Periodista denuncia amenazas en España. ‘Es un mensaje de que sigo vigilado fuera de Cuba’

El periodista y activista cubano Abraham Jiménez Enoa iba llegando a su casa en Barcelona, con su hijo de dos años, cuando dos hombres con acento cubano y apariencia de agentes de la Seguridad del Estado se le acercaron y lo amenazaron.

“Sabemos que estás cerca de tu casa”, contó Jiménez Enoa que le dijeron los sujetos, ante la mirada de su hijo, que preguntó: “¿Papá, qué pasa?

“Los hombres se rieron. Siguieron riendo mientras se alejaban. Por mi hijo, decidí quedarme parado. De lejos detallé la ropa de los dos hombres: vestían pulóvers de cuello, por dentro de sus pantalones. La pinta clásica de los segurosos cubanos. El pasaje me hizo viajar a mis últimos días en Cuba, donde no podía ni dar un paso sin sentirme vigilado, observado, sin que me provocaran en la calle”, contó Jiménez Enoa en su perfil de Instagram.

Las amenazas a Jiménez Enoa, ocurridas el 25 de julio, fueron condenadas por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) que pidió a las autoridades españolas efectuar una investigación.

“Me preocupan las amenazas porque una amenaza de cualquier tipo viola mis derechos y mi libertad individual, además porque ocurren fuera de Cuba”, dijo el periodista en entrevista con el Nuevo Herald. “Me sorprende mucho que el castrismo tenga tentáculos para llegar a amedrentar, asustar e intentar silenciar a activistas, periodistas y opositores que están en el exilio”.

Jiménez Enoa (La Habana, 1988) es uno de los fundadores de la revista de periodismo digital cubano independiente El Estornudo. Como columnista de The Washington Post denunció atropellos a los que ejercían el oficio de manera independiente en la isla, narró las protestas ciudadanas y el estallido del 11 de julio del 2021. Fue interrogado varias veces, y uno de esos interrogatorios quedó recogido en su columna para The Washington Post, “Si esta es mi última columna aquí, es porque estoy preso en Cuba”, publicada en octubre del 2020.

Obligado a salir de Cuba, como tantos de sus colegas activistas y periodistas, que hoy residen en Europa o Estados Unidos, Jiménez Enoa se exilió en septiembre del 2021. Desde entonces no ha parado de denunciar al régimen cubano en los foros donde se presenta como escritor y periodista. Ha recibido varios reconocimientos, como el Premio Internacional a la Libertad de Prensa, que le otorgó el CPJ en el 2022. También fue nombrado en julio Periodista del año 2023, por One Young World, que lo reconoció junto a otros cuatro colegas que “usan el poder del periodismo para crear un mundo más justo”.

Jiménez Enoa publicó este año el libro La isla oculta (Libros del K.O.), que espera aun ser presentado en Miami. En esta entrevista cuenta detalles de su vida en España, amenazas previas recibidas de parte del régimen y los retos de “seguir contando Cuba desde afuera”.

¿Es la primera vez que recibes amenazas?

No es la primera vez que ocurre. El año pasado, en Amsterdam, fui a dar una charla sobre cómo hacer periodismo en Cuba, sobre libertad de expresión y de prensa, y allí un hombre desde el público intento desacreditarme, diciendo que estaba mintiendo. Una vez terminó la charla fue a buscarme, comenzó a ofenderme y hacerme bullying. Me persiguió por todo el recinto, hasta que los organizadores del evento me lo tuvieron que sacar de encima. Recientemente, en la Feria del Libro de Madrid, un hombre se puso a perseguirme y a filmarme. No habló pero tenía la pinta de ser cubano.

¿Está involucrado el régimen cubano en estas amenazas? ¿Crees que querían mandar un mensaje?

Yo no tengo ningún enemigo, no tengo problema con ningún cubano. No puedo asegurar quiénes eran esas personas, pero se puede intuir que es un mensaje del régimen para decirme que, incluso fuera de las fronteras de Cuba, sigo siendo observado y vigilado, y que conoce cada uno de mis pasos.

¿Sabes de otros cubanos, activistas, escritores, opositores, que han recibido amenazas?

