Cómo Portugal pasó del colapso a controlar la transmisión del virus

Personas con mascarilla caminan por Lisboa, que superó una situación crítica por el coronavirus
PEDRO FIUZA / ZUMA PRESS / CONTA

PARÍS.– El esfuerzo valió la pena. Después de verse sumergido a comienzos de año en una de las peores situaciones sanitarias del mundo por número de casos y muertos de Covid-19, Portugal registra ahora una de las tasas de contagio más bajas de Europa. Las razones del éxito: confinamiento y vacunación.

Pero el gobierno portugués no piensa bajar la guardia. La semana pasada el Parlamento aprobó la prolongación del estado de emergencia hasta el 16 de marzo, mientras el primer ministro Antonio Costa anunció que “el resto del mes de marzo verá un confinamiento similar o probablemente igual”.

“Las restricciones deben seguir en vigor para evitar nuevas tragedias”, afirmó el martes Antonio Costa.

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“La idea según la cual las tragedias no se repiten es falsa. Las tragedias se repiten cuando los seres humanos reproducen los errores que las provocaron”, agregó, exactamente un año después de la aparición del primer caso de Covid-19 en el país.

Costa decidió lanzar esa advertencia para frenar la presión de numerosos sectores que, frente a la espectacular reducción de nuevos contagios y hospitalizaciones, exigen el comienzo del desconfinamiento.

Es verdad, el número de nuevos casos cotidianos —calculados mediante el promedio semanal— pasó de 16.432 el 28 de enero a 979 esta semana. Por su parte, el número de pacientes hospitalizados se redujo en 75% entre el 1° de febrero (6.775 pacientes) y esta semana, ubicándose bajo el umbral de los 2.000. La misma reducción espectacular se verifica en cuanto al número de decesos: 303 el 1 de febrero, 41 esta semana.

Aunque se negó a confirmar que el confinamiento seguirá en vigor hasta el fin de semana de pascuas, a comienzos de abril —como lo sugirió el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa— el primer ministro prometió develar la semana próxima “un plan de desconfinamiento gradual”.

“El 11 de marzo detallaremos un conjunto de reglas que se aplicarán después, a condición de que se cumplan ciertas condiciones”, confirmó por su parte el ministerio de Salud Pública.

Portugal está bajo confinamiento desde el 15 de enero.
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Portugal impuso un confinamiento duro para contener el rebrote (Getty Imágenes/)

Portugal contaba el martes 446 pacientes internados en unidades de terapia intensiva y — según un experto que aconseja al gobierno— habrá que esperar hasta la tercera semana de marzo para que esa cifra se reduzca a 240, nivel juzgado adecuado para iniciar un levantamiento de las restricciones que pesan sobre del país.

Milagro portugués

Ese “casi” milagro portugués no se debe solo al estricto confinamiento decidido a mediados de enero, sino también a la campaña de vacunación. Una campaña que, si bien comenzó lentamente —como en el resto de Europa—, consiguió alcanzar mucho más rápidamente su ritmo de crucero en Portugal. Ese país de 10 millones de habitantes, ya distribuyó 880.000 dosis (618.000 ya recibieron la primera dosis, 227 la vacunación completa). Según estadísticas europeas, Portugal es actualmente el quinto país de la Unión Europea (UE) en número de dosis aplicadas.

Gracias a esa estrategia, el país consiguió estabilizar la tasa de transmisión del virus en torno al 0,66 y 0,68, lo que significa el mejor resultado desde que comenzó la pandemia y uno de los más bajos de la UE.

Después de los “errores” cometidos tras las dos primeras olas epidémicas europeas, el gobierno portugués ha decidido ser extremadamente prudente. Por eso decidió extender el actual estado de emergencia hasta el 16 de marzo. En claro, Costa no está dispuesto a repetir la experiencia de la primavera y el otoño boreales pasados, cuando el país levantó las restricciones sanitarias demasiado rápido provocando una hecatombe que lo obligó a solicitar la ayuda de otros estados europeos para hacer frente a la saturación de hospitales, la falta de personal sanitario y las morgues desbordadas.

Según los especialistas, esa situación dramática fue producto de la distensión de medidas de circulación y distanciamiento social durante las fiestas de fin de año, cuando miles de europeos optaron por pasarlas en Portugal, uno de los únicos países del bloque que no exigía uso de barbijo en las calles y mantenía sus bares y restaurantes abiertos.

“Pido a todos dar muestras de sentido cívico para que el actual confinamiento siga siendo respetado con el máximo rigor”, declaró ayer el jefe del gobierno socialista después de haber visito un hospital de Lisboa.

“Los países que obtuvieron los mejores resultados son aquellos que fueron lo más exigentes en el momento de la reapertura. No podemos cometer los mismos errores”, confirma por su parte el doctor Joao Gouveia, presidente de la Asociación Portuguesa de Terapia Intensiva.

Portugal es actualmente uno de los países que aplican la mayor cantidad de medidas de restricción. Además de haber suspendido toda actividad comercial, salvo para los productos de primera necesidad y cerrado las escuelas y universidades, el gobierno clausuró las fronteras al turismo y prohibió todo contacto con aquellos países donde se originan las nuevas cepas del virus, por ejemplo, Gran Bretaña y Brasil.

En ese marco de franca recuperación sanitaria, el ejecutivo portugués anunció la semana pasada su intención de distribuir 5% de sus dosis de vacunas anti-Covid-19 a algunas de sus excolonias de África y Timor Oriental, a partir del segundo semestre del año. Un envío que permitirá aliviar al continente hasta que funcione correctamente el sistema Covax, la iniciativa la Organización Mundial de la Salud (OMS) que debe permitir el acceso equitativo a la vacunación a países en desarrollo.