Paul Auster, hombre de letras y cineasta prolífico y experimental, muere a los 77 años

NUEVA YORK (AP) — Paul Auster, prolífico y premiado autor y cineasta conocido por una narrativa innovadora y relatos envolventes como “La trilogía de Nueva York” y “4 3 2 1”, falleció a los 77 años.

La muerte de Auster fue confirmada el miércoles por su agencia de representación literaria, la Agencia Carol Mann, que no dio más detalles. Se le había diagnosticado un cáncer en 2022.

Desde la década de 1970, Auster publicó más de 30 libros, traducidos a decenas de idiomas. Fue durante mucho tiempo un pilar del ambiente literario de Brooklyn y nunca obtuvo un gran éxito comercial en Estados Unidos, aunque era muy admirado en el extranjero por su visión cosmopolita y su estilo erudito e introspectivo. El gobierno francés le nombró caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 1991. También fue finalista del Premio Booker e incorporado a la Academia Estadounidense de Artes y Letras. En 2006 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Descrito como el “decano de los posmodernos estadounidenses” y “el más meta de los escritores de metaficción estadounidense”, Auster combinó historia, política, experimentos de género, búsquedas existenciales y referencias personales a los escritores y la escritura. “La trilogía de Nueva York” (en inglés “The New York Trilogy”), que reúne “City of Glass” (“Ciudad de Cristal”), “Ghosts” (“Fantasmas”) y “The Locked Room” (“La habitación cerrada”), era una saga detectivesca posmoderna en la que nombres e identidades se confunden y un protagonista es un detective privado llamado Paul Auster. El breve “Travels in the Scriptorium” (“Viajes por el Scriptorium”) envuelve una historia dentro de otra cuando un preso político se ve obligado a leer una serie de textos de otras víctimas, que terminarán incluyendo el suyo.

Su obra de ficción más larga y ambiciosa fue “4 3 2 1”, publicada en 2017 y finalista para el Premio Booker. La novela, de más de 800 páginas, es un relato de realismo cuadrafónico en la era post-Segunda Guerra Mundial, las sagas paralelas de Archibald Isaac Ferguson en un campamento de verano, partidos de béisbol de una escuela secundaria y las vidas estudiantiles en Nueva York y París durante las protestas de la década de 1960.

“Eran idénticos, pero diferentes, es decir, cuatro chicos con los mismos padres, los mismos cuerpos, el mismo material genético, pero cada uno viviendo en una casa distinta con sus propias circunstancias”, escribe Auster en la novela. “Cada uno con su propio sendero, y sin embargo, todos eran la misma persona, tres versiones imaginarias de sí mismo, y para colmo él mismo se incluye como el Número Cuatro; el autor del libro”.

Otras obras fueron las recopilaciones de no ficción “Groundwork” y “Talking to Strangers”; una autobiografía familiar, “The Invention of Solitude” (“La invención de la soledad”); una biografía del novelista Stephen Crane (“La llama inmortal de Stephen Crane”); las novelas “Leviathan” (“Leviatán”) y la colección de poesía “White Space”. En su novela más reciente, “Baumgartner”, el protagonista es un profesor viudo agobiado por la idea de la mortalidad y que se pregunta “a dónde le llevará su mente ahora”.

Auster era un autor tan anticuado que usaba máquina de escribir y desdeñaba el email u otras formas de comunicación electrónica. Tuvo una carrera cinematográfica inusualmente activa, comparado con otros escritores.

A mediados de la década de 1990, Auster colaboró con el director Wayne Wang en el aclamado filme “Smoke” (“Cigarros”), una adaptación del cuento humorístico de Auster sobre una tabaquería en Brooklyn y cierto cliente llamado Paul. La película estuvo protagonizada, entre otros, por Harvey Keitel, Stockard Channing y William Hurt y le valió a Auster un premio Independent Spirit al mejor guion. Wang y Auster luego hicieron otra película, “Blue in the Face” (“Humos del vecino”), un relato improvisado, también sobre una tabaquería Brooklyn, y que contó con actuaciones de Keitel y otros como Lou Reed y Lily Tomlin.

Auster eventualmente hizo él mismo sus películas. Keitel actuó en “Lulu on the Bridge” (“Lulú en el puente”), una historia de amor estrenada en 1998 que Auster dirigió y coescribió con Vanessa Redgrave. Nueve años después, Auster escribió y dirigió el drama “The Inner Life of Martin Frost” (“La vida interior de Martin Frost”), en que David Thewlis hace el papel de un novelista e Irène Jacob el de la mujer con una extraña conexión a la historia que él ha estado escribiendo.

“Las cuatro veces que he trabajado en películas, nunca tuve problema en hablarle a los actores”, dijo Auster al director Wim Wenders en una conversación publicada en la revista Interview en 2017. “Siempre me sentí en gran armonía con ellos. Fue después de esas experiencias que me di cuenta de que hay una similitud entre escribir ficción y actuar. El escritor lo hace con palabras sobre la página, y el actor lo hace con su cuerpo. El esfuerzo es el mismo”.

Auster se casó con la escritora Siri Hustvedt en 1982 y tuvo una hija, Sophie, que apareció en “The Inner Life of Martin Frost”. También tuvo un hijo, Daniel, de un matrimonio anterior con la autora y traductora Lydia Davis. Daniel Auster lucharía contra la adicción a las drogas y moriría de una sobredosis en 2022, poco después de ser acusado de homicidio involuntario en segundo grado por la muerte de su hija pequeña, Ruby.

Paul Auster nunca comentó públicamente sobre la muerte de su hijo, pero había escrito a menudo sobre la paternidad. En “The Invention of Solitude”, publicado en 1982, reflexionó sobre las “miles de horas” que pasó con Daniel en los primeros tres años de su vida y se preguntó si importaban. “Se perderá para siempre”, escribió Auster. “Todas estas cosas se desvanecerán para la memoria del niño para siempre”.

Nació en Newark, Nueva Jersey, Paul Benjamin Auster creció en un hogar judío de clase media, dividido entre el ahorro de su padre, hasta el punto de la avaricia, y el impulso de su madre de gastar, hasta el punto de la imprudencia. Pronto se sentiría como un extraño en su familia, amargado por el materialismo de sus padres y más inspirado por el “Ulises” de James Joyce o los cuentos de Edgar Allan Poe que por la seguridad de un trabajo tradicional.

Sus ideales se pondrían duramente a prueba. Después de graduarse de la Universidad de Columbia, Auster luchó durante años antes de poder encontrar un editor o ganar dinero con sus libros. Escribió poesía, tradujo literatura francesa, trabajó en un barco petrolero, intentó comercializar un juego de mesa de béisbol e incluso pensó en obtener ingresos cultivando gusanos en su sótano.

“Todo ese tiempo, mi única ambición era escribir”, afirmó Auster en su breve libro de memorias “Hand to Mouth” (“A Salto de Mata”), publicado en 1995. “Lo sabía desde los 16 o 17 años, y nunca me había hecho ilusiones pensando que podía ganarme la vida con ello. El escritor no ‘elige una profesión’ como el que se convierte en médico o policía. No lo eliges, sino que te eligen, y una vez que aceptas el hecho de que no eres apto para nada más, tienes que estar preparado para recorrer un largo y penoso camino por el resto de tus días”.

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El periodista de AP Matt Kemp en Londres contribuyó a este despacho.