Penterafobia: el trastorno de ansiedad que provoca miedo irracional ante el solo pensamiento de la suegra
A propósito del Día de la Suegra, celebramos a la figura más controvertida y estigmatizada de la familia: la suegra
Esta es la historia real de un hombre que un día no soportó más y cargó contra su suegra porque ésta se había empecinado en llamar al hijo recién nacido del hombre con el nombre que ella, la suegra, quería y no con el nombre con el que le habían llamado al niño.
Así lo relató, desde el anonimato, el hombre en la red social Reddit. Pongamos por caso que se llama Joe (nombre ficticio).
La reyerta de Joe con su suegra comenzó en 2020 cuando le dieron la mejor noticia de su vida: vas a ser padre. El mundo de Joe cambió, la felicidad se apoderó del hogar y todo marchó sobre ruedas hasta que su suegra decidió unilateralmente que su nieto se llamaría Sherman (nombre ficticio), en honor a su padre.
Pero la pareja, los padres del bebé, descartó de inmediato la idea.
“Desde el primer día, odié absolutamente ese nombre”, escribe Joe en Reddit.
El bebé nació y fue llamado Alexander (nombre ficticio). Pero la suegra… ay, la suegra. Comenzó a llamar a su nieto o hijo “Sherm” o “Pequeño Sherm” en lugar de Alexander o Álex.
Aunque Joe se hizo de la vista gorda ante la situación, el tiempo fue pasando y la suegra seguía llamando Sherman al bebé. Joe empezó a molestarse, la tensión iba en aumento en el hogar.
Joe le hizo varios reclamos a la suegra; le pidió que, por favor, llamara a su hijo por su nombre verdadero, pero, al parecer, esto le entraba por un oído de la señora y le salía por el otro.
Hasta que el volcán hizo erupción. Joe perdió la paciencia, incurrió en gritos (parafraseándolo, le dijo algo así como: “¡Escuche bien, suegrita: o llama a su nieto Alexander o no vuelve a pisar esta casa!”). La suegra adujo que se sintió traicionada cuando se negaron ponerle Sherman al bebé. El pequeño Alexander lloraba desesperado. La esposa se enojó con Joe y le exigió que se disculpara con su madre y Joe se siente entre la espada y la pared.
Todo sobre la penterafobia
¿Puede considerarse este estallido de Joe contra su suegra un caso de penterafobia?
Técnicamente, la penterafobia supone un trastorno de ansiedad que provoca miedo irracional o malestar intenso ante la presencia o el mismísimo pensamiento de la suegra.
Un penterafóbico puede ser detectado por sus conductas en presencia de la suegra. Sea el yerno o la nuera, se evitarán las interacciones con su suegra, la evadirán con la mirada y, en situaciones extremas, podría haber escenas de sarcasmos, manoteos y hasta una que otra palabra subida de tono en plena cena navideña familiar.
Entre los síntomas diagnosticados de la penterafobia –se encuentran: ataques de pánico, taquicardia, respiración entrecortada, temblores, sacudidas, sudoración excesiva.
También: náuseas o dolor de estómago, sensación de sentirse abrumado o atrapado, mareos o desmayos, pensamientos negativos o creencias irracionales, rigidez muscular, dificultad para concentrarse, dolores de cabeza, alteraciones del sueño (insomnio, pesadillas), problemas digestivos, sentimientos de culpa o vergüenza…
Todo eso, y seguramente más, puede llegar a ocasionar una suegra en un buen cristiano.
Un dato curioso de la relación entre los suegros y los yernos es que no se ha tipificado una fobia específica aplicada a los suegros, y uno se pregunta si, realmente, hay algo en el alma o la psiquis de las suegras que no en los suegros, o si hay tintes de machismo o sexismo en esta discusión.
Puede ser. Algunos especialistas en el comportamiento humano sostienen que los suegros son menos temidos (acaso polémicos) que las suegras porque, en líneas generales, los hombres tienden a desvincularse y quedar más al margen de las discusiones domésticas y los asuntos cotidiano del hogar y la familia.
La mujeres, en cambio, suelen tener una vinculación más íntima y, si se quiere profunda, con los asuntos de sus hijos. Por ello tienden a sentirse más desplazadas o abandonadas que los hombres cuando sus hijos eligen pareja y se van de la casa. Y ese sentimiento tan sincero, tan pletporico de amor, puede devenir en una competencia inconsciente, feroz en ocasiones, con sus yernos o sus nueras.
Esa es la nuez del llamado mito de la “suegra entrometida”.
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Estigmatizadas
Si (teóricamente) es posible ser amigo de la suegra; si, hay quienes las consideran una especie de segunda madre; si, para muchos, las suegras son un apoyo invaluable y parte medular de la familia, entonces uno se pregunta: ¿A quién se le ocurrió eso de que “el diablo creó a las suegras porque no podía estar en todas partes”?
¿Se justifica realmente la mala fama de las suegras como "entrometidas", "celosas", "manipuladoras", "opinadoras", "mandonas" y/o "desubicadas"?
¿Por qué abundan en internet las ofertas de apoyo psicológico y consejos bíblicos sobre cómo lidiar con lasuegra?
¿Acaso alguien duda que las suegras ha sido víctimas de una estigmatización a ratos injusta, ya no digamos desproporcionada?
Un ejemplo tomado al azar: en un sitio web especializado en problemas de salud mental, se analizan con lujo de detalles el fenómeno de la así llamada “suegra tóxica”.
¿Qué características tiene una "suegra tóxica" según los terapeutas de ese sitio web? Entre otras: “No respeta los límites”. “Piensa que siempre tiene la razón”. “Es imposible de complacer”. “Ayuda sin que se lo pidan”. “Siempre quiere superar tus logros o hacerte sentir inferior”. "Disfruta sembrando cizaña entre la pareja". “Es narcisista”.
Muchas de estas "características" se basan en una serie de estereotipos creados, o más bien reforzados, por la cultura de masas en sus representaciones de la figura de las suegra. Sobran ejemplos de esto en las películas, los dibujos animados, los suplementos de historietas, las comedias, telenovelas y series de TV.
Escojamos dos al azar: doña Tremebunda Vinagre y doña Perla Slaghoople, las suegras de los personajes de cómics Condorito y Pedro Picapiedra. Ambas, si se quiere, vienen a ser una misma mujer: voluminosas, criticonas y con un suerte de desagrado constante por la mala decisión que tomaron sus hijas, Yayita y Wilma, al elegirlos como sus parejas.
Doña Tremebunda, por cierto, se dirige a Condorito con el mote de "Pajarraco". Y doña Perla le vive recordando a su hija Wilma que pudo conseguirse un mejor partido que Pedro Picapiedra.
Si se quiere, ambas mujeres representan aquello en lo que se convertirán Yayita y Vilma cuando les llegue la hora de ser suegras.
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— Condorito Oficial (@RealCondorito) August 19, 2022
De cualquier modo, tóxicas o no, propongo una tregua: este 26 de octubre, Día de la Suegra, hagamos el esfuerzo de poner a un lado los deslices penteráfobicos y celebrar la dicha de tener a nuestras suegras con nosotros. Juro que intentaré hacerlo con la dulce y querida doña Ylda, mi suegra.