Phil Mickelson sigue arriba en el PGA Championship y alienta una hazaña

Phil Mickelson y su gesto de aprobación en el hoyo 4, cuando su golf fluía y los birdies empezaban a encadenarse en el Ocean Course
Matt York

Habría que hacerse la imagen: Tiger Woods en su mansión, sentado en un sofá y siguiendo por la TV el desarrollo del PGA Championship. Imposibilitado todavía de volver al circuito por el accidente automovilístico sufrido en febrero, sería interesante saber qué está pasando por la cabeza del crack, al observar cómo su alter ego de tantas temporadas en el PGA Tour, Phil Mickelson, lidera este major en Carolina del Sur con 50 años de edad y a 18 hoyos del final.

El golf siempre ofrece nuevos motivos para maravillar, y allí está el zurdo de San Diego, que dejó de insinuar para transformarse en un verdadero candidato a adjudicarse la segunda gran cita del año. Quizás hasta el viernes era una fantasía, pero el hombre vestido íntegramente de negro confirmó que está en condiciones de obtener el sexto major de su carrera. ¿La veteranía le pesa? Parece que no: los 70 golpes (-2) de este sábado y el total de 209 (-7), lo dejan con un golpe de ventaja sobre Brooks Koepka, que hizo el mismo score en el día. Son números que alientan la chance de que caiga el récord de madurez de Julius Boros, el campeón más viejo en un torneo de Grand Slam, que a los 48 años, 4 meses y 18 días se llevó el PGA Championship de 1968.

Mickelson camina en el hoyo 18; la gente lo ovacionó en la tercera vuelta del PGA Championship, en Kiawah Island
Matt York


Mickelson camina en el hoyo 18; la gente lo ovacionó en la tercera vuelta del PGA Championship, en Kiawah Island (Matt York/)

Antes de que esa salida final empiece a pegar sus primeros tiros, a las 15.30 de nuestro país, conviene considerar varios puntos. Más allá de que lleva un golpe de diferencia, Mickelson no sería el favorito y los achaques de su edad deberían acarrearle un desgaste físico y mental más progresivo que el de su contendiente, sobre todo en una cancha tan extenuante (7876 yardas) como llena de dificultades. Lógicamente, a los 50 años, la focalización no es la misma y su swing luciría más inestable según avance la ronda. Sin embargo, Lefty podría pensar que no tiene tanto para perder y sí muchísimo por ganar. Sería una hazaña. Además, nadie tan experimentado como él para entender lo que es una definición de un major y cómo reaccionar en los momentos clave. Entonces, cualquier posible limitación previa desaparecía si su golf fluyera y si se le activaran sus emociones positivas.

Koepka, ganador en esta temporada en Phoenix y dueño de cuatro majors obtenidos entre 2017 y 2019, puede imaginarse que aprovechará un eventual bajón de Mickelson, pero también sabe que deberá corregir urgente su juego sobre el green para no frustrarse, como le ocurrió con el bogey final de ayer. Además, entiende que enfrente tendrá un rival que jamás se rinde y que es un gran escapista: a la primera de cambio, Mickelson es capaz de sacar de su bolsa su gran tiro, levantar al público –que se volcará por él- y encontrar el envión anímico que necesita para sumar fuerzas. Mientras tanto, el sudafricano Louis Oosthuizen asoma como el tercero en discordia, a dos golpes de la punta y de andar irregular en los últimos segmentos del Ocean Course.

Brooks Koepka pega en el 18; es el contendiente más fuerte para el zurdo de San Diego
Matt York


Brooks Koepka pega en el 18; es el contendiente más fuerte para el zurdo de San Diego (Matt York/)

Mickelson logró ayer que su fábula de los primeros 36 hoyos se prolongara con un primer tramo de ensueño: birdies en el 2, 3, 6, 7 y 10. Tan sólido como sorprendente, su ritmo le permitió en algún momento distanciarse de sus perseguidores por cuatro golpes. De repente, pareció el Mickelson de hace quince o veinte años atrás, aquel que inscribía su nombre frecuentemente entre los ganadores del PGA Tour. Una vuelta atrás en el tiempo para la alegría de los fans, que lo ovacionaron a orillas del oceáno Atlántico ante cada acierto.

Pero su inspiración en Kiawah Island sufrió un bache con el bogey en el 12 y el doble bogey en el 13, hoyo donde pagó el precio de una caída al agua sobre la derecha. Y su inconsistencia volvió con otro gancho a la derecha que le desordenó el rumbo en el par 5 del 16. Allí anotó un par, amén de que el birdie se le negó solo porque la pelota le saltó el hoyo. Apoyado en su buen feeling con los hierros, Lefty sabía que no podía seguir brindando un show como en los primeros hoyos. Sin embargo, se reservó una gema para el final, al salvar magistralmente el par con un gran approach. Así, se mantuvo en lo más alto y sus “sueños de juventud” toman más forma que nunca.

Fuera de la lucha de arriba, Emiliano Grillo firmó una tercera vuelta en el par de la cancha (72) y ascendió 12 posiciones. Más allá de que apenas se arrimó a los 50 primeros del tablero (221, +5), el chaqueño seguramente recordará su paso por este torneo con el milagro que concretó en la segunda vuelta, al conseguir un birdie muy difícil en el último hoyo que le permitió pasar el corte clasificatorio con lo justo. Antes, había rogado por Instagram: “Querido Dios de golf: ayudame a atravesar esta ronda de golf sin querer romper cada uno de mis palos”. Su pedido fue escuchado e intentará este domingo concluir de la mejor manera.