Conozco muchos casos de opositores y activistas que han recibido amenazas de este tipo, incluso recientemente un par de opositores me han escrito que también han recibido amenazas. Pero ellos no lo han hecho público, y no puedo dar sus nombres. Justamente, una amiga, de las caras más visibles de la oposición, que también está en el exilio, ha recibido amenazas de que la van a golpear.

¿Denunciaste la situación a las autoridades españolas? ¿Te dijeron que tomarían alguna medida?

A través del Comité para la Protección de Periodistas, ellos contactaron a la policía de Barcelona y le han pedido que se interesen por el caso. Yo estoy asesorándome legalmente con otra organización en España. Como soy extranjero, cuando esas denuncias lleguen, más allá de la investigación que puedan hacer las autoridades españolas en paralelo, obviamente lo remiten a la embajada cubana. Y ahí será un camino sin fondo.

¿Qué comunicas en los lugares donde te presentas y qué crees que pueda molestar al gobierno cubano de tu labor?

En esas plataformas cuento la realidad cubana, las dificultades y las represalias por las que tenemos que pasar los periodistas cubanos, incluso ya fuera de Cuba. Básicamente lo que intento es contar esa verdad y abrirle los ojos a los que aun no quieren ver la dictadura que es el gobierno cubano. Creo que eso le molesta al régimen, que uno ocupe ese espacio y que los pueda desnudar.

¿Cómo te adaptas a vivir en Barcelona? ¿Ha cambiado tu perspectiva al vivir fuera de Cuba?

Es difícil vivir en el exilio. Yo quiero seguir contando Cuba desde afuera, y la distancia te impide acceder a fuentes, a la realidad, y por otro lado está el duelo migratorio. Salí de Cuba por primera vez el año pasado, no conocía el capitalismo, no conocía Occidente, y a la vez tenía que asumir y procesar un exilio, el no poder regresar de momento a Cuba. Es difícil llevar tu vida personal y a la vez lo profesional. Sigo intentando llevar las cosas en paralelo y adaptarme lo más rápido posible, para seguir haciendo mi trabajo.

A nivel profesional este año publiqué un libro y estoy trabajando en otro que saldrá a principios del 2024, sobre mis primeras experiencias en el exilio y por qué me exilié. También estoy trabajando en un documental que llevo cuatro años filmando.

¿Por qué elegiste el título de ‘La isla oculta’ para tus crónicas?

El libro se llama La isla oculta porque intento, a través de crónicas, perfiles y reportajes, desentrañar y sacar a la luz esa Cuba subterránea, la que no se conoce fuera de la isla. No solo los que no son cubanos, sino que muchos cubanos no conocen historias que están dentro del libro. De hecho, ha sido muy gracioso y elogioso para mí que muchos cubanos se hayan acercado y me digan que los textos son ficción, que es imposible que eso sea real. Eso significa que mi objetivo se ha cumplido, que era contar esa isla empantanada que mucha gente no conoce, y que roza el absurdo.

¿Cómo ha sido recibida? ¿Cuándo lo vas a presentar en Miami?

La acogida ha sido tremenda a nivel de prensa, y el feedback ha sido hermosísimo. Muchos cubanos han podido acceder al libro. Estoy muy contento con las presentaciones, las criticas y las reseñas. No depende de mí presentarlo en Miami, sino de algún evento, de alguna invitación, una feria, por ejemplo.

Mucha gente de Miami lo ha comprado en diferentes plataformas, pero sería hermosísimo compartir ahí, codo a codo, con Miami. De hecho nunca he estado en Miami. Estoy loco por presentarlo y porque suceda.

Al estar fuera de Cuba, ¿recibe más o menos atención tu trabajo?

Creo que es mucho menos impactante, a nivel de lo que es importante, que es el día a día, aunque ya sabemos que Cuba está en todas partes, porque donde haya un cubano está Cuba, y esas Cubas son también importantes. Pero de todas esas la más importante es la de la isla. Estar aquí te quita mucho peso a nivel simbólico, pero eso no significa que yo vaya a dejar de seguir trabajando.

Pertenezco a una generación que ha tenido que salir por completo al exilio, no es la primera ni va a ser la única generación. A lo largo de la historia se han sucedido las generaciones de periodistas, activistas, que han tenido que salir al exilio.

Ahora toca, desde este lado, seguir contando el país y seguir empujando para que esa realidad se conozca, para ver si finalmente se mueve el status quo de ese régimen, que ya lleva inmóvil 64 años.