Los populistas europeos que apoyaban a Trump ahora rehúyen la mirada

El presidente Donald Trump y el presidente polaco Andrzej Duda durante una reunión bilateral en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington, el 24 de junio de 2020. (Erin Schaff/The New York Times)
El presidente Donald Trump y el presidente polaco Andrzej Duda durante una reunión bilateral en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington, el 24 de junio de 2020. (Erin Schaff/The New York Times)
Una turba pro-Trump escala el edificio del Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021. (Jason Andrew/The New York Times)
Una turba pro-Trump escala el edificio del Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021. (Jason Andrew/The New York Times)

BRUSELAS — Para los populistas de Europa, la derrota electoral del presidente Donald Trump, quien ha sido un símbolo de éxito y un sólido respaldo, de por sí fue bastante mala. Sin embargo, pareciera que tras su negación a aceptar la derrota y la violencia que se produjo después perjudicaron el futuro de líderes con ideas similares en todo el continente.

“Lo ocurrido en el Capitolio después de la derrota de Donald Trump es un mal presagio para los populistas”, opinó Dominique Moïsi , analista sénior en el Instituto Montaigne con sede en París. “Dice dos cosas: si los eliges, no dejan el poder con facilidad y, si los eliges, fíjate qué pueden hacer al convocar el enojo popular”.

El largo día de disturbios, violencia y muerte que se dio mientras los simpatizantes de Trump irrumpían en el Capitolio la semana pasada ha presentado una advertencia clara para países como Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos y Polonia sobre la subestimación de la fuerza del enojo populista y la prevalencia de las teorías conspirativas que tienen como blanco a los gobiernos democráticos.

Heather Grabbe , directora de Open Society European Policy Institute en Bruselas, mencionó que los disturbios demostraban cómo el manual de los populistas fue fundado en un esquema de “nosotros contra ellos y lleva a la violencia”.

“Pero es muy importante mostrar hacia dónde lleva el populismo y cómo juega con fuego”, agregó. “Cuando has azuzado a tus simpatizantes con argumentos políticos de nosotros contra ellos, no son opositores, sino enemigos que deben pelear usando todos los medios; esto produce violencia y se vuelve imposible ceder el poder”.

En las reacciones de los populistas de Europa se puede ver cuán amenazantes les parecieron los sucesos en Estados Unidos: uno por uno se fueron distanciando de los disturbios o guardaron silencio.

En Francia, se espera que Marine Le Pen, jefa del Frente Nacional , una organización política de extrema derecha, represente otro desafío significativo para el presidente Emmanuel Macron en las elecciones de 2022. Su apoyo a Trump fue firme, elogió su elección y el brexit al considerarlos precursores del éxito populista en Francia e insistió en que las elecciones de Estados Unidos estuvieron amañadas y fueron fraudulentas. Sin embargo, después de la violencia, la cual la dejó “muy impactada”, Le Pen reculó, y condenó “cualquier acto violento que busque alterar el proceso democrático”.

Al igual que Le Pen, Matteo Salvini, el líder populista de Liga, un partido italiano antiinmigrantes, comentó: “La violencia nunca es la solución”. En los Países Bajos, Geert Wilders , prominente líder de un partido de derecha, criticó el ataque a la legislatura estadounidense. Con las elecciones en su país a celebrarse en marzo, Wilders escribió en Twitter: “El resultado de las elecciones democráticas siempre debe ser respetado, se gane o se pierda”.

Thierry Baudet, otro populista neerlandés de alto perfil, se ha alineado con Trump y el movimiento antivacunas, y en el pasado ha cuestionado la independencia del poder judicial y un “parlamento farsante”.

Sin embargo, Baudet, quien de por sí está en dificultades por supuestos comentarios antisemitas y rupturas en su partido, Foro para la Democracia , también ha tenido poco que decir hasta ahora.

No obstante, es probable que Foro para la Democracia y el Partido por la Libertad obtengan juntos el 20 por ciento de los votos en las elecciones neerlandesas, comentó Rem Korteweg , analista en el Instituto Clingendael en los Países Bajos.

Aunque parezca que los sucesos en Washington sobresaltaron a los líderes populistas y estén nerviosos porque haya más violencia en la envestidura presidencial del 20 de enero, los políticos convencionales siguen estando ansiosos por los movimientos políticos en contra del elitismo y el gobierno en Europa, en especial en medio de la confusión y la ansiedad que ha producido la pandemia del coronavirus.

Janis A. Emmanouilidis , director de estudios en Centro de Política Europea en Bruselas, mencionó que no había un populismo europeo uniforme. Los diferentes movimientos tienen diferentes características en distintos países, y los sucesos en el extranjero tan solo son un factor en su diversa popularidad, hizo notar Emmanouilidis.

“Ahora el asunto más urgente es la COVID-19, pero no está del todo claro cómo se desarrollará la política postpandémica”, opinó Emmanouilidis. “Pero el temor por lo peor ayuda a evitar lo peor”, agregó.

La “asombrosa polarización de la sociedad” y la violencia en Washington “crean mucha disuasión en otras sociedades”, señaló Emmanouilidis. “Vemos hacia dónde llevan, queremos evitar esa situación, pero estamos conscientes de que también podríamos alcanzar ese punto, que las cosas podrían escalar”.

Enrico Letta, un ex primer ministro de Italia que en la actualidad es decano de la Escuela de Relaciones Internacionales en el Instituto de Estudios Políticos de París, comentó que Trump “les daba credibilidad a las actitudes y estrategias disruptivas de los líderes populistas de Europa, por lo tanto su salida es un gran problema para ellos”. Luego vinieron los disturbios “que yo creo que cambiaron completamente el mapa”, señaló Letta.

Ahora, como Le Pen, los líderes populistas de Italia se han sentido “obligados a cortar lazos con algunos tipos de extremismo”, mencionó Letta. “Han perdido su capacidad de conservar esta ambigüedad sobre sus lazos con extremistas radicales”, agregó.

Letta comentó que la derrota de Trump y las respuestas violentas que provocó fueron golpes considerables para el populismo europeo. Para Letta, tan solo el desastre que ha dejado el coronavirus representa “la venganza de la competencia y el método científico” en contra del oscurantismo y el populismo antielitista, y destacó que los problemas en torno al brexit también han tenido un impacto.

“Incluso empezamos a pensar que el brexit ha sido un suceso positivo para el resto de Europa, pues ha permitido una refundación”, opinó Letta. “Nadie siguió al Reino Unido en su salida del bloque, y ahora tenemos el colapso de Trump”.

Sin embargo, Moïsi, el analista del Instituto Montaigne, resaltó un aspecto más oscuro. Moïsi, quien ha escrito sobre las emociones de la geopolítica, percibe una peligrosa analogía en lo ocurrido en el Capitolio, pues consideró que podría ser recordado como un suceso histórico entre muchos de los simpatizantes de Trump.

A Moïsi, los disturbios le recordaron el putsch de la cervecería que llevaron a cabo en Múnich Adolf Hitler y el incipiente Partido Nazi en 1923.

Ese intento por derrocar al gobierno bávaro también tuvo elementos de farsa y fue muy ridiculizado, pero se convirtió en “el mito fundacional del régimen nacista”, señaló Moïsi. Durante el tiempo que pasó encarcelado después de la violencia, Hitler escribió “Mein Kampf.”

This article originally appeared in The New York Times.

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