Poseer un rancho de lujo en EEUU ya no brilla para los Millenials como para sus padres

Vivir y poseer un idílico y lujoso rancho en el oeste de Estados Unidos sería el sueño de muchos. Vastos espacios, cultivos y ganado, ríos prístinos y coloridos horizontes atrajeron a muchas personas de la generación de los ‘Baby Boomers’ (en líneas generales los nacidos entre 1946 y 1964) y los que contaron con suficientes recursos económicos, en épocas de crecimiento económico, se hicieron de propiedades que, en muchos casos, alcanzaron un valor económico sustantivo.

Un lugar singular para vivir y criar una familia.

El problema es que décadas después, muchos integrantes de esas familias que crecieron en esos amplios espacios rurales, y en especial en aquellos que se convirtieron en lujosas propiedades, no están muy interesados en las tareas de administrarlas y cubrir los considerables costos de mantenerlas.

Un rancho de crianza de caballos en Kentucky. (Getty)
Un rancho de crianza de caballos en Kentucky. (Getty)

Los Millenials, así, no tienen el mismo interés en hacerse cargo de esos lujosos ranchos que, de acuerdo a un reporte de The Wall Street Journal, resultan mucho más costosos y laboriosos de mantener de lo que están interesados en asumir.

Y tampoco están, desde el otro lado de las cosas, muy interesados en comprarlos.

Así, en algunos estados del oeste, al tiempo que los Baby Boomers envejecen y llegan a la edad de retiro, hay ahora una sobreoferta de ranchos de alto nivel, valuados en escala millonaria, lo que ha saturado el mercado de ese tipo de bienes raíces, pues pocos están, al parecer, interesados en adquirirlos. Eso es especialmente agudo, por ejemplo, en el estado de Colorado.

La vida del cowboy ya no resuena en los Millenials como lo fue en el pasado para generaciones anteriores. Ante ello, muchos ranchos han permanecido en venta por años y con pocas posibilidades de hallar un comprador, salvo que su precio sea reducido de una manera tan honda que, al final, aunque algunos dueños toman ese camino, muchos propietarios no estarían dispuestos a venderlos de esa manera.

Y algunos de esas propiedades tienen valores estratosféricos, tan grandes como sus vastas planicies. Algunos se han ofrecido en decenas de millones de dólares. Uno, según el Journal, se vendió en 175 millones de dólares. Y un rancho, de nada menos que 221,000 acres (casi 900 kilómetros cuadrados, más que el área de la ciudad de Nueva York) se ofrecía en 100 millones de dólares, sin hallar comprador, y se le redujo luego el precio de oferta en 30 millones de dólares.

Un reportaje de Bloomberg sobre esa propiedad muestra la vastedad, lujo de esos ranchos, que fueron la cúspide de la riqueza y el poder de muchos millonarios estadounidenses.

Ciertamente hay pocos compradores para ese tipo de propiedades y muchos de los hijos de los dueños originales, ante costos de operación y mantenimiento del orden de los cientos de miles o incluso millones de dólares, prefieren venderlos y dedicar los ingresos a otros bienes o actividades.

Ese mercado, con todo, es de lento flujo y muchos ranchos de esa naturaleza llevan años a la venta, con reducciones de precios entre tanto.

Una lujosa propiedad rural en Texas, (Getty)
Una lujosa propiedad rural en Texas, (Getty)

A los Millenials de gran poder adquisitivo, comenta el Journal, no les atraen (valga la generalización) especialmente ese tipo de propiedades, incluso suponiendo que tengan el dinero para comprar esos ranchos o la disposición de mantenerlos.

Es posible que para muchos de esa generación que no tienen la capacidad económica para adquirirlos el tener una propiedad de esa naturaleza continúe siendo uno sueño o una aspiración. Pero también es cierto que las perspectivas, los gustos y los intereses cambian de generación y generación y, para los Millenials la imagen de John Wayne habría perdido atractivo.

Se trata de un fenómeno que no es exclusivo de los ranchos de lujo. De acuerdo a otros reportes, penthouses en Nueva York, mansiones en Los Ángeles y condominios de lujo en Miami, todos ellos con precios millonarios, tienen meses o años en espera de compradores y, también, con cortes de precios dada la saturación del mercado.