La Patagonia, tierra de lagos y cerros

Tierra de indígenas mapuches durante gran parte de su historia, la Patagonia andina es ahora una de las paradas obligatorias para todos aquellos turistas, argentinos o extranjeros, que quieran disfrutar del esquí en invierno y las caminatas y la pesca en época estival.

Conjugar en un mismo enclave naturaleza, tranquilidad y aventura es uno de los atractivos de la ciudad de San Carlos de Bariloche, afincada en el corazón del Parque Nacional Nahuel Huapi y bordeada por el inmenso lago homónimo, un paraje natural de imponente belleza.

Conocida simplemente como Bariloche, la ciudad es puerta de entrada a la zona de lagos, ríos y cerros que la mano del hombre ha respetado para así preservar una fauna y flora de las más bellas del país.

A tan magnos paisajes les corresponden nombres igual de sonoros. Así, el cerro que se erige sobre Bariloche con picos semejantes a torres góticas de iglesias medievales fue bautizado como cerro Catedral, mientras que los sonidos atronadores que producen los aludes han dado nombre a cerro Tronador, otro lugar digno de visita a más de 3,000 metros de altura.

El maravilloso lago Nahuel Huapi

Cerro Catedral es una de las estaciones de esquí más famosas de Sudamérica y es el destino elegido por gran parte de los argentinos para festejar el final de su escolaridad con la nieve virgen y las múltiples discotecas situadas al pie del cerro y en el centro de la ciudad.

El lago Nahuel Huapi (“isla del Tigre” en lengua mapuche) es uno de los mayores atractivos de la zona y como el resto de lagos cordilleranos es el resultado de la última era glaciar, que comenzó hace 30,000 años y terminó hace 10,000.

Siguiendo la carretera que bordea el lago, con los cerros blancos inmaculados al fondo, se llega tras un camino de angostas curvas a una de las vistas panorámicas más repetidas en las postales, el hotel Llao-Llao (“hongo” en mapuche).

Desde este imponente hotel, uno de los más famosos de Argentina apto sólo para los bolsillos más holgados pero un lugar en el que disfrutar de un café con vistas, se divisa todo el esplendor de la península con el lago como centro cristalino, protegido por las cordilleras a la izquierda y Bariloche a la derecha.

El Nahuel Huapi no sólo bordea los cerros y las ciudades, sino que en su interior esconde uno de los parajes naturales más bellos de la zona, Isla Victoria y el bosque de Arrayanes, considerado monumento natural.

Llegar a semejante enclave natural requiere de un viaje en catamarán que zarpa de Puerto Pañuelo, situado en Villa La Angostura, y que recorre la inmensa belleza del lago ofreciendo una espectacular panorámica de los Andes.

Antes de embarcarse en el crucero por el lago, visitar Villa La Angostura es un paseo breve pero intenso en el que esta pequeña aldea construida básicamente en madera muestra los encantos de vivir camuflada entre abetos y nieve y ofrece sus delicias artesanales, como el chocolate, los tomates u hongos ahumados y la trucha, pescado por excelencia de la zona lacustre.

El Bosque de Arrayanes es el único bosque de este tipo de árboles que queda en el mundo. Los Arrayanes se caracterizan por su corteza sedosa y su color canela.
El Bosque de Arrayanes es el único bosque de este tipo de árboles que queda en el mundo. Los Arrayanes se caracterizan por su corteza sedosa y su color canela.

El único bosque de arrayanes del mundo

Isla Victoria es la primera parada del catamarán y aparece en medio del lago como un lugar de frondosos senderos donde se pueden apreciar varias especies exóticas de árboles como sequoias, abedules, abetos, aromos o pinos fruto de importaciones desde Europa y Estados Unidos.

Tras esta visita, una nueva navegación por el Nahuel Huapi acerca al visitante a la península de Quetrihué, divisada desde lejos gracias a la inmensidad de unos árboles de más de 300 años de edad con cortezas sedosas color canela: los arrayanes.

Vista de la orilla de la isla que alberga el Bosque de Arrayanes desde el catamarán que permite recorrer gran parte del lago Nahuel Huapi.
Vista de la orilla de la isla que alberga el Bosque de Arrayanes desde el catamarán que permite recorrer gran parte del lago Nahuel Huapi.

