Nos patearon el trasero. Los Marlins siguen encadenados a la frustración en Miami mientras crecen los fracasos

Quizá lo mejor para los Marlins sea irse de Miami.

Esta estancia en casa solo les ha traído una racha de fracasos y decepciones que no presagia nada bueno para el resto de la temporada y genera demasiadas dudas sobre el presente. Después de siete derrotas en fila, ¿cuándo va a ganar este equipo?

Todo apunta a que sería en San Luis porque no van a quedar eternamente condenados a mantener ese infame cero en la tabla, pero no se trata del futuro sino del ahora que este miércoles volvió a quedar en entredicho luego de una derrota 10-2 frente a los Angelinos.

Luego de ceder cuatro juegos ante Pittsburgh, los peces fueron barridos por Los Angeles y no cabe duda de que los Cardenales tratarán por todos los medios de derramar más sal en la herida de un momento que duele mucho por la forma en que ha sucedido.

“Estas series en casa nos dejaron con sentimientos encontrados’’, comentó el manager Skip Schumaker.

“En algunos juegos estuvimos mejor y dejamos escapar ventajas, pero esta vez nos patearon el trasero. En otros juegos nos patearon el trasero. Así de sencillo’’.

Valga decir que los Marlins son el primer equipo en la historia de las Grandes Ligas que pierden siete juegos en un inicio de temporada, después de haber alcanzado los playffs en la contienda previa, de ahí que el contraste sea más llamativo y devastador.

De esta manera, los Marlins dejaron atrás a los Cardenales de 1997, a los Rays del 2011 y a los Atléticos del 2021 que también iniciaron sus campañas con balance de seis fracasos antes de alcanzar su primer triunfo, tras haber llegado a los playffs.

Por supuesto que nadie espera que esta versión de Miami iguale la peor marca para un inicio de temporada que es de 21 fracasos en fila y pertenece a los Orioles de Baltimore de 1988, pero ya es hora de que pase algo que sea como un revulsivo: una voz en el clubhouse, una reunión de peloteros, una mirada profunda y sincera a la manera en que se construyó esta nómina y las expectativas colocadas sobre el.

“No hay pánico en ese clubhouse’’, agregó Schumaker.

“Los muchachos siguen viniendo al estadio con mentalidad positiva, pero a nadie le gusta comenzar una temporada con siete derrotas y al final todas las derrotas cuentan, sean en el momento que sean. Tenemos que encontrar la manera de salir adelante’’.

Hacer el recuento de este partido es desgranar un rosario de problemas, desde un experimento como el de AJ Puck que por ahora no va a ninguna parte, a una ofensiva anémica e inconexa, a un relevo que definitivamente se muestra incapaz de contener nada ni nadie.

Puck se fue con cuatro carreras a su cuenta luego de cuatro episodios, pero ninguno de los hombres que le sucedieron en el montículo pudo ponerle un pare a los Angelinos, que llegaron con la cabeza baja de una serie perdida en Baltimore y aquí pareciera que fueran candidatos a la Serie Mundial.

Salvo el segundo, el sexto y el noveno innings, la novena de Los Angeles fabricó carrera en todos los capítulos del encuentro, mientras Miami solo se anotaba dos en el tercero con sencillos impulsores de Jake Burger y Josh Bell que conformaron una parte minúscula de la anécdota.

Y así se van los Marlins de Miami, abrazados a la perversa sensación de haber sido parte del peor período en casa para iniciar una temporada y con la ilusión de que en San Luis todo pudiera cambiar para mejor, aunque esa será otra historia y otra espera.