Pasteur-AMIA: la estación de subte que recuerda el peor atentado de la historia argentina será renovada
Sebastián Barreiro tenía cinco años cuando convenció a su madre, Rosa, de tomar el subte de la línea B desde Lacroze hasta Pasteur en lugar de ir en colectivo hasta el Hospital de Clínicas. Su madre aceptó porque era una salida especial por su primer día de las vacaciones de invierno. Viajar por ese túnel le remitía al niño a las Tortugas Ninjas. A las 9.53 de la mañana de ese lunes, cuando ellos jugaban al “Veo Veo”, un viento fuerte arrancó a su hijo de la mano de Rosa. Fue para siempre. Había explotado una bomba justo por donde pasaban, en Pasteur 633, en el barrio porteño de Once, la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
“Sebi”, como le decía su madre, se convirtió en el más joven de los 85 muertos; Rosa, en uno de las 300 heridos que reviven el momento y claman para que no quede impune la causa. La propia Rosa contó la tragedia en el corto animado “Rosa y Sebastián” difundido por AMIA en 2018, a 24 años del suceso. “Cada 18 de Julio es otra bomba, porque siguen pasando los años y yo sigo igual que en el 94”, dice en un pasaje de esos casi cuatro minutos de duración. Este año se cumplen 30 años del atentado del 18 de julio y que conmocionó al país, uno más dañino aún que el perpetrado por la Embajada de Israel el 17 de marzo de 1992.
El Gobierno de la Ciudad, a través de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), lanzó en diciembre la licitación pública N°235 para poner en valor la estación Pasteur, rebautizada en 2015 como Pasteur-AMIA. Esta restauración incluirá la del sello distintivo que tiene esta estación: los murales dedicados a la memoria del atentado.
El plan integral, con un presupuesto delineado en octubre de $791.149.025,89, tiene previsto impermeabilizar las paredes y techos, mejorar los accesos de pasajeros, los vestíbulos, los andenes, las vías, las intervenciones artísticas que fueron dadas a conocer con el cambio de nombre, entre otras tareas de reacondicionamiento. Según las bases de este paso legal, se indica que demandará cuatro meses y medio de trabajo, de los cuales dos y medio implicarán su cierre al público.
Según informaron desde SBASE a LA NACION, aún no se conoce a la empresa ganadora de la licitación, cuya propuesta debía presentarse hasta el 4 de enero. Tampoco está aún la fecha de inicio de las obras, por lo que es probable que no llegue a estar lista para la fecha de la conmemoración de los 30 años.
Las tareas previstas son similares a las que se hicieron en las estaciones Acoyte y Castro Barros (Línea A), San Martín (Línea C), Bulnes (Línea D) y Jujuy (Línea E).
Los murales
El distintivo de la estación Pasteur-AMIA son los murales que recuerdan al atentado. Muchos de estos se encuentran percudidos por el paso del tiempo o dañados. “La Memoria”, de Miguel Rep basada en la canción de León Gieco, y lo realizado por Maitena, Buenos Aires Stencil, Corne y Fontanarrosa son los más afectados. Otros artistas que dejaron su impronta son Crist, Caloi, Johr, Tute, Sergio Izquierdo White, Langer, Luis Campos, CEO, Pito Campos, Grondona White, Liniers, Napo, Emiliano Miliyo, Patti, Daniel Paz, Rocambole, Rudy, Sendra y Sábat. Ante la consulta, SBASE no precisó cómo se hará la restauración.
La reinauguración de la estación Pasteur con el nombre Pasteur-AMIA fue en 2015 e inició las tres etapas conmemorativas con la curaduría de Elio Kapszuk, director de arte y producción de AMIA. La idea se empezó a trabajar en 1999 con la intención de crear un “corredor de la memoria”, para evocar el atentado y a sus víctimas mortales y como pedido de justicia. Le siguieron los 85 árboles con los nombres de cada una de los fallecidos a lo largo de la calle Pasteur, desde avenida Corrientes, donde está el subte, hasta el Hospital de Clínicas. En este último punto, tres gigantescos murales, de Martín Ron, de “El Marian” y de Mariela Ajras, ilustran sobre Uriburu al lugar sanitario donde se atendieron las urgencias de los damnificados por el acto terrorista. Ron es quien hizo también el “Muro de la Memoria”, pintada en la sede de la AMIA donde quedaron las dos únicas columnas del viejo edificio destruido.
El último homenaje a la intemperie fue el año pasado, con un espacio verde y público creado sobre los escombros del edificio atacado: la plaza Memorial AMIA. La misma está ubicada frente al río entre Ciudad Universitaria y el Parque de la Memoria, y es parte de la recuperación del Gobierno de la Ciudad de la costa rioplatense comprendida entre Avenida General Paz y la Reserva Ecológica Sur.