Pesaba 15 kilos, medía 3 metros y se alimentaba como un buitre: así es el águila más grande que ha existido
El águila de Haast debió ser un animal digno de verse – eso sí, desde lejos. Estamos hablando del mayor águila que haya existido, por lo menos que tengamos registro. Un ave rapaz de 15 kilos de peso, con unas garras realmente poderosas que lo hacían una verdadera máquina de matar… ¿o no?
Porque aquí llega lo curioso, y es que el águila de Haast tiene muchas características que lo asemejan a un águila moderna. Pero una de ellas no, una de sus características más llamativas lo acerca más a los buitres: la forma del cráneo.
Que puede parecer un detalle menor, pero no lo es. En Biología siempre hay que tener clara la relación entre forma y función. La forma de la cabeza define cómo se usa, qué función se le da. Y la cabeza del águila de Haast es la de un ave carroñera, una rapaz que se alimenta de cadáveres y no cazando presas.
Entonces, ¿cómo se alimentaba el águila de mayor tamaño jamás conocido? Un águila, por cierto, al que los Maoríes le dieron el nombre de “viejo glotón” precisamente por cómo se alimentaba. ¿Qué hacía, cazaba o buscaba carroña?
Según una reconstrucción reciente de su cráneo, sumada a las marcas dejadas por esta especie en sus presas, parece que hacía las dos cosas. El “viejo glotón” utilizaba sus impresionantes características físicas para cazar a sus presas. Con una envergadura alar – una longitud de punta de un ala a punta del otro ala – de tres metros, garras afiladísimas de nueve centímetros y un peso de 15 kilogramos, el águila de Haast se dedicaba a cazar presas de gran tamaño.
Pero una vez que las mataba, se alimentaba de ellas como hacen los buitres: enterrando la cabeza en el cuerpo y destripándolo para sacar los órganos internos y largas tiras de músculo que tragar enteras. De esta manera compaginaba las dos maneras de alimentarse que sus características físicas le permitían.
Y se alimentaba principalmente de Moas, inmensos pájaros incapaces de volar que formaban parte de la fauna de Nueva Zelanda. Hasta que llegaron los pobladores humanos, esto es, y fueron cazando a las moas y destruyendo su hábitat, hasta hacer desaparecer la especie. Lo que, obviamente, también tuvo un efecto muy negativo en las poblaciones de águila de Haast, una especie que hoy está extinta.
Así es cómo se alimentaban las enormes águilas de 15 kilos, garras de nueve centímetros y tres metros de envergadura alar.
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