Estamos en el único bosque de arrayanes que queda en el mundo entero. Existen algunos ejemplares de arrayanes sueltos distribuidos por el mundo, pero esta agrupación boscosa en el corazón de la Patagonia es única en el mundo; el otro bosque de arrayanes que quedaba estaba situado en Hiroshima.

Un paseo de 600 metros por tablones de madera permite recorrer este bosque de árboles centenarios y para los más deportistas se abre la posibilidad de descubrir toda la isla y volver a pie a Villa La Angostura tras dos horas de caminar rodeado de fauna y flora autóctona.

La feria artesanal de El Bolsón, 130 km al sur de Bariloche, aldea de antiguos hippies y trotamundos, muestra los productos de la zona, tales como la miel artesanal, la cerveza casera, el jugo de arándanos o los objetos de madera para la casa.
La feria artesanal de El Bolsón, 130 km al sur de Bariloche, aldea de antiguos hippies y trotamundos, muestra los productos de la zona, tales como la miel artesanal, la cerveza casera, el jugo de arándanos o los objetos de madera para la casa.

El aislamiento y la tranquilidad de la Patagonia son dos de sus atractivos, mucho más acentuados en la pequeña población de El Bolsón, en el suroeste de la provincia de Río Negro y a poco más de cien kilómetros de Bariloche por una carretera una vez más de gran belleza natural.

En esta pequeña localidad se instalaron en los años sesenta trotamundos y hippies y durante la dictadura militar argentina de hace veinte años arribaron también pacifistas, bohemios y artesanos que instauraron un modelo de vida basado en la no violencia.

Según dicta la leyenda, este objeto de El Bolsón, 130 km al sur de Bariloche, actúa como una veleta y ayuda a todo aquel que se posa debajo a encontrar la dirección que debe llevar en su vida.
Según dicta la leyenda, este objeto de El Bolsón, 130 km al sur de Bariloche, actúa como una veleta y ayuda a todo aquel que se posa debajo a encontrar la dirección que debe llevar en su vida.

Ahora, El Bolsón es una pequeña ciudad repleta de vestigios rústicos y con los herederos de esta cultura hippy manteniendo estos valores protegidos por las blancas montañas.

Situada en el fértil valle Nuevo, esta localidad presume de una feria artesanal en la que el pueblo muestra orgulloso sus artesanías y los productos agrícolas, como la miel artesanal, la cerveza casera, el jugo de arándanos o los objetos de madera para la casa.

El lago Puelo está situado a pocos kilómetros de El Bolsón y es uno de las parajes naturales más visitados de la zona, tanto en invierno como en verano.
El lago Puelo está situado a pocos kilómetros de El Bolsón y es uno de las parajes naturales más visitados de la zona, tanto en invierno como en verano.

Escondido detrás de esta aldea se encuentra el lago Puelo, amurallado por nevadas montañas y con una pequeña playa de piedras blancas en la que los autóctonos y turistas se deleitan con el paisaje y disfrutan del buen tiempo en la época estival.

La ciudad de San Carlos de Bariloche se encuentra bordeada por el lago Nahuel Huapi y es la puerta de entrada a la zona de lagos, ríos y cerros que la mano del hombre ha respetado para preservar un paraje de gran belleza natural.
La ciudad de San Carlos de Bariloche se encuentra bordeada por el lago Nahuel Huapi y es la puerta de entrada a la zona de lagos, ríos y cerros que la mano del hombre ha respetado para preservar un paraje de gran belleza natural.

Una de las rutas más tradicionales del sur lleva de San Carlos de Bariloche a San Martín de los Andes, un pequeño pueblo que desemboca en el lago Lácar, antiguamente denominado por los aborígenes como “Valle de los Dioses”.

Machónico, Escondido, Falkner, Villarino, Correntoso, Espejo y Hermoso conforman este bucólico recorrido llamado “La ruta de los Siete Lagos”, casi doscientos kilómetros de carretera por la que asoman, a veces más escondidos o a simple vista, estos espejos de agua.