¿Por qué es casi imposible una República en España quieran o no los españoles?

Los desmanes del rey Juan Carlos han puesto a la monarquía en la picota. Tanto que hasta el CIS va a incluir una pregunta al respecto tras vetarla en los últimos años, concretamente desde la abdicación del emérito. ¿Pero es posible que la III República en España? Aún aparcando el debate acerca de si la voluntad de los españoles superaría el 50%, y obviando las dificultades de la arquitectura política que conforman las mayorías en Congreso y Senado, la respuesta es ‘no’. Un ‘no’ rotundo. Y aquí va el razonamiento.

• Veamos, técnicamente claro que es posible. Así se recoge en el artículo 92.1 de la Constitución —en el Capítulo segundo del Título III— por el que las decisiones políticas de "especial trascendencia" pueden ser sometidas a "referéndum consultivo de todos los ciudadanos".

• ¿Entonces, que se monte cuanto antes, no? Un momento, no tan rápido. Un referéndum sobre el hipotético establecimiento de una República no se puede convocar de forma automática. Para empezar se requiere el apoyo de las dos terceras partes del Congreso y del Senado.

Abramos un paréntesis. ¿Pero no se han hecho reformas para los que bastaban tres quintos de las Cámaras legislativas? Sí, pero eso vale para reformas menores, y la forma política del Estado español figura en el Título Preliminar de la Constitución. Así que hacen falta dos terceras partes con las que cerramos el paréntesis.

• Después hay que disolver las Cortes, celebrar unas elecciones generales, y que el nuevo Parlamento salido de las urnas refrende dicha reforma con la misma proporción de votos en las nuevas Cámaras emanadas de las urnas -233 diputados y 177 senadores-. Viendo la correlación de fuerzas existentes ahora mismo, especialmente en la Cámara Alta, los republicanos se encuentran ante un muro casi infranqueable desde el que divisan como casi inalcanzable el artículo 168 de la Carta Magna.

Es cierto que en España le hemos cogido un cariño relativo a esto de votar, pero por mucho que afianzáramos esa afición puesta en marcha en los últimos tiempos… todo el proceso tardaría no menos de uno o dos años en completarse.

Como suele recordar a sus alumnos el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, Javier Pérez Royo, en España se actuó al revés que en el resto de países europeos ya que, “en lugar de fijar la Constitución como un punto de partida para ir levantando las hipotecas que nos habían dejado los 40 años del Régimen del general Franco, la hemos convertido en un punto de llegada inamovible”.

Tan punto de llegada que el supuesto referéndum que se hizo a finales de los setenta no existió. En un descuido en una entrevista con Victoria Prego, el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez reveló el secreto de por qué no se preguntó a la ciudadanía si quería monarquía o república. La figura del Rey se incluyó con calzador en la Ley para la Reforma Política “porque un referéndum se habría perdido”.

¿Entonces la Carta Magna actual nos enterrará a todos? Pues mucho tienen que cambiar las cosas. En estos 41 años de vigencia, solamente ha habido un intento por modificarla y, ojo, no se tocaba la citada forma política del Estado. Fue en 2006 cuando el Gobierno del entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, se propuso acabar con la preferencia del varón en la sucesión de La Corona, incorporar el mapa autonómico a la Constitución, definir las relaciones entre el Derecho comunitario y el derecho interno y hacer del Senado una verdadera Cámara de representación territorial.

¿Saben lo que pasó tras años de debate político en un contexto en el que la izquierda dio un vuelco tras la participación del Gobierno de Aznar en la invasión de Irak? Pues que ni siquiera llegó a tramitarse parlamentariamente. La Corona española está blindada.

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