En plenas fiestas, Perú enfrenta autogoles y trata de adaptarse a la era postGareca

El Perú celebra el 28 de julio 201 años de independencia en medio de una profunda crisis política y con su principal deporte, el fútbol, en un momento en que trata de adaptarse a la era postGareca.

Un par de semanas atrás la Federación Peruana de Fútbol informó que no se había alcanzado un acuerdo con el estratega argentino que llevó a la selección blanquirroja al Mundial después de 36 años de ausencia, a una final y tres semifinales de la Copa América en sus siete años de labor.

La afición y gran parte de la crítica especializada pusieron el grito en el cielo por no haber extendido el contrato al exitoso Ricardo Gareca.

El presidente de la FPF Agustín Lozano argumentó que el comando técnico liderado por el argentino y compuesto por 25 personas cobraba $3.7 millones al año, además se le pagaba al entrenador el alquiler de una casa por $14,000 mensuales y recibía 15 pasajes en primera clase Lima-Buenos Aires-Lima.

Los técnicos peruanos se quejaron por el trato preferencial que recibía Gareca.

“Ese dinero que se pagaba a Gareca se puede invertir en mejorar la infraestructura del fútbol peruano, mejorar el torneo profesional, apoyar el trabajo con los menores y capacitar a los técnicos de esas categorías”, demandó un entrenador peruano.

“El fallecido estratega peruano Marcos Calderón sacó a la blanquirroja campeona de la Copa América en 1975 y la clasificó al Mundial de Argentina 1978 con un cronómetro y un silbato, tres asistentes y una fracción de lo que le pagaban a Gareca”.

La revista peruana Onze escribió que el salario del comando técnico dirigido por el argentino se ubica a precio de mercado.

Venezuela comprometió $3.7 millones al equipo que encabeza el argentino José Pekerman y el brasileño Tité y su grupo reciben $3.9 millones al año por comandar a la auriverde.

Además, Onze afirma que durante los siete años de trabajo, el efecto Gareca se ha traducido en ingresos a la FPF cercanos a los $80 millones en premios, además grandes ventas de camisetas, televisores, bebidas, restaurantes y agencia de viajes entre otros. Es decir, movió la economía.

El director deportivo de la FPP, Juan Carlos Oblitas, fue el responsable hace siete años de identificar y convencer a Gareca para que se hiciera cargo de la selección peruana. El 21 de julio pasado, Oblitas hizo público un comunicado en el que decía:

“Desde que mi situación contractual terminó, he tenido siempre la intención y predisposición de continuar en el cargo para retomar el proyecto que se inició hace más de siete años. Lamento no haber encontrado reciprocidad por parte de la FPF en esta intención, por lo que me toca concluir con esta linda etapa de mi carrera profesional”.

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Oblitas, brillante jugador, entrenador y directivo posee una intachable trayectoria profesional y su salida fue un golpe terrible que iba a afectar a Lozano, quien tiene que responder a algunas denuncias.

Lozano, a diferencia de Oblitas, tiene un historial de cuestionamientos. Fue durante dos periodos alcalde de Chongoyape, un distrito al norte del Perú donde nació el directivo. Fue denunciado por delitos de negociación incompatible, aprovechamiento indebido del cargo y falsedad ideológico.

En junio pasado, el juzgado del departamento de Lambayeque lo absolvió de esos cargos. Tiene, sin embargo, dos denuncias más pendientes por su gestión como alcalde.

La Conmebol multó con $5,000 a Lozano, en abril del 2020, por “falta de diligencia administrativa” en el caso de reventa de boletos durante las eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018.

También se acusa a Lozana de entregar $100,000 mensuales a tres clubes de la liga profesional, ADT, Grau y Stein, sin que nadie entienda por qué se reparten $300,000 a solo tres de los 19 clubes que militan en la primera división.

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En la página editorial del décano de la prensa peruana El Comercio, el domingo 24 de julio, el periodista Jaime Bedoya escribió que Gareca “hizo digeribles los que deben haber sido los años más corruptos, deprimentes y mediocres de la república peruana”.

Según la encuestadora Ipsos Perú, el 78 por ciento de los entrevistados afirmó que se debió renovar el contrato a Gareca y el 56 por ciento desaprobó la gestión de Lozano.

Lozano movió sus fichas y anunció el 26 de julio la renovación del contrato de Oblitas como nuevo director general de fútbol de la FFP. Era un giro drástico para acallar las críticas.

Oblitas anunció de inmediato que la próxima semana habrá nuevo entrenador de la selección. Todos mencionan a Juan Reynoso, quien fue dirigido por Oblitas en la selección para los Juegos Odesur en Chile 1986 y en las eliminatorias para el Mundial de Francia 1998.

En el Perú actual hay bolsones de integridad. El desafío es que hay que saber navegar en aguas codiciosas. Y ya se ha demostrado que se puede tener resultados decorosos.