Philippe Petit, el hombre de 73 años que desafía a la muerte al caminar en cables


Casi 50 años después de su famoso paseo por la cuerda floja entre las Torres Gemelas de Nueva York, Philippe Petit todavía sueña con nuevas aventuras. Vestido con una camisa naranja y tirantes rojos, este francés de 73 años mira a través del vasto vestíbulo de un museo de Washington, el sitio de su próxima hazaña.

“A veces me detengo y me digo: ‘Sería bueno poner un cable allí'”, cuenta a la AFP, extendiendo con su brazo un hilo rojo. Su avanzada edad no le impide pensar en nuevos desafíos en las alturas, siempre sin redes de seguridad ni arnés.

Su acto de funambulismo —artista que camina sobre una cuerda o alambre tensado— de este jueves 23 de marzo por la noche en Washington será a 15 metros de altura. Esto lejos de los 416 de los rascacielos del World Trade Center, pero el riesgo de muerte ciertamente estará presente.

El escenario será el fastuoso National Building Museum y su inmenso hall, de 96 metros de largo y 48 de altura, de doradas columnas. Petit comenzó a prepararse para el evento hace largos años, como lo demuestra el grueso cuaderno que lo acompaña y que contiene cientos de bocetos y cálculos detallados.

“Nunca me jubilaré”, dice este enérgico septuagenario.

“LOS ESPECTÁCULOS NO SERÁN LO MISMO”, DICE PHILIPPE PETIT

Y cuenta que tiene “muchos proyectos bajo la manga”, acumulados en una caja en su casa del estado de Nueva York, donde vive desde hace décadas. Allí aparecen “lugares extraordinarios, sitios naturales como precipicios, cañones, icebergs y edificios increíbles”.

Philippe Petit
Petit interpretará “Wonder on the Wire” dos veces en el museo el 23 y 24 de marzo. (AFP)

Ya de niño “comencé a no seguir el ejemplo de la autoridad”, dice, describiendo cómo trepaba por todas partes: por las sillas de la cocina, por los árboles. “Y luego, un buen día, con toda naturalidad, coloqué una cuerda entre dos árboles”.

El largometraje The Walk, protagonizado por Joseph Gordon-Levitt, y el documental ganador del Oscar Man on Wire relatan su epopeya ilegal de 1974, bajo los ojos muy abiertos de los peatones y la policía de Nueva York. Cansado de verse reducido a esos pocos minutos de su existencia, prefiere traer a colación otros momentos de su “vida de pasión”.

“Dos espectáculos nunca son lo mismo (…) cada uno es una aventura donde aprendo, donde descubro. Con mis 50-55 años de experiencia, tengo más control”, dice frente a las vigas de madera, poleas y herramientas de medición que sustentarán su paseo aéreo la noche del jueves. N

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