Pelé, el rostro mundial del fútbol, muere a los 82 años

El ídolo del deporte que fue declarado tesoro nacional en su Brasil natal, alcanzó la fama mundial y ayudó a popularizar el deporte en Estados Unidos.

Pelé, uno de los mejores futbolistas de la historia y una figura transformadora del deporte del siglo XX que alcanzó un nivel de celebridad mundial que pocos atletas han conocido, murió el jueves en São Paulo. Tenía 82 años.

Su muerte, en un hospital, fue confirmada por su representante, Joe Fraga.

Héroe nacional en su Brasil natal, Pelé era querido en todo el mundo: por los más pobres, entre los que se crio; por los más ricos, en cuyos círculos se movía, y por casi todos los que lo vieron jugar.

“Pelé es uno de los pocos que contradicen mi teoría”, dijo una vez Andy Warhol. “En lugar de 15 minutos de fama, tendrá 15 siglos”.

Aplaudido por su incomparable talento y originalidad sobre el terreno de juego, Pelé también se ganó el cariño de los aficionados con su personalidad alegre y su creencia en el poder del fútbol para conectar a la gente por encima de las divisiones de raza, clase y nacionalidad.

Ganó tres torneos de la Copa Mundial con Brasil y 10 títulos de liga con el Santos, su equipo, así como el campeonato de la North American Soccer League de 1977 con el Cosmos de Nueva York. Tras salir del retiro a los 34 años, pasó tres temporadas con el Cosmos en una cruzada para popularizar el soccer —fútbol en la mayor parte del mundo— en Estados Unidos.

Antes de su último partido, en octubre de 1977 en el Estadio de los Gigantes de East Rutherford, Nueva Jersey, Pelé tomó el micrófono en un podio en el centro del campo, con su padre y Muhammad Ali a su lado, y exhortó a una multitud de más de 75.000 personas.

“Ahora digan conmigo tres veces”, declaró, “por los niños: ¡Amor! ¡Amor! Amor!”.

En sus 21 años de carrera, Pelé —nacido Edson Arantes do Nascimento— marcó 1283 goles en 1367 partidos profesionales, incluidos 77 goles con la selección brasileña.

Muchos de esos goles se convirtieron en leyenda, pero la influencia de Pelé en el deporte fue mucho más allá de los tantos. Ayudó a crear y promover lo que más tarde llamó “o jogo bonito” —el juego bonito—, un estilo que valoraba el control inteligente del balón, los pases ingeniosos y precisos, y un apetito voraz por el ataque. Pelé no solo lo practicó mejor que nadie, sino que lo defendió en todo el mundo.

Entre sus ventajas atléticas se encontraba un centro de gravedad extraordinario: cuando corría, se desviaba, aceleraba o retrocedía, su abdomen parecía no moverse nunca mientras sus caderas y la parte superior del cuerpo giraban a su alrededor.

Podía acelerar, desacelerar o girar en un instante. Fuera de equilibrio o no, podía golpear el balón con precisión con cualquiera de los dos pies. Relativamente bajo, con 1,70 metros de estatura, podía, sin embargo, saltar excepcionalmente alto, pareciendo a menudo que se sostenía en el aire para poner fuerza detrás de un cabezazo.

Al igual que otros deportes, el fútbol ha evolucionado. Hoy en día, muchas de sus estrellas pueden ejecutar tiros acrobáticos o secuencias de pases rápidos. Pero en su época, las habilidades de Pelé para crear y marcar eran impresionantes.

Primeros éxitos

Pelé saltó a la fama internacional en el Mundial de Suecia de 1958. Era un joven delgado de 17 años que de niño había jugado al fútbol descalzo en las calles de su empobrecido pueblo utilizando trapos enrollados como balón. Fue una estrella de Brasil, que marcó seis goles en el torneo, tres de ellos en la semifinal contra Francia y dos en la final, en la que su equipo se impuso por 5-2 a Suecia. Fue el primero de los cinco trofeos de la Copa del Mundo de Brasil, un récord.

