La popularidad de los pepinos en TikTok tiene a Islandia en aprietos

Pepinos en una ensalada. Islandia, país aislado geográficamente y de gran actividad en línea, está agobiado por la popularidad de los pepinos en las redes sociales. (Christopher Testani/The New York Times)
Pepinos en una ensalada. Islandia, país aislado geográficamente y de gran actividad en línea, está agobiado por la popularidad de los pepinos en las redes sociales. (Christopher Testani/The New York Times)

LONDRES — “Algunas veces”, recita la estrella de TikTok conocida como “Cucumber Guy” al inicio de sus videos, “necesitas comerte un pepino completo”.

Luego, empieza a rebanar.

El influente Logan Moffitt ha desatado una oleada mundial de interés en picar, encurtir y masticar gracias a las recetas de ensaladas de pepino preparadas en un envase de plástico que ha compartido y se han vuelto virales.

En Islandia, esta moda virtual ha creado un problema en el mundo real: una escasez de pepino en todo el país.

Daniel Sigthorsson, de 30 años, residente de Reikiavik, la capital, quería probar una ensalada de su propia creación. Pero, según relató, no había pepinos en su tienda de abarrotes local. Comentó que tampoco había en la segunda tienda a la que fue, ni en la tercera.

“Pensé: ‘Qué raro’”, dijo, riendo. “Es uno de los productos que nunca se agotan en Islandia. Entonces vi las noticias”.

Los noticieros de Islandia responsabilizaban de las dificultades que han tenido cocineros caseros como Sigthorsson para conseguir pepino a su popularidad en la red social. No es posible conseguir ese ingrediente en ninguna tienda del país nórdico, según entrevistas con consumidores y guías de turistas, así como datos compartidos por Kronan, una de las mayores cadenas de tiendas de abarrotes de Islandia.

Kronan informó que los pepinos se han agotado en todas sus tiendas de Islandia. Las ventas aumentaron con tal rapidez que la cadena no tuvo nada de tiempo para prepararse, explicó Gudrun Adalsteinsdottir, directora ejecutiva de la empresa.

“Literalmente, lo estamos devorando”, bromeó Gudny Ljosba Hreinsdottir, de 29 años, quien opera la empresa de turismo Wake Up Reykjavik, que ofrece una caminata turística por lugares relacionados con la comida en Islandia.

Islandia está especialmente expuesta al riesgo de interrupciones en su abasto de alimentos.

Esa nación se enorgullece de su agricultura autosostenible: gran parte de sus productos agrícolas esenciales se cultivan en invernaderos operados con energía geotérmica. Pero es una isla que se encuentra aislada en el extremo del hemisferio norte. Si algo escasea, importarlo para cubrir el faltante puede ser mucho más caro que en otras partes de Europa.

Un ejemplo es Kronan. Por lo regular, alrededor del 99 por ciento de sus pepinos se cultivan en invernaderos, señaló Adalsteinsdottir en un correo electrónico. Pero esta semana, la empresa se vio obligada a ordenar un embarque de emergencia de los Países Bajos.

La locura por los pepinos se presentó en un momento especialmente malo, explicó Kristin Linda Sveinsdottir, directora de comercialización de SFG, organización que representa a los agricultores de vegetales en Islandia.

Los agricultores siembran pepinos en ciclos, y esta moda coincidió con un periodo breve de producción baja del cultivo. Explicó que también hay una ligera escasez de dióxido de carbono, un elemento clave para la producción en invernaderos. Además, añadió que la moda de los pepinos coincidió con el regreso a clases, por lo que las cocinas de las escuelas han hecho pedidos a granel.

Como prueba de que el frenesí en línea es responsable de la escasez, los islandeses citan incrementos en las ventas de otros ingredientes de las recetas de ensaladas: en Kronan, las ventas de varios ingredientes necesarios para una de las recetas de ensalada más populares de Moffit, aceite de ajonjolí, vinagre de arroz y salsa de pescado, se han elevado un 200 por ciento desde el 5 de agosto. En Hagkaup, otra cadena de supermercados, las ventas de aceite de ajonjolí se duplicaron, según indicó el director ejecutivo, Sigurdur Reynaldsson, en un correo electrónico.

Islandia es un país con un interés particular en el clima cuyos consumidores por lo regular intentan comprar alimentos de producción local en vez de importados, a fin de reducir su huella de carbono, señaló Sveinsdottir. Si se consideran esta mentalidad y la población reducida de Islandia de poco más de 380.000 residentes, hay muy poco espacio de maniobra para gestionar alzas repentinas en la demanda.

“Unas cuantas personas pueden tener muchísima influencia”, subrayó Haflidi Halldorsson, quien trabaja en el área de comercialización para las haciendas ovinas del país.

A Hreinsdottir, de 29 años, le parece muy divertido un juego de palabras nada intencional: en Islandia, al verano algunas veces le dicen “gurkutid”, que podría traducirse como “la temporada del pepino”.

Por lo regular, ese apelativo hace alusión a que es un periodo en el que no hay muchas noticias. Pero este año, los pepinos son la noticia.

“Probablemente pronto habrá un mercado negro de pepinos en esta región”, bromeó. “Bueno, quién sabe qué pase”.

c.2024 The New York Times Company