Por qué la insulina es cada vez más costosa en EEUU

Para millones de personas que padecen diabetes, la dosis cotidiana de insulina es asunto de vida o muerte. Pero para quienes sufren de ese mal, el costo de ese crucial medicamento se ha ido a las nubes en años recientes.

Según una investigación en la que participó la Universidad de Michigan, entre 2002 y 2013 el costo de los medicamentos para controlar los niveles de azúcar se ha más que triplicado: un mililitro de insulina que costaba 4 dólares y 34 centavos se paga ahora a 12 dólares y 92 centavos, y al mismo tiempo el uso promedio de ese medicamento en el país pasó de 171 mililitros a 206 mililitros.

Así, más insulina se consume hoy a mayores precios, lo que para muchos pacientes, y en general para el sistema de seguros de salud, impone cargas económicas severas. Y eso estaría sucediendo con muchos otros fármacos necesarios para diversos tratamientos.

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Una dosis de insulina, vital para millones de diabéticos. (Health)

Aproximadamente seis millones de personas en EEUU recurren a insulina para atender su diabetes.

Entre las razones para esa alza está el creciente uso de un nuevo tipo de insulina, que es más caro, llamado insulina análoga, el cual aunque puede ser más efectivo para algunos pacientes resulta más oneroso. Y el encarecimiento de estos medicamentos no sería solo en el caso de las insulinas inyectables: fármacos para controlar el azúcar que se toman vía oral también son más caros, y han registrado alzas que van del 34% al 93% entre 2002 y 2013.

Mientras más caro le resulta a una persona (y a su seguro médico) la atención de su padecimiento, más difícil resultará que logre mantenerlo de modo apropiado, y por ello el alto costo de la insulina tiene fuertes repercusiones humanas y sociales, además de las meramente económicas.

Una solución sería, como sucede con otros fármacos, que se ofrezca a los pacientes insulina genérica (es decir, sin la marca del laboratorio farmacéutico y los costos implícitos), de modo que un medicamento de cualidades idénticas a los de marca pueda comprarse por una fracción del precio.

Pero como señala el portal Vocativ, no existe una insulina genérica disponible en el mercado estadounidense, pues las farmacéuticas se las han ingeniado para ampliar la vigencia de sus patentes por casi un siglo. Lo han logrado introduciendo ligeras modificaciones a sus insulinas para hacerlas mejores (lo que debe reconocerse) y evitar que sus patentes expiren. Eso les permite retener el mercado, y sus ingresos, y evita que surjan alternativas genéricas más baratas.

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Un paciente recibe una dosis de insulina. El fármaco ha triplicado su precio en una década en Estados Unidos. (AP)

Y como relató la radio pública NPR, muchas de las insulinas anteriores, que no son las más avanzadas pero eran funcionales, en vez de permanecer disponibles como genéricas han desaparecido del mercado estadounidense, dejando solo como opción sus variantes más modernas.

Y en algunos casos, afirman expertos entrevistados por NPR, algunas de las versiones de insulina anteriores funcionaban mejor que las nuevas para ciertos pacientes. En Canadá, a diferencia de lo que pasa en EEUU, aún se ofrecen esas antiguas insulinas, derivadas de animales, luego de presión de los consumidores.

¿Qué puede entonces hacerse para reducir la presión económica que pesa sobre miles y miles de pacientes de una enfermedad, la diabetes, que afectará a cada vez más personas? Una solución es, justamente, la creación de insulinas genéricas más baratas que se vendan en paralelo a las variantes nuevas, un proceso que ya estaría comenzando.

Por ejemplo, la farmacéutica india Biocon anunció que desarrollará y comercializará en acuerdo con el laboratorio mexicano PiSA una forma de insulina genérica para el mercado estadounidense. Según un comunicado de Biocon, la intención de su alianza con PiSA al desarrollar esa insulina es participar de una oportunidad de 2,000 millones de dólares.

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