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Pillan a una mujer con 102 iPhone adheridos al cuerpo en una aduana china

Todos recordamos la escena de la película El expreso de medianoche en la que el protagonista es detenido en el aeropuerto de Estambul con varios fardos de hachís adheridos al cuerpo. Ese fue el principio de su calvario por las cárceles turcas. Ahora, la misma escena se ha repetido en una aduana china pero con un cambio importante: la detenida en vez de llevar droga, llevaba teléfonos. Y muchos. En total, 102 iPhone.

La mujer intentaba entrar en China con toda esa tecnología sujeta con cinta aislante a su cuerpo. El incidente ha tenido lugar en el puesto fronterizo que separa la ciudad de Shenzhen de Hong Kong, una zona ‘caliente’ en donde abundan los intentos de contrabando.

PArte de los 102 iPhone incautados (XMNN.CN)
Parte de los 102 iPhone incautados (XMNN.CN)

El motivo por el que la mujer se arriesgó a pasar de esta manera tan poco ortodoxa tantos teléfonos es el gran beneficio económico que podría haber obtenido: los iPhone son mucho más baratos en Hong Kong que en China. Y eso a pesar de que los dos territorios forman parte del mismo país, pero la antigua colonia británica disfruta de un estatus especial que permite, por ejemplo, tener menos impuestos en productos como el emblema de Apple.

En 2012 se desarticuló una red de contrabando de teléfonos iPhone que facturaba unos 70 millones de euros al año y que distribuía los móviles en China, que por aquel entonces todavía no había permitido la venta oficial de este producto.

Así llevaba los 102 iPhone (XMNN.CN)
Así llevaba los 102 iPhone (XMNN.CN)

Los agentes no solo descubrieron los 102 iPhone, sino que también encontraron pegados al cuerpo de la mujer 15 relojes de gama alta. Según informan medios chinos citados por The Telegraph, el motivo por el que la contrabandista levantó sospechas fue su vestimenta: llevaba varias capas de ropa, como si fuera invierno, pero en Hong Kong el calor ahora mismo es insoportable.

En 2014, otro sujeto fue detenido en el mismo lugar portando 94 móviles debajo del cuerpo. Fue descubierto porque era incapaz de flexionar las rodillas ni los codos: se movía como un robot.