“Peor que el Período Especial”: Economistas en Miami advierten sobre crisis en Cuba

Cuba, que fue por décadas uno de los mayores exportadores de azúcar del mundo, ahora tiene que importar azúcar para satisfacer su demanda interna.

Seis décadas después del experimento social llamado Revolución Cubana, el país atraviesa nuevamente una severa crisis económica, esta vez, peor que el infame Período Especial de la década de 1990, como se conoce a la recesión económica que siguió al colapso de la Unión Soviética. Pero Cuba también está experimentando un auge de empresas privadas, una realidad contrastante que alimenta más desigualdad, dijeron economistas reunidos en Miami para analizar la situación en la isla.

“La crisis económica en Cuba que comenzó alrededor de 2019 se ha agravado, acercándose o superando la magnitud de la severa crisis de la década de 1990”, dijo el viernes Carmelo Mesa Lago, el economista cubano vivo más destacado, en la conferencia anual de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana en la Universidad Internacional de Florida.

Utilizando datos oficiales cubanos, Mesa Lago proporcionó un panorama desolador de la situación: la economía de Cuba ya estaba en números rojos cuando se contrajo casi un 11% en 2020, el primer año de la pandemia de la COVID-19 y, a diferencia de sus vecinos caribeños y latinoamericanos, no muestra signos de recuperación. Casi todo, desde el turismo hasta las exportaciones, la minería y la manufactura, ha disminuido a niveles alarmantes.

Durante la pandemia, el déficit fiscal llegó al 17% del PIB, los precios crecieron un 401% en 2021 y el peso cubano se depreció tanto que 4,000 pesos cubanos, el salario medio estatal, vale ahora 16 dólares.

La agricultura, en particular, “es un desastre total”, dijo Mesa Lago.

De un pico de 8.5 millones de toneladas de azúcar en 1970, el país produjo solo 473.000 toneladas en 2022, menos que el promedio alcanzado hace más de un siglo durante los años de la guerra de independencia iniciada en 1868. Debido a que el gobierno había contratado 400,000 toneladas en exportaciones a China y el consumo interno de Cuba ronda las 600,000 toneladas, el gobierno cubano se vio obligado a comprar azúcar en Brasil para cumplir con sus obligaciones con China, comentó Mesa Lago.

Este año, funcionarios cubanos dijeron que la cosecha solo producirá 350,000 toneladas.

Si bien quizá el producto más simbólico, el azúcar no es lo único que falta en las mesas cubanas porque la producción agrícola, la ganadería y la pesca se han desplomado en los últimos cinco años y, en lo que va del año, han disminuido otro 35%.

La producción de carne de cerdo, frijoles y arroz, alimentos básicos cubanos, también ha sufrido. En 2021, la producción de carne de cerdo, por ejemplo, disminuyó un 60%, seguida de una caída del 18.6 % el año pasado.

Citando la falta de recursos financieros, las autoridades cubanas ahora están importando alrededor de un tercio de lo que hacían en el pasado para distribuirlo a la población a través de la libreta de abastecimiento. Y debido a las interrupciones provocadas por la pandemia de Covid-19 y la guerra en Ucrania, con la misma cantidad de dinero se puede comprar menos que hace cinco años.

La crisis actual, marcada por la escasez generalizada de alimentos, la abrupta depreciación del peso cubano y cifras de inflación alucinantes, no ha golpeado a todos por igual, dijo Ricardo Torres, economista cubano que es conferencista en la American University en D.C.

Repentino ‘corralito’ amenaza al sector privado en Cuba y las importaciones de alimentos

Las personas que no reciben remesas—alrededor del 40% de la población según algunas estimaciones— o tienen otras formas de acceder a dólares, en particular los trabajadores estatales y los jubilados, sienten más las consecuencias.

“Para algunas personas, es mucho peor que entonces”, durante el Período Especial, dijo Torres. La sociedad cubana se ha vuelto más desigual y carece de la red de seguridad que existía a principios de la década de 1990, agregó. La crisis actual “golpea a Cuba después de casi tres décadas de crisis permanente”, señaló.

