Mientras pierde terreno en las primarias republicanas, DeSantis busca la victoria en el segundo debate

Los partidarios del gobernador Ron DeSantis dicen que necesita una victoria. Esperan que el debate del miércoles por la noche pueda dársela.

DeSantis está listo para subir al escenario del debate por segunda vez durante las primarias presidenciales en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan, en Simi Valley, California, donde tratará de demostrar que es el único aspirante republicano serio al ex presidente Donald Trump, quien no asistirá a la actividad.

El foro conlleva significa grandes apuestas para DeSantis, cuya campaña ha pasado apuros para estar a la altura de las altas expectativas establecidas por sus aliados y otros hace apenas unos meses. Según los cálculos de algunos republicanos, el gobernador de la Florida está quizás en la posición más vulnerable en la que ha estado desde su primera campaña para gobernador hace cinco años, cuando miembros de su propio partido temían que perdiera ante el entonces alcalde de Tallahassee Andrew Gillum.

Y aunque sus aliados se apresuran a señalar que aún faltan meses para los caucus de Iowa, muchos republicanos consideran que sus posibilidades de hacerse con la nominación se están esfumando.

“No es tan pronto”, dijo Alex Conant, estratega republicano y ex asesor de la campaña presidencial del senador Marco Rubio en 2016. “Estamos más cerca de la meta que del principio. Su campaña ha ido en la dirección equivocada desde el momento en que entró. No creo que nadie pensara que a estas alturas estaría peleando por el tercer o cuarto puesto en un estado inicial”.

El debate del miércoles enfrentará al gobernador con otros seis aspirantes presidenciales republicanos, entre ellos la ex embajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley, el senador federal Tim Scott, el ex vicepresidente Mike Pence y el emprendedor Vivek Ramaswamy, el candidato advenedizo que en gran medida robó el centro de atención en el primer debate del Partido Republicano en Milwaukee el mes pasado.

Los aliados de DeSantis ven el debate como un trampolín potencial para su regreso. Jason Osborne, el líder de la mayoría de la Cámara de Representantes del estado de Nueva Hampshire que ha respaldado a DeSantis para la nominación de 2024, reconoció que DeSantis fue eclipsado en el primer debate y necesitaba un momento de ruptura el miércoles por la noche.

“Este segundo debate, ya que se supone que debe centrarse en asuntos económicos, creo que es realmente su oportunidad de dar un paso importante al frente”, dijo Osborne.

Pero también señaló que DeSantis no es el tipo de candidato que atrae naturalmente la atención en el escenario del debate. “El problema con esta campaña es que él es el presidente que uno quiere, pero no es el artista de performance que va a captar la atención de los espectadores”, dijo.

Un portavoz de la campaña de DeSantis declinó hacer comentarios para este artículo. Pero en un memorando compartido con los donantes de la campaña durante el fin de semana, el director de campaña de DeSantis, James Uthmeier, trató de tranquilizar a los partidarios de que las primarias seguían siendo una contienda de dos hombres entre DeSantis y Trump.

“Mientras que otros candidatos pueden aprovechar esta oportunidad para distraer o lanzar falsos ataques, DeSantis se mantiene centrado en la misión de revivir el Sueño Americano y lograr victorias para las familias trabajadoras”, escribió Uthmeier en el memorando. “Él es, sin duda, el líder más fuerte en esta contienda, el líder que tiene tanto el coraje de luchar como la fuerza para Ganar”.

Esperanzas que se desvanecen

Pero la premisa de la campaña de DeSantis —que el gobernador de la Florida está prácticamente involucrado en una batalla cara a cara con Trump por la nominación presidencial del Partido Republicano en 2024— se ha convertido en objeto de creciente escepticismo.

Tras una gran victoria en las elecciones intermedias de 2022, las encuestas mostraban a DeSantis como una formidable amenaza para Trump. Pero en los meses transcurridos desde las elecciones de noviembre, el gobernador de la Florida ha perdido terreno entre los electores republicanos, que parecen seguir siendo leales al ex presidente.

La campaña de DeSantis quemó dinero rápidamente en cuestión de semanas, lo que provocó una ronda de despidos de personal. En agosto sustituyó a su directora de campaña por Uthmeier, un asesor de confianza pero sin experiencia de la oficina del gobernador de la Florida. Osborne, el líder de la Cámara de Nueva Hampshire, también reconoció que DeSantis ha sido “acorralado” en lo que respecta a temas de la guerra cultural, como el derecho al aborto.

“La idea de que él es solo este tipo socialmente conservador; que lo es, pero esa no es la característica principal de Ron DeSantis”, dijo Osborne. “Es solo mi opinión, pero creo que los medios lo han exagerado. No creo que se postulara con la intención de ser un conservador social radical”, dijo Osborne.

Otros republicanos dicen que hay problemas más profundos con las ambiciones presidenciales de DeSantis.

Garrett Ventry, un estratega republicano que apoya la candidatura de Trump para 2024, dijo que DeSantis “subestimó” la popularidad del ex presidente entre los electores republicanos tras las elecciones intermedias de 2022. DeSantis y su equipo “pensaron que, como tuvo una buena actuación el año pasado, Trump era cosa del pasado”.

Ese cálculo fue un error, dijo Ventry.

“Trump solo ha subido en las encuestas y DeSantis solo ha bajado”, dijo. “Los donantes se han mantenido al margen o se han retirado, ha tenido que despedir personal, está cayendo en las primeras encuestas estatales, se está dirigiendo hacia un solo dígito”.

“El debate no importa”, añadió Ventry. “Es un debate secundario en este momento. Es como si fueras a ver a Ali y Frazier, pero Alie y Frazier no se presentan”.

Los aliados de DeSantis dijeron que es demasiado pronto para descartar a DeSantis. Es un experto recaudador de fondos cuya campaña recaudó más dinero que cualquiera de sus rivales en cuestión de semanas, según su última presentación ante la Comisión Federal Electoral (FEC). La campaña de DeSantis y un superPAC aliado, Never Back Down, también han establecido una operación política en Iowa mucho más grande que las de sus competidores, la cual, argumentan, da al gobernador una ventaja crucial en el primer estado de caucus de la nación.

Sin embargo, las encuestas siguen mostrando una desventaja de dos dígitos respecto a Trump en Iowa. En Nueva Hampshire, el segundo estado que vota en la competición por la nominación, las perspectivas del gobernador son más sombrías. Una encuesta del St. Anselm College publicada el lunes encontró a DeSantis hundiéndose en el tercer lugar en las primarias del Partido Republicano.

Las perspectivas en Carolina del Sur, que vota después de Nueva Hampshire, son aún peores, según una reciente encuesta del Washington Post/Monmouth University que muestra a DeSantis por detrás de Trump y de los dos candidatos locales del estado, Haley y Scott.

Trump, por su parte, tiene previsto visitar el miércoles a los trabajadores del sector automovilístico en huelga en Michigan en lugar de asistir al debate de Simi Valley. Es la segunda vez en poco más de un mes que no asiste a un debate presidencial, argumentando que su enorme ventaja en las encuestas es excusa suficiente para faltar.

Dan Eberhart, un donante republicano que apoya la candidatura presidencial de DeSantis, reconoció que el debate del miércoles por la noche quizá no represente un cambio de juego total para DeSantis.

“El debate no va a ser decisivo, pero es importante”, dijo Eberhart. “Nadie más en ese escenario es elegible; él tiene que dejarlo claro y demostrar que puede unir las dos mitades del partido”.