líderes encausados? El Gobierno tiene que medir muy bien todas las consecuencias que acarrearía aceptar la petición de ERC.

Pero mientras cada cual juega sus cartas, al PP le han vuelto a dar un asiento de primera fila en un debate político que hace una semana no existía. Vamos, que mientras Feijóo se hacía las américas tras haber visto como la Unión Europea aboga por las medidas energéticas de Sánchez que el PP tanto ha criticado, y mientras se lamía las heridas tras quedar como el débil que aceptó bloquear la renovación del CGPJ por las presiones recibidas -entre otros de Isabel Díaz Ayuso- ERC acaba de darle un nuevo impulso con el que incluso puede frenar el pequeño retroceso experimentado en las encuestas.

No es la primera vez que ERC le da alas al PP. Ya ocurrió hace un año cuando quiso vender lo más caro posible su voto y decidió no apoyar la reforma laboral pensando que el PSOE la sacaría adelante, pero con menos apoyos de los hubiera querido. Pero eso es jugar con fuego. En aquella ocasión, dos diputados de UPN se alinearon con el PP y solo el error del diputado Casero permitió sacar adelante la reforma laboral. Pero de no confundirse de botón, lo que hubiera acabado en la papelera de reciclaje no solo hubiera sido la reforma laboral, sino la legislatura y el Gobierno de coalición. Y con ello, cualquier aspiración de ERC de sacar réditos políticos en Madrid. Así que Rufián y los suyos tendrán que releerse el refranero español para decidir que hacen porque ‘Quien mucho abarca, poco aprieta’.

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