Polonia toma el relevo en la presidencia del Consejo de la UE con la vista puesta en la seguridad
Bajo el lema '¡Seguridad, Europa!', Polonia asume la presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE), iniciando así por segunda vez en su historia su mandato de seis meses. El país que ejerce la presidencia tiene la misión de dirigir los trabajos del Consejo y representar a todos los Estados miembros en las negociaciones con otras instituciones de la UE. El cargo rota cada seis meses entre los 27 Estados miembros de la UE, y Hungría concluyó su controvertido mandato en diciembre.
Marcada por la guerra en la vecina Ucrania y la escalada de tensiones en la frontera polaco-bielorrusa (que el primer ministro Donald Tusk ha calificado de ejemplo de "guerra híbrida"), la presidencia polaca adoptará una visión amplia del refuerzo de la seguridad y la defensa europeas.
Esto significa que Polonia "apoyará las actividades que refuercen la seguridad europea en todas sus dimensiones: exterior, interior, informativa, económica, energética, alimentaria y sanitaria", según el programa oficial de la presidencia polaca. Durante la presidencia de la UE, Polonia también tiene previsto acoger más de 300 reuniones oficiales, 22 consejos informales de ministros de la UE y unos 200 actos culturales.
La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, ha dado la bienvenida a Polonia a la presidencia rotatoria.
Formado por todos los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de la UE, el Consejo Europeo fija la agenda y las prioridades de la UE y debate la legislación propuesta por la Comisión Europea. "Estamos preparados para asumir la presidencia", dijo Adam Szłapka, ministro de Asuntos de la Unión Europea, en una rueda de prensa en diciembre, "pero para nosotros también es importante que Europa hable nuestro idioma y se dé cuenta de lo que es más importante". En ese sentido, Szłapka añadió que "nada es más importante hoy que asumir la responsabilidad de nuestra seguridad conjunta", añadió.
La presidencia polaca sucede al controvertido mandato húngaro, en el que el primer ministro Viktor Orbán aprovechó para bloquear repetidamente las sanciones de la UE contra Rusia en medio de la guerra de Ucrania, y pregonar su polémica "misión de paz" para poner fin a la guerra. La rotación se produce poco más de un año después de la destitución del Gobierno nacional-conservador de Ley y Justicia, y solo unos meses antes de las elecciones presidenciales, que muchos ven como una prueba para el partido Coalición Cívica de Tusk.
Polonia, bajo el Gobierno de Ley y Justicia, fue en su día una excepción a lo que se consideraban valores europeos compartidos e intereses comunes. El país se enfrentó a multas y a la retención de fondos por discrepar con los líderes de la UE en cuestiones como los derechos de los homosexuales, bisexuales y transexuales y la inmigración, y por unas controvertidas reformas judiciales que la UE consideró un retroceso democrático.
"Hemos asumido toda la responsabilidad de lo que está ocurriendo y ocurrirá en Polonia en los próximos años", dijo Tusk, que es decididamente más europeísta que su predecesor, en una declaración al tomar ahora el relevo en la presidencia de la UE. "Lo que hemos heredado nos obliga a tomar decisiones difíciles".