Por una misteriosa “infelicidad” todos los policías de un pueblo renunciaron

En tiempos donde las comunidades tienen fuerte inquietud y demandan acción en temas como seguridad pública, freno a la delincuencia y asistencia ante emergencias, quedarse por completo sin policías que sirvan a toda una ciudad resulta un problema significativo. Y un mensaje poco propicio a la ciudadanía.

Eso aconteció en la pequeña localidad de Green Mountain Fallas, Colorado, al sur de Denver y al noroeste de Colorado Springs. Allí, sus 700 habitantes se quedaron sin servicio de policía luego de que, como narró la televisora local Fox21, el jefe del departamento policial y sus tres oficiales anunciaron su renuncia uno tras otro.

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La desolada oficina de la policía de Green Mountain Falls, Colorado. (Fox21)

No se trata desde luego de una situación masiva, pero sí se trata de algo inusual. Las oficinas de la Policía en Green Mountain Falls lucían vacías, los autos patrulla estacionados y cubiertos de ligera nieve primaveral y todo allí estaba envuelto en silencio. Nadie allí responde las llamadas telefónicas.

La explicación que de ello ha trascendido es, según la citada televisora, que existía en el pequeño departamento policial de esa localidad una “infelicidad” ante la llegada de una nueva alcaldesa, recién electa, a tomar el gobierno municipal.

Al parecer, el jefe policial Tim Bradley decidió renunciar por desacuerdos con la recientemente electa alcaldesa Jane Newberry, pero de acuerdo a la televisora local KOAA, la propia Newberry dijo no saber las razones y consideró su supuesto desacuerdo con Bradley como un rumor. Pero dado que los tres oficiales de policía que sirven a las órdenes del jefe son voluntarios, no pueden laborar si no hay una cabeza policial a quien reportarse y de allí que tuvieron también de dejar de prestar su servicio.

No es claro cuándo la pequeña ciudad de Green Mountain Falls volverá a tener un departamento de policía activo (aunque ya se han recibido solicitudes para el puesto abandonado por Bradley) y en tanto los alguaciles del Condado de El Paso, donde se ubica la localidad en cuestión, y del vecino Condado de Teller, han ofrecido apoyo en caso de necesidad.

Con todo, Bradley no se fue con las manos vacías, pues justo antes del cambio de administración, el gobierno municipal anterior aprobó concederle al jefe renunciante 12,000 dólares por concepto de vacaciones no tomadas, tiempo extra y días de enfermedad, lo que la propia Newberry calificó de inusual y excesivo.

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Patrullas de policía estacionadas y cubiertas de ligera nieve, luego de la renuncia de la policía de Green Mountain Falls. (KOAA)

Pero en realidad no se sabe abiertamente por qué renunció Bradley, y todo parece un misterio grande en pueblo chico. Y lo cierto es que, como explicó el periódico local The Gazette, no es la primera vez que en esa localidad se plantea el tema de quedarse sin policía: en 2013 ya se habían planteado eliminar ese departamento y sustituirlo con los servicios de una compañía de seguridad privada.

El caso ha resultado tan notorio que la noticia del pequeño pueblo que se quedó sin policía ha saltado de los medios locales y llegado a las páginas de la revista Time, de los periódicos The Washington Post y Daily Mail y de la cadena CNN, entre otros medios.

Pero aunque hace falta que alguien aclare qué clase de misteriosa infelicidad, o problema político, dejó a Green Mountain Falls sin policía, lo cierto es que el singular caso le ha dado a esa localidad una resonancia pública mayúscula.

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