Personas refugiadas: más que una crisis de números, es una crisis de solidaridad

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El número de personas en el mundo obligadas a abandonar sus hogares a causa de las guerras, las violaciones de los derechos humanos, el subdesarrollo, el cambio climático y los desastres naturales nunca ha sido mayor. Según la ONU, más de 60 millones de personas, de las cuales la mitad son niños, han huido de la violencia o la persecución y hoy son refugiados o desplazados. Además, otros 225 millones de personas son migrantes que han abandonado sus países en busca de mejores oportunidades o simplemente para sobrevivir.

Comprender la dinámica de la movilidad humana en México significa aceptar y reconocer las situaciones de vulnerabilidad a las que se ven expuestas las personas que, forzadas por la violencia, carencia o por cambios climáticos, han tenido que abandonar sus hogares para garantizar su seguridad y mejorar sus condiciones de vida.

Las realidades que tienen que enfrentar las personas en movilidad, son riesgos latentes en las distintas rutas migratorias que empeoran por la falta de información verificada, recursos limitados para cubrir sus necesidades básicas, escasez de alojamiento digno y seguro, y la sistemática vulneración de sus derechos y acceso a servicios públicos.

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El Día Mundial del Refugiado se conmemora el 20 de junio de cada año en honor de las personas refugiadas y desplazadas en todo el mundo. Sin embargo, actualmente no podemos celebrar, tampoco conmemorar, apenas podemos señalar en el calendario un recordatorio de lo mucho que falta por hacer, la urgencia de visibilizar las razones por las que, en primer lugar, existen personas en condición de refugiadas, y sobre todo, las consecuencias que enfrentan a causa de ello.

La situación de las personas refugiadas en nuestro país y en el resto del mundo no solo no mejora sino que parece ser cada vez más complicada. Y esto pone en videncia las urgentes necesidades humanitarias de las niñas, niños, adolescentes y familias en situación de movilidad en un país como México.

Desde Save the Children, en México llevamos a cabo actividades de atención directa para la niñez y adolescencia refugiada o solicitantes de esta condición. A través de nuestros espacios amigables y seguros para la niñez, que están instalados en diversos albergues de las fronteras norte y sur, realizamos talleres de educación en emergencias, apoyo psicosocial y campañas informativas para que las niñas, niños, adolescentes y sus familias conozcan y ejerzan sus derechos.

Además, acompañamos a las niñas, niños, adolescentes y sus familias para su integración local en nuestro país. Desde la incorporación al sistema educativo, para garantizar el derecho de la niñez y adolescencia a la educación; hasta el apoyo a las personas adultas que están interesadas en revalidar o certificar sus estudios en México. También, hacemos labores de capacitación y sensibilización con las autoridades y docentes mexicanos a fin de sensibilizar, facilitar y garantizar el acceso a todas las personas refugiadas al Sistema Educativo Mexicano.

Tan solo en lo que va del 2024, hemos atendido a 4,084 personas refugiadas o solicitantes de la condición de refugio en México a través de las acciones de nuestro programa de Migración y Respuesta Humanitaria. Por supuesto, nuestros números no representan el total de personas que enfrentan esto, pero sí son un reflejo de lo urgente que es garantizar la supervivencia, bienestar y dignidad humana de las niñas, niños y adolescentes en movilidad.

Las personas refugiadas nos obligan a mirar la realidad a través de sus historias y, si bien despiertan nuestra empatía y más profunda humanidad, también cuestionan por su sola presencia nuestros sistemas de acogida, la profundidad moral de nuestras leyes y, sobre todo, la capacidad que tenemos como sociedad para dar respuesta a grupos vulnerables. Las preocupantes cifras de personas refugiadas o en búsqueda de refugio no es una crisis de números, sino una crisis de solidaridad.

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Si bien, los retos que la niñez y adolescencia en movilidad tiene que vivir en el contexto mexicano son muchos y complejos, la suma de esfuerzos y colaboración de las autoridades locales, la sociedad civil y las organizaciones internacionales, es la clave para activar procesos de acompañamiento integrales en donde las niñas y niños compartan sus intereses y necesidades para enfocar el actuar conjunto en pro de su protección y bienestar. Para mejorar el futuro de las niñas, niños y adolescentes refugiados, tenemos que atender su presente ahora.

@SaveChildrenMx