Pedro Hernández: la poética de la abstracción geométrica

Pedro Hernández (Cuba, 1932) iba para médico como lo había sido su padre, pero sus inclinaciones por el arte acabaron por seducirlo. Se doctora en Medicina por la Universidad de La Habana en 1957, el mismo año en el que el 13 de marzo, José Antonio Echeverría lidera , un ataque al Palacio Presidencial con la intención de derrocar al dictador Fulgencio Batista. Murió en el intento.

Cuba estaba entonces en una situación convulsa porque, si bien es cierto que su proyecto de modernidad vivía un momento de auge económico social sin precedentes al amparo de la Cuota Azucarera e inversiones estadounidense, también lo es que después del golpe de estado de Batista en 1952, las instituciones democráticas del país se habían deteriorado. A finales de la década de 1950, la masa crítica de la sociedad cubana comenzaba a percibir la necesidad de un cambio, cuyas esperanzas fueron depositadas en el triunfo de la revolución en 1959. Esperanzas frustradas por la deriva revolucionaria hacia la dictadura que aún gobierna.

En Cuba, como en otros países latinoamericanos como por ejemplo en Venezuela, Brasil, Argentina o Colombia, la abstracción nace con la aureola de modernidad. Es una nueva percepción del mundo con nuevos criterios estéticos, donde el arte comienza a relacionarse con el diseño y la arquitectura buscando otras esferas de percepción e interrelación con el público. El arte abstracto de finales de las décadas de 1940 y principios de 1950 encarnaba la ruptura frente al arte de las vanguardias figurativas de las primeras décadas del siglo XX. En este contexto de ruptura frente a la tradición figurativa cubana de entre 1920 y 1940, se celebran dos grandes exposiciones de arte abstracto “Diez Pintores Concretos” (1958) “Once Pintores y escultores” (1953).

Pedro Hernández se ve influenciado por estos ecos y emerge como artista abstracto en 1958 con la exhibición de su escultura “Trío” en la histórica galería Color Luz de La Habana, fundada por Loló Soldevilla y Pedro de Oraá, dos de los grandes artistas abstractos cubanos. Ese mismo año formó parte de la muestra colectiva “Artistas Noveles” en el Lyceum Lawn Tennis Club de La Habana. Desde entonces su trabajo ha profundizado en la poética de la abstracción geométrica, desarrollándose tanto en el lenguaje de la escultura como en el de la pintura. En 1969 fija residencia en Miami, participando en numerosas exposiciones colectivas e individuales, bienales y eventos artísticos en Estados Unidos y Europa.

“Pedro Hernández Domínguez. Abstracción geométrica (2012-2024)”, su muestra más reciente, curada por Ivonne Ferrer y Jorge Rodríguez Díez, contempla esculturas en piedra y técnica mixtas, obras en cerámica y trabajos en papel realizados durante más de una década. En este cuerpo de obras destaca una abstracción geométrica, sobre todo en las obras sobre papel, de colores planos ejecutados al modo de las artes gráficas, conformando un lenguaje serigráfico de una gran economía de recursos expresivos. Es una abstracción geométrica que se interesa por la relación espacio-volumen, potenciando la mirada sobre las figuras en sus múltiples desdoblamientos. Sus pliegues y despliegues, el desdoblamiento de sus volúmenes construye y, también deconstruye, la naturaleza objetual de estas figuras. Armando y desarmando como reflexión sobre el comportamiento del movimiento de las figuras y los objetos en el espacio.

Si las obras en papel, con el empleo de las líneas impecables delimitando los diferentes planos y volúmenes de los objetos en el espacio, se sitúan claramente en la órbita poética de la abstracción geométrica, las esculturas hechas en piedra de Hernández Domínguez, en cambio, se sumergen en las fuentes del arte informalista. Es una escultura volumétrica, cuyos planos aparecen más desdibujados, y menos geometrizados. Las líneas esbozan segmentos de recorridos irregulares que le dan a la escultura tintes expresionistas, volúmenes macizos y oscuros con apariencia totémicas. Es una escultura abstracto expresionista de superficie más agreste, que absorbe la mirada entre la irregularidad de sus volúmenes. Una escultura que en cierto modo invita a la meditación metafísica.

Esta muestra de Pedro Hernández Domínguez habla de un artista en plena madurez y con un sello personal en el dominio del lenguaje abstracto geométrico sobre todo en el ámbito de la pintura. Pero esta muestra nos enfoca, además, en sus exploraciones escultóricas más escoradas hacia el arte informalista y aquí también Hernández Domínguez ha sabido labrarse su propio camino dentro del ámbito de arte abstracto cubano geométrico de las últimas décadas.

“Pedro Hernández Domínguez. Abstracción geométrica (2012-2024)”, en el Museum Contemporary Art of the Americas, 12063 SW 131 Ave., Miami. Hasta el 24 de mayo. Para más info: www.mocaamericas.org

Dennys Matos es crítico de arte, curator y editor. Especialista en arte latinoamericano.dmatos66@gmail.com