Torres también cuestionó por qué, “incluso en medio de una crisis”, el gobierno siguió dedicando grandes cantidades de dinero a invertir en turismo y construir más hoteles, un sector que en su mayoría manejan empresas pertenecientes al conglomerado militar GAESA, cuando las cifras mostraban muy bajos retorno de la inversión.

Cifras oficiales cubanas muestran que el turismo decayó incluso antes de la pandemia. Desde 2017 — cuando los turistas que visitaron la isla alcanzaron un máximo de 4,6 millones— hasta 2021, los visitantes disminuyeron en un 92%. En 2021, la tasa de ocupación de habitaciones alcanzó solo el 5.7%. En 2022, ese número todavía era críticamente bajo en 15.6%.

Sin embargo, incluso en un escenario tan grave, el ministro de Economía de Cuba, Alejandro Gil, dijo que la economía creció un 1,8% el año pasado, lo que, según Mesa Lago, “es muy difícil de creer”.

El sector privado es “otro mundo”

Pero hay “otro mundo allá afuera” que las cifras oficiales no capturan, dijo el economista cubano Omar Everleny Pérez sobre el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, conocidas como pymes.

Por ejemplo, las estimaciones sobre las remesas indican que el flujo de dinero disminuyó significativamente después de las sanciones de Estados Unidos a las entidades militares cubanas que manejaban esos flujos de dinero en 2020. Pero esos datos no contabilizan los alimentos que los cubanoamericanos están comprando directamente a negocios privados en la isla, los cuales son entregados “en menos de 48 horas” a sus familiares allí, dijo Pérez.

Pérez, un exprofesor de la Universidad de La Habana que ahora trabaja con el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo en Cárdenas, dijo que los negocios privados y las tiendas de abarrotes están proliferando en la isla y venden productos estadounidenses de marca Goya y queso crema Philadephia.

“En mi barrio no vamos a las tiendas del gobierno; vamos a las tiendas privadas de las pymes. Los precios son altos, venden todos los días”, dijo.

Pérez dijo que los empresarios privados están importando alimentos, materiales de construcción y otros productos de Estados Unidos “porque hay empresas comerciales aquí en Miami que, le pones el dinero y te llenan un contenedor y lo envían al puerto de Mariel”, al oeste de La Habana.

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Las excepciones al embargo autorizan la exportación de alimentos a Cuba. Y otras regulaciones permiten que las empresas estadounidenses vendan otros productos si estos van al sector privado, no al estado.

Si bien este es un desarrollo reciente (a los cubanos no se les permitió tener negocios privados hasta 2021) y el corren el riesgo de que el gobierno los elimine en cualquier momento, algunos empresarios están haciendo dinero, principalmente a través de la importación de alimentos, lo que genera preguntas en la población sobre ganancias excesivas en medio de una crisis.

“Hay personas que ganan dinero con la importación de alimentos”, dijo Pérez antes de contar la historia de una persona no identificada que, según dijo, importó 34 contenedores en solo seis meses y obtuvo $300,000 en ganancias.

Los funcionarios del gobierno han atacado a estas nuevas empresas privadas por convertirse principalmente en importadores en lugar de producir bienes. Sin embargo, Pérez dijo que las críticas son injustas porque se trata de un desarrollo relativamente reciente y el estado aún controla la mayoría de las instalaciones y recursos de producción.

“Creo que las pymes contribuirán al desarrollo del país generando empleo y desarrollando algunas actividades, pero no se les puede pedir que resuelvan los problemas de Cuba en esta etapa inicial”, opinó el economista cubano, quien agregó que esta nueva economía generará más desigualdades. aunque estas empresas no son la causa de las disparidades existentes en la isla.

El regreso del sector privado en Cuba, incluso bajo un estricto control gubernamental, ha generado un acalorado debate en Florida y Cuba. Activistas de derechos humanos opinan que es imposible ser dueño de una empresa privada sin conexiones en el gobierno y que las autoridades cubanas están utilizando a las pymes como una distracción para no responder a las demandas de cambio político provenientes de la población.

Mesa Lago coincidió en que las autoridades cubanas parecen estar moviéndose hacia “el ineficiente modelo ruso de capitalismo oligárquico”. Pero también dijo que cree que las pymes “son importantes y positivas. No hay que criticarlas; son un sector privado, y eso es lo que queremos”.