Por qué muchos mexicanos del escándalo Panamá Papers no pisarían la cárcel

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El mundo empezó el mes de abril con el escándalo en los medios de comunicación que vieron en la filtración de más de once millones de documentos, sustraídos a la empresa Mossack Fonseca de Panamá, dedicada a la creación de empresas offshore en paraísos fiscales, la noticia que podría nutrir por algunos días sus espacios, así como las consecuencias de los hechos ahí contenidos. La mayor filtración periodística, superior incluso a los expedientes de inteligencia diplomática de Wikileaks, de Edward Snowden.

Están documentados, como posibles evasores fiscales, personajes radicados en países de los cinco continentes. En la información divulgada se involucra, entre otros, a 12 jefes de Estado, 128 políticos de diferentes países, 61 familiares o socios cercanos a políticos, empresarios, artistas y deportistas.

A ellos los une la más rancia característica del hombre moderno, acumular y no compartir y si es con el Estado, menos. Así que quienes poseen riqueza salen a otros países en busca de oportunidades para ocultar sus fortunas, sean de procedencia lícita o no, lo importante es no pagar impuestos.

Una noticia de este tamaño se regionaliza y por lo que corresponde a México algunos personajes mencionados son Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, los empresarios Juan Armando Hinojosa, dueño del Grupo Higa, que vendió la “Casa Blanca”. Aparecen en la lista Alfonso de Angoitia, vicepresidente ejecutivo de Televisa, y Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas, y de TV Azteca. También la actriz Edith González y los empresarios Ramiro García Cantú, y Guillermo Cañedo White, vicepresidente de la Concacaf así como el hijo de Miguel Ángel Yunes Linares, candidato a la gubernatura de Veracruz, entre otros, que crearon o usaron empresas offshore para realizar transacciones.

En cuanto se dio a conocer la noticia en México y se supo de la participación de estos personajes, fueron condenados por legisladores, partidos y dirigentes empresariales que exigieron a las autoridades investigar a los presuntos evasores.

La respuesta de las autoridades fue rápida, Aristóteles Núñez Sánchez, Administrador General del SAT, explicó a los medios que, desde el punto de vista fiscal, para México “no es ilegal tener recursos en el extranjero o en paraísos fiscales, lo ilegal, dijo, es que si esos recursos generaron dividendos no se paguen los impuestos correspondientes.”

Además comentó a los medios que el SAT ofrece incentivos para regularizar el pago de impuestos de capitales depositados en el exterior el cual termina en junio próximo.

Según estimaciones recientes del Banco de México, a diciembre de 2015 había en el extranjero más de 55 mil millones de dólares de mexicanos, depositados o invertidos en diversos instrumentos financieros.

Los documentos filtrados por el diario alemán Suddeutsche Zeitung dejaron al descubierto una red de corrupción global que simulaba la apertura de empresas en diversas partes del mundo para ocultar fortunas y que en diversos países despertaron la indignación de los ciudadanos, lo que obliga a los gobiernos a emprender investigaciones sobre los evasores de cada país. Por lo pronto el primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, renunció al cargo, por efecto de la filtración de los “Papeles de Panamá”, que lo vinculaban a una empresa en un paraíso fiscal.

Esa renuncia difícilmente va a instrumentar algún “efecto dómino” en otras partes del mundo y mucho menos en México porque la información filtrada no está acompañada de los datos relacionados con el origen de las fortunas que políticos y empresarios desean ocultar para no pagar impuestos.

Muchos mexicanos recuerdan todavía y otros tantos no conocen, una de las expresiones de José López Portillo en su sexto informe de gobierno en 1982, cuando expropió la banca después de una fuga de capitales, con rabia y lágrimas en los ojos gritó al Congreso de la Unión, ¡Ya nos saquearon, No nos volverán a Saquear!

Después se comprometió a divulgar las listas de los banqueros y empresarios que habían sacado su dinero del país y aseguró que tendrían un castigo severo, intención que “heredó” el siguiente presidente, Miguel de la Madrid, y el resultado fue que ninguno de los dos divulgó la lista de “saca dólares” y desde luego que nadie fue castigado.

En el escenario actual difícilmente va a ser reprendido algún empresario, político, artista o deportista mexicano que aparezca en la lista de los “Papeles de Panamá”. Por el contrario, si lejanamente alguno tuviera la sospecha de que el fisco lo busca, se puede acoger a la estrategia del SAT para que regularicen el pago de los impuestos de sus capitales que “duermen” en el extranjero y por eso se les había “olvidado” cumplirle a “Lolita”. Aquí no pasa nada.

Parte del atractivo mexicano es importar capitales sin preguntar su origen. Ahora se puede hacer el trámite de registro de empresas por Internet para operar en menos de 24 horas.

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