Por qué el Barça de Setién es tan diferente al de Guardiola

VALENCIA, SPAIN - JANUARY 25: Frenkie de Jong of FC Barcelona  during the La Liga Santander  match between Valencia v FC Barcelona at the Estadio de Mestalla on January 25, 2020 in Valencia Spain (Photo by David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images)
(Foto by David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images)

“Hemos dado una gran cantidad de pases sin sentido, solo por tener el balon”. El análisis de Quique Setién sobre el partido de Mestalla ejemplifica a la perfección uno de los grandes problemas que tiene el Barça actual: es un conjunto plano, lento, previsible y horizontal. Unas características que en lugar de acercarle al recuerdo proyectado por el equipo de Pep Guardiola, le alejan de parecerse al mismo. De momento, el nuevo técnico culé ha comprado el relato, ahora le falta traer la realidad.

En este sentido, el calendario futbolístico no perdona y juega contrareloj contra la entidad azulgrana. ¿Pero qué está fallando en el nuevo Barça? Primero y a diferencia de la máquina de Guardiola, el conjunto de Setién es extremandamente horizontal y conservador.

Es cierto que ha recuperado aspectos del modelo de juego que hicieron eterno al club culé, pero la falta de verticalidad, profundidad y desborde observada en estos tres primeros partidos es francamente preocupante y, por supuesto, está lejos de la agresividad con balón llevada a cabo por la obra de Guardiola.

El Barça de Setién se emborracha de balón para controlar al rival y desgastarlo según su propio entrenador, pero no pierde la pelota donde desea, no controla su propia posición y cuando el contrario recupera el esférico, siempre pilla a contrapié a un equipo que funciona a volantazos.

Así mismo, si bien el equipo de Guardiola también acumulaba pases para protegerse del contrario, la gran diferencia radica en que ese conjunto tenía una presión post-pérdida demoledora y ahogaba al rival bien arriba con mucha efectividad, por lo que recuperaba el balón en segundos.

Sin embargo, a los de Setién les faltan diferentes alturas de pase cuando poseen el cuero y no muestran la misma precisión a la hora de robar el balón tras errar un pase.

En este sentido, si bien Arthur Melo y Frenkie de Jong representan el futuro del Barça para edificar un proyecto en torno a su juego, aún no han acabado de entender la importancia de esperar y no ir a buscar el balón en un estilo de juego como el juego de posición, donde hay que aguardar el pase de compañero mientras se ocupa una determinada zona en lugar de saltarse el plan y generar un desorden posicional.

Debido a ello, una de las grandes asignaturas de Quique Setién para los próximos meses será la de generar una estructura lo suficientemente equilibrada para soportar la anarquía de Leo Messi, Frenkie de Jong y Arthur Melo y con ello, no perder la esencia de estos jugadores.

Algo que, por cierto, Ernesto Valverde tampoco fue capaz de conseguir. Así, si bien hasta el momento hemos visto destellos de dos centrocampistas que deben alterar el futuro del Camp Nou, también es cierto que no hemos podido observar una continuidad en su rendimiento.

Sin embargo, culpar totalmente a un entrenador recién llegado hace menos de 3 semanas de la situación actual no tendría ningún tipo de sentido. Por ello, es necesario centrar el foco y criticar a una dirección deportiva azulgrana encargada de diseñar un conjunto con unas graves carencias estructurales en cuanto al desborde, la velocidad al espacio y el regate se refiere.

De hecho, al analizar a la actual plantilla culé, es imposible encontrar a futbolistas capaces de explotar la espalda de las defensas rivales como Pedro o David Villa en los tiempos de Guardiola, algo que afecta gravemente al funcionamiento colectivo y al techo competitivo azulgrana.

Finalmente hay que recordar algo tan vital como difícil de aceptar por una gran parte de la afición azulgrana: el Barça de Pep Guardiola es irrepetible. Por futbolistas, técnico, condiciones, dimensión y proyecto. Tristemente, será muy difícil observar a un equipo azulgrana volver a rozar a ese nivel de brillantez y compenetración, pero eso no significa que la fórmula haya quedado anquilosada e inoperante, solo significa que hay que insistir más en ella con sus matices y con otro tipo de futbolistas.

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