Por qué Arizona se está convirtiendo en un rudo epicentro del covid-19 en EEUU

Estados Unidos enfrenta actualmente una severa aceleración de la pandemia de covid-19, con decenas de miles de nuevos casos registrados al día, tasas de positivos muy elevadas en las pruebas de diagnóstico en varios estados y severas insuficiencias y carencias en la capacidad hospitalaria en zonas donde se han dado brotes mayúsculos, como es por ejemplo actualmente la situación en Arizona, Florida o Texas.

Una familia detiene la marcha de su vehículo en un centro de pruebas gratuitas de COVID-19 desde el auto en el vecindario de Maryvale, en el oeste de Phoenix, Arizona, el sábado 27 de junio de 2020. (AP Foto/Matt York)
Una familia detiene la marcha de su vehículo en un centro de pruebas gratuitas de COVID-19 desde el auto en el vecindario de Maryvale, en el oeste de Phoenix, Arizona, el sábado 27 de junio de 2020. (AP Foto/Matt York)

Arizona está, de acuerdo a los datos disponibles, entre los estados con la explosión más grave de coronavirus actualmente, y en algunas categorías es el más afectado. Por ejemplo, de acuerdo a datos de la Universidad Johns Hopkins, Arizona tiene un índice de resultados positivos en pruebas de diagnóstico, con un promedio de 27% en los últimos 7 días. En comparación, el promedio nacional es de 8.4% y el de otros estados con severos brotes son, 19.6% en Florida o 16.1% en Texas. Nueva York, que hace unos meses fue el epicentro de la pandemia tiene actualmente una tasa de 1.1%.

Una alta tasa de positividad implica que la difusión de la enfermedad en ese lugar es amplia, y que al mismo tiempo no se han realizado allí la suficiente cantidad de pruebas de diagnóstico para identificar todas las infecciones. De acuerdo a datos recopilados por The Washington Post, Arizona registró en los últimos 7 días un índice de 300 nuevos casos por cada 100,000 habitantes, solo superado en EEUU en ese periodo por Florida, que tuvo 318 nuevos casos por cada 100,000 habitantes en ese periodo.

Y aunque en el total de casos Arizona no fue el que más añadió en los últimos 7 días, con 25,034 casos en ese periodo, si se pondera en relación a su población la proporción de nuevas infecciones es allí más elevada que en Florida, Texas y California.

La tasa de hospitalizaciones en Arizona es otro indicador de la gravedad de la situación: de acuerdo a datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, en Arizona están ya ocupadas el 79.1% de las camas hospitalarias, la segunda peor tasa del país. Y en la proporción de camas ocupadas por pacientes de covid-19, Arizona tiene la peor tasa de Estados Unidos: 28.4%.

Por añadidura, cerca del 90% de las camas de cuidado intensivo, indispensables para atender los casos más graves de covid-19, están ya ocupadas en Arizona.

Y, como se comenta en Vox, Arizona ha sido la primera entidad en Estados Unidos en establecer criterios para los que médicos y enfermeras determinen a qué tipo de pacientes darle prioridad en la atención, un ominoso síntoma de que la cantidad de enfermos de covid-19 está comenzando a agotar la capacidad médica de Arizona.

El número de muertes está también al alza en ese estado desde junio pasado. Y se teme que ello se incremente aún más en la medida de que más casos.

Un paciente es trasladado a la sala de emergencia de un hospital en Tuba, City, Arizona. (Getty Images)
Un paciente es trasladado a la sala de emergencia de un hospital en Tuba, City, Arizona. (Getty Images)

¿Por qué Arizona y otros estados se han colocado ahora en la calidad de nuevos epicentros de la pandemia, con casos, hospitalizaciones y muertes al alza?

Eso se debería, de acuerdo a expertos citados por Vox, a una combinación de factores: primero, en el inicio de la pandemia en Estados Unidos, Arizona fue lenta en declarar órdenes de quedarse en casa y cerrar actividades, y luego estableció medidas de reapertura mucho más pronto que otros.

Ello, junto a conductas como no usar mascarillas, no practicar distanciamiento social y participar en concentraciones de personas, habría agravado la situación. Minimizaciones de la gravedad del problema de parte de autoridades estatales, el gobernador incluido, incidieron también en ello.

El afán por reabrir rápidamente la economía estatal y una displicencia ante los riesgos y las medidas para frenarla expansión del coronavirus se conjugaron, y el resultado es la actual explosión en la epidemia y una marcha atrás parcial en las medidas de reapertura.

Y no puede descartarse que, en el indeseable caso de que la pandemia llegase a niveles aún más graves, pueda ordenarse de nuevo un confinamiento y cierre de actividades a mayor escala. La historia de Arizona, con sus diferencias, tiene ecos también en otros estados: Florida, Texas o California, entre otros, sufren graves escaladas del covid-19 y, en varias ciudades la cantidad de enfermos y hospitalizaciones está consumiendo los recursos médicos disponibles.

Personal médico y expertos han alzado la voz para señalar esa emergencia.

La perspectiva de tener múltiples epicentros en el país, con una emergencia similar a la que sufrió Nueva York meses atrás, es real y desoladora. El tiempo se acaba antes de que en varias partes del país se alcances niveles críticos.

Por ello, se ha señalado que en los estados y localidades que experimentan alzas del covid-19 es necesario y urgente que la sociedad actúe con responsabilidad y rigor para cumplir las medidas de mitigación de los contagios y que las autoridades reaccionen con base en criterios médico-científicos y de protección de la salud pública y no, como se ha dado, por consideraciones político-ideológica o meramente económicas.

Ello porque aunque en el corto plazo puede parecerles que tienen margen de maniobra para no afrontar la realidad, si se persiste en las actitudes y omisiones que han acelerado allí la pandemia, el covid-19 forzará nuevos colapsos sanitarios y económicos y se cobrará más vidas. Una catástrofe que nadie desea y que ha de ser evitada.