Paternidades resilientes: desafío y oportunidad para los hombres

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En la actualidad, ser padre implica enfrentar el desafío global de sobrevivir desde la precariedad laboral, los bajos salarios y los rápidos cambios culturales. Para muchos hombres, cumplir con el rol tradicional de proveedor se nos vuelve cada vez más difícil, generando estrés financiero y, en muchos casos, afectando la salud mental y las relaciones familiares.

Sin embargo, en medio de estas dificultades, nuestra paternidad es también una oportunidad única para redefinir lo que significa ser hombre en este momento histórico. La paternidad resiliente nos invita a repensar nuestros roles masculinos, no sólo como proveedores estresados, sino también como cuidadores activos y empáticos, aún en la distancia. Sabemos que los padres tenemos un papel crucial en la formación de nuestras hijas e hijos. Así que necesitamos acompañar a padres sensibles a criar niñas con un fuerte sentido de autoestima y libertad, para que sean niñas poderosas, evitando educarlas en los roles de género tradicionales que las colocan en situaciones de vulnerabilidad, mostrando que el amor y la violencia no están vinculados. También podemos animarnos a ser modelos de comportamiento respetuoso y equitativo, enseñando a nuestros hijos la igualdad y el rechazo a las violencias, el racismo y el adultismo; previniendo que normalicen estas conductas en sus vidas y futuras relaciones de pareja.

En la cultura machista, a los hombres se nos enseña a guardar silencio en todas las formas posibles. Este silencio puede convertirse en una caja oscura que nos mantiene atrapados en una masculinidad vieja, por la complicidad con las violencias machistas de nuestro entorno, afectando nuestra capacidad de ser padres resilientes. Por ello, es esencial romper este silencio. Hablar y crear diálogos abiertos con otros hombres, con nuestras familias, parejas, hijos e hijas, este un paso crucial, diría que es un rito de paso necesario hacia otras formas de ser hombres. No se trata de victimizarnos en lo difícil de ser distintos, sino de reconocer nuestra voluntad de cambio, esforzarnos en buscar alternativas y de construir dinámicas familiares basadas en el diálogo, la comprensión y la cooperación.

Es fundamental que superemos la idea ingenua de los pequeños cambios individuales. Son bienvenidos, pero exiguos ante la magnitud de problema masculino. Tenemos que exigir la creación de políticas públicas que reconozcan y aborden las complejidades del cambio cultural masculino, en sintonía con las políticas de género, especialmente frente a las realidades económicas que atravesamos la mayoría de los hombres trabajadores para cumplir con las responsabilidades parentales, buscando que los programas de subsidios, empleo digno y los sistemas de cuidado cuidado infantil sean universales, para asegurar que los niños y niñas no se vean afectados por la precariedad económica de sus padres. Y reducir en lo posible la cantidad de padres que abandonan, que son ausentes o en franca huida de sus responsabilidades legales.

Además de acciones institucionales y programas de gobierno, necesitamos voluntad política para impulsar un cambio cultural profundo y prevenir el boicot cultural machista. Es vital que estas iniciativas personales y programáticas sean validadas por otros hombres con poder simbólico, para que no se perciban como una amenaza a la identidad, debilidad o victimización de los hombres, sino como una evolución natural hacia una masculinidad más rica y saludable, es decir, una oportunidad para asumir nuestras responsabilidades parentales de manera plena y consciente. Necesitamos contar historias que celebren la paternidad equitativa y responsable. Estas narrativas deben empoderar a los hombres a ser mejores padres y compañeros, mostrando cómo la equidad y el respeto mutuo mejoran la calidad de vida de todos los integrantes de la familia.

Es pertinente llevar este diálogo a los espacios de socialización tradicionalmente masculinos, como los equipos de fútbol y otros entornos de entretenimiento, los cuales representan una oportunidad única para incorporar nuevas narrativas y modelos de paternidad positiva. A través de talleres, campañas de sensibilización y grupos de apoyo, podemos comenzar a transformar estas dinámicas machistas.

No hay que olvidar que la ideología patriarcal dominante tiene miles de años en nuestras sociedades, desde ahí la mayoría define lo que es normal y de sentido común. Por ello necesitamos asumir que el proceso de cambio cultural no es inmediato, ni mágico, seguirán coexistiendo con distintas expresiones de masculinidad, simulación y torpezas, lo importante es acompañar a esos hombres que desde su paternidad ya abrieron una puerta para ser hombres distintos. Uno de nuestros mayores desafíos es contrarrestar activamente la influencia de los grupos neomachistas y neofascistas que buscan radicalizar a hombres enojados por los avances en los derechos de las mujeres y por su precariedad laboral, para exaltar “la naturaleza del hombre” y la nostalgia al pasado de dominación absoluta.

El desafío es grande, pero la urgencia de cambio es aún mayor. Este día del padre es una invitación a todos los hombres a sumarse a esta transformación, a tomar la decisión personal de participar en algún programa de educación y sensibilización, y a apoyar a otros hombres en su camino hacia una paternidad positiva y resiliente. Juntos, podemos construir un futuro donde todas las personas, sin importar su origen, género y edad puedan vivir con dignidad, equidad y libres de violencia.

* Juan Martin MX (@juanmartinmx) es coordinador de @OllinTV, Educador Callejero y Fundador de El Caracol A. C.