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¿Por qué estos médicos y enfermeros llevan su nombre escrito en la frente?

La inicia de escribirse el nombre y la especialidad en la frente, sobre el gorro que lleva el personal médico cuando entra en quirófano, partió de un anestesista de Sidney. Argumentando que esta sencilla práctica ayudaba a agilizar los procesos quirúrgicos y que repercutía en beneficio de la seguridad del paciente, el doctor Rob Hackett comenzó a escribirse su nombre en la frente. Al principio le miraban raro, pero gracias a él ha surgido una corriente que ha recabado numerosos a apoyos.

Rob Hackett comenzó a escribirse su nombre y su especialidad médica, anestesista, hace seis meses en Sidney como una sencilla medida para aumentar la seguiridad en quirófano y su iniciativa está siendo secundada en distintos países. (Foto: Twitter de Rob Hackett)
Rob Hackett comenzó a escribirse su nombre y su especialidad médica, anestesista, hace seis meses en Sidney como una sencilla medida para aumentar la seguiridad en quirófano y su iniciativa está siendo secundada en distintos países. (Foto: Twitter de Rob Hackett)

La primera vez que el doctor Rob Hackett se presentó a una cirugía de esta guisa todo fueron miradas extrañadas e, incluso, alguna que otra broma sobre su aspecto. Su intención al colocarse una etiqueta sobre el gorro que el personal sanitario usa para entrar en quirófano facilita la identificación de cada individuo y, a la postre, aumenta la seguridad del paciente.

Hackett lo explica de manera muy simple. Si sabes a quien tienes que pedirle las cosas, todo es mucho más rápido, seguro y acertado. Cuenta que ha estado presente en situaciones críticas en las que el no saber quién tenía que hacer según que procedimiento dilató los tiempos. Y, eso al final, repercute en una merma de la seguridad del paciente.

En un caso, que no vivió el en primer persona, pero que le contaron algunos compañeros, se confundió a estudiantes con cirujanos titulados y se les pidió que hiciesen algo para lo que puede que no estuvieran debidamente cualificado.

Esto tiene que ver con el hecho de que al ir cubiertos con mascarillas y gorros la única parte de la cara que queda al descubierto son los ojos. Así, salvo que se esté muy familiarizado con el equipo con el que se trabaja, identificar a cada uno es complicado. Colocarse una etiqueta en la frente ayuda a que el compañero sepa qué debe hacer cada uno, cuál es su cometido y a quién debe pedir que le pase el bisturí o que cierre tras una operación, por ejemplo.

Cuando trabajas en cuatro o cinco hospitales y con cientos de personas, yo diría que del 75 por ciento del personal no sé su nombre. Es bastante incómodo”, argumenta en declaraciones recogida por The Sydney Morning Herald.

Además, este anestesista que está creando tendencia dentro de los hospitales pero también en redes sociales, argumenta que esto no solo repercute en la agilidad del trabajo y en la seguridad del paciente. Hay situaciones en las que a quienes se encuentran en quirófano también les da cierta tranquilidad y confianza saber quién es quién y cuál es su función.

El caso que mejor lo explica es el de un parto, por ejemplo. La mujer de pronto se encuentra rodeada de un grupo de extraños que seguramente se hayan presentado. Sin embargo, dado lo excepcional del momento, no recuerda sus nombres o sus especialidades. Saber quién es la matrona, quién el enfermero o enfermera y quién el pediatra, contribuye a darle cierta seguridad en ese momento.

Lo que empezó siendo la alocada idea de un anestesista está convirtiéndose en una práctica cada vez extendida entre el personal médico gracias a Internet. Bajo el hastag #TheatreCapChallenge iniciado por la estudiante británica Alison Brindle, son muchos los sanitarios que están colgado sus fotos con su nombre escrito en la frente sumándose a la iniciativa seis meses después de que Hackett la pusiese en marcha.

Cada día llegan más ejemplos de países como Australia (donde empezó todo), Reino Unido, Estados Unidos, Sudamérica… La idea de este anestesista de Sidney es, a la larga, poder hacer un estudio para demostrar la efectividad de esta medida y si realmente se reducen los errores médicos derivados de la complicada identificación del personal en los quirófanos.