Pelé también jugó en los equipos brasileños que ganaron en 1962 y 1970. En el torneo de 1966, en Inglaterra, recibió brutales patadas en los primeros partidos y finalmente quedó fuera de juego por una entrada de un jugador portugués que hoy en día habría sido expulsado, pero que entonces no tuvo consecuencias.

Con Pelé básicamente ausente, Brasil fue eliminado en la primera ronda. Estaba tan desanimado que anunció que se retiraría de la selección.

Pero lo reconsideró y jugó en la selección de Brasil en la Copa del Mundo de México en 1970. Ese equipo es ampliamente aclamado como el mejor de la historia; su capitán, Carlos Alberto, se unió más tarde a Pelé en el Cosmos.

“Desearía que hubiera seguido jugando para siempre”, escribió Clive Toye, expresidente y director general del Cosmos, en sus memorias de 2006. “Por otro lado, también lo desean todos los que lo vieron jugar, y esa gente del fútbol que nunca lo vio jugar es la gente más desafortunada del mundo”.

Edson Arantes do Nascimento nació el 23 de octubre de 1940 en Três Corações, una pequeña localidad rural del estado de Minas Gerais. Sus padres le pusieron el nombre de Edson en homenaje a Thomas Edison (la electricidad había llegado a su pueblo poco antes de que naciera Pelé). Cuando tenía unos 7 años, empezó a lustrar zapatos en la estación de tren local para complementar los ingresos de la familia.

Su padre, un jugador profesional cuya carrera se vio truncada por una lesión, era apodado Dondinho.

Los futbolistas brasileños suelen utilizar un único nombre profesionalmente, pero incluso el propio Pelé no estaba seguro de cómo había conseguido el suyo. Ofreció varias derivaciones posibles en Pelé: memorias del mejor futbolista de todos los tiempos, escrita con Orlando Duarte y Alex Bellos y publicada en 2006.

Lo más probable, escribió, es que el apodo fuera una referencia a un jugador del equipo de su padre al que había admirado y al que quería emular cuando era niño. El jugador era conocido como Bilé. Otros niños se burlaban de Edson llamándole Bilé hasta que se le quedó.

Uno de los primeros recuerdos de Pelé fue ver a su padre llorar, mientras escuchaba la radio, cuando Brasil perdió por 2-1 ante Uruguay en el partido decisivo de la Copa del Mundo de 1950 en Río de Janeiro. El partido aún se recuerda como una calamidad nacional. Pelé recordaba haberle dicho a su padre que un día, de grande, ganaría la Copa del Mundo para Brasil.

Firmó su primer contrato, con un equipo juvenil, cuando tenía 14 años y fue transferido al Santos a los 15. Marcó cuatro goles en su primer partido como profesional, que el Santos ganó por 7-1. Solo tenía 16 años cuando debutó con la selección nacional en julio de 1957.

Una nueva forma de jugar

Cuando el equipo de Brasil fue al Mundial de Suecia el verano siguiente, diría Pelé más tarde, estaba tan delgado que “bastante gente pensó que era la mascota”.

Una vez que lo vieron jugar, la cosa cambió. Los informes sobre las proezas de este precoz adolescente brasileño dieron la vuelta al mundo. Una crónica contaba cómo, contra Gales en cuartos de final, de espaldas a la portería, recibió el balón con el pecho, lo dejó caer hasta un tobillo y lo recogió al instante por detrás. Cuando rebotó, se giró —tan rápido que el balón apenas se separó un palmo del suelo— y lo introdujo en la red. Fue su primer gol en el Mundial y el único del partido, y puso a Brasil en las semifinales.

“Aumentó mi confianza por completo”, escribió en su autobiografía. “El mundo ahora conocía a Pelé”.

[Este obituario se actualizará en breve].

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