El Poitou francés: el románico en Saint-Savin y Villesalem

El Poitou, región francesa al sur del Loira y no lejos de la costa atlántica posee grandes y casi desconocidos tesoros arquitectónicos que muchos dejan a un lado por visitar los castillos del valle del Loira. No lejos de Poitiers, Etienne Marcel puso fin al ganar una batalla a las incursiones de los árabes en el año 732. Durante la ocupación nazi, la línea de demarcación que cortaba a la región en dos, dejaba la parte Este en la “Zona libre”, es decir bajo la administración del gobierno de Vichy. Es en esta parte del departamento de la Viena (Vienne, en francés) hacia donde me encaminé para descubrir una Francia auténtica, alejada de los circuitos turísticos.

La región posee innumerables monumentos románicos. Destacaré solo dos entre los visitados. Mi primera etapa fue la abadía de San Savin, a orillas del río Gartempe, incluida en 1983 por la UNESCO en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad. La vista del conjunto monumental desde la orilla opuesta del río es espectacular, cuanto más que un puente romano le sirve de telón de fondo a otro, más moderno, por donde pasan los vehículos.

Como muchos de los edificios religiosos medievales, la abadía sufrió las pérdidas provocadas por las guerras de religión entre católicos y protestantes, así como por la Revolución francesa, pero su iglesia y los fabulosos frescos que atesora se libraron milagrosamente de los pillajes e incendios, de las destrucciones y otros desastres, sin perder a lo largo de los siglos su homogeneidad. Un sitio monástico existía ya aquí en épocas carolingias, aunque no fue hasta el siglo XI, bajo la égida de los condes del Poitou, que la condesa Aumode donó suficiente dinero para su ampliación.

La nave principal y sus frescos en la iglesia de Saint-Savin. Fotos cortesía/William Navarrete
La nave principal y sus frescos en la iglesia de Saint-Savin. Fotos cortesía/William Navarrete

Los célebres frescos con los que se decoró la bóveda de la nave central y los paneles del nártex y otras partes son hoy motivo de admiración. Ya en el siglo XIX, el escritor francés Prosper Mérimée, lanzó una señal de alarma insistiendo en la necesidad de restaurarlos eliminando todos los elementos añadidos y, sobre todo, de conservarlos. En total, unos 460 m2 de pinturas murales a más de 17 metros de altura, cubren dicha bóveda, en su mayoría realizadas de 1040 a 1090 dC. Entre los temas abordados figuran los del Viejo Testamento inspirados de los libros del Génesis y el Éxodo: el Arca de Noé, el sacrificio de Noé, la construcción de la Torre de Babel, el cuervo y el zorro, José interpretando el sueño del faraón, Dios dictando sus leyes a Abraham, la separación de Abraham y Lot, las ofrendas de Abel y Caín, la creación de la mujer, entre muchos más relativos a la vida de José, Moisés, Abraham, Jacob y Noé.

Otra característica visible desde que penetramos en el edificio es que el coro se encuentra ligeramente más alto que el resto, y su deambulatorio aparece ritmado por diez columnas cuyos capiteles románicos exhiben motivos vegetales y combates de leones. También posee una cripta visible a través de una reja.

Completa el complejo monástico un edificio conventual construido en 1682 con refectorio, sala capitular, celdas de monjes, cocina y una hermosa escalera monumental de piedra. En las antiguas celdas de los monjes la muestra propone un recorrido didáctico muy completo. Y en la sala capitular suelen llevarse a cabo exposiciones temporales (como la actual sobre las exposiciones universales de París). También es posible recorrer los jardines posteriores que colindan con las márgenes del río para contemplar la magnificencia del conjunto.

Restaurante L’Ascenseur, casa natal de Leon Edoux. Fotos cortesía/William Navarrete
Restaurante L’Ascenseur, casa natal de Leon Edoux. Fotos cortesía/William Navarrete

Desde el punto de vista de la gastronomía Saint-Savin propone varios restaurantes con terrazas que dan hacia el gran parque frente a la abadía. Opté por uno llamado L’Ascenseur, instalado en la casa en donde nació en 1827 Léon Edoux, el inventor del ascensor hidráulico. Lo dirigen Andy y Harriet una pareja de ingleses originarios de Stratford-upon-Avon, la ciudad natal de Shakespeare, quienes hace apenas tres meses se instalaron en el pueblo para deleitar a los comensales con platos exquisitos y muy originales.

El risotto de remolacha y feta del restaurante L’Ascenseur. Fotos cortesía/William Navarrete
El risotto de remolacha y feta del restaurante L’Ascenseur. Fotos cortesía/William Navarrete

La crema de brócoli con queso azul, los calamares fritos con salsa de mariscos, el risotto de remolacha, queso feta y aceite de trufa y la tartaleta de arroz con leche y ruibarbo son exquisitos, sin olvidar un postre a base del célebre macaron de Montmorillon, una de las especialidades culinarias de esta región, con fresas y chantilly.

El priorato de Villesalem. Fotos cortesía/William Navarrete
El priorato de Villesalem. Fotos cortesía/William Navarrete

De Saint-Savin me dirigí a Villesalem, en donde me esperaba Véronique Bertrand, una de las personas a cargo del servicio de Patrimonio y Cultura de la Vienne y la Gartempe para conducirme al célebre priorato románico de ese nombre, fundado en siglo XII durante el auge del románico. El conjunto sufrió daños y transformaciones tras las guerras de religión y la Revolución francesa, pero su iglesia en forma de cruz latina y tres naves se conservaron en buen estado. El coro ocupa el ábside central, y como sucede a menudo en la región, se encuentra elevado con respecto a las naves. Dos capillas absidioles emergen de los travesaños norte y sur a ambos lados del crucero del transepto.

Detalle de los capiteles de Villesalem. Fotos cortesía/William Navarrete
Detalle de los capiteles de Villesalem. Fotos cortesía/William Navarrete

Sobresale la calidad de las esculturas visibles en los capitales, los arcos, los dinteles y las arquivoltas. Las representaciones humanas y los motivos vegetales entrelazados, botones de flores y animales fantásticos se entremezclan. La cuarta parte de la fachada tripartita ha quedado tapada por un edificio conventual añadido en el siglo XVII. Como éste no puede visitarte no podemos verla por el momento.

Véronique Bertrand nos explica que algunos de los edificios alrededor de Villesalem son privados, aunque formaban parte del antiguo complejo monástico. El sitio es encantador y como abundan los humedales ha sido necesario intervenir varias veces para solucionar los problemas relacionados con las inundaciones.

Valdrá la pena acercarse a otros burgos cercanos como Jouhet, Antigny, Thollet o La Trimouille para admirar en sus iglesias las pinturas murales medievales propias del estilo local. Alquilar un auto es necesario si se desea recorrer libremente la región. Así podemos visitar otros puentes romanos, castillos y curiosos edificios como el Octágono de Montmorillon, del siglo XII, y destinado a capilla funeraria en el espacio del antiguo cementerio. Una dulce inspirado en su forma octogonal, junto a los célebres macarones de almendra, forma parte de las recetas exquisitas y auténticas de la antigua pastelería Rannou-Métivier, fundada en 1920 y que conservan cinco generaciones de pasteleros.

William Navarrete, escritor establecido en París.