Esto es lo que pasó en el caso Pelicot, el juicio por violación masiva en Francia

Esto es lo que pasó en el caso Pelicot, el juicio por violación masiva en Francia

Esta semana se espera que haya un veredicto en el caso de Dominique Pélicot, acusado de haber drogado a su esposa Gisèle con somníferos y ansiolíticos y violarla repetidamente, así como de haber reclutado a decenas de hombres por internet para que también la violaran mientras estaba inconsciente. Esta es la historia judicial que ha sacudido a la sociedad francesa y ha acaparado titulares en todo el mundo.

El horror sufrido por Gisèle Pélicot

La Fiscalía dice que Dominique Pélicot organizó a más de 50 hombres en su casa en el pueblo de Mazan, en el sur de Francia, para violar a su esposa mientras estaba inconsciente y que es “plenamente responsable” de sus acciones. La fiscal Laura Chabaud del caso pidió la pena máxima de prisión de 20 años.

Durante un período de casi 10 años, Dominique Pélicot utilizó un sitio web y plataformas de mensajería para buscar hombres en un radio de aproximadamente 40 kilómetros. El hombre ha admitido que drogaba habitualmente a su esposa con un fuerte sedante antes de permitir que desconocidos abusaran sexualmente de ella.

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Las primeras agresiones se remontan a 2011. El calvario duró cerca de una década, en la que ella no fue consciente de lo que sucedía.

Los delitos salieron a la luz en 2020, cuando el esposo fue detenido luego de que se lo descubriera filmando bajo las faldas de mujeres en un centro comercial.

La Policia confiscó su teléfono y su computadora y encontró imágenes de los abusos hacia ella, que estaba fuertemente sedada mientras sucedían.

El juicio contra Dominique Pélicot

El juicio contra Dominique Pélicot y otros 50 acusados en el caso comenzó en septiembre. y Gisèle Pélicot, de 72 años, decidió renunciar a su derecho a que se realizara de manera privada.

En cambio, pidió, según sus abogados, que fuera un juicio público, con el objetivo de alertar a la opinión pública sobre los abusos sexuales y los peligros que representan las drogas como las que, según la acusación, utilizó su esposo.

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Las imágenes del juicio, que concluye esta semana, muestran que, efectivamente, la vergüenza que muchas veces recae injustamente sobre las víctimas de violencia sexual ha cambiado de lado.

Gisèle Pélicot ha sido recibida con aplausos en la corte, donde ha estado acompañada por sus hijos, y ha hablado abiertamente con la prensa.

No ha sido el caso de los acusados.

Dominique Pélicot, de 71 años, admitió en el juicio que drogó a su mujer y que reclutó a decenas de desconocidos para que la violaran.

“Soy un violador como todos los que están en esta sala”, dijo.

Dominique Pelicot en un sketch ante un tribunal. - Reuters
Dominique Pelicot en un sketch ante un tribunal. - Reuters

Pélicot declaró ante el tribunal que había tenido una infancia difícil y que él mismo había sido víctima de violación. Según medios de comunicación locales, en algunos momentos lloró.

También pidió perdón a su mujer, a sus hijos y a sus nietos aunque lo que hizo, según sus propias palabras, “no sea perdonable”.

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Otros 50 hombres enfrentan cargos de violación en el juicio. Tienen entre 26 y 73 años.

Pero la cifra de presuntos implicados es aún mayor: Dominique Pélicot dijo que un total de 72 hombres llegaron a participar de los abusos.

Algunos de los acusados han admitido su culpabilidad. Entre ellos está Lionel Rodríguez, que, según reportes, se disculpó en la corte. Dijo que si hubiera sabido que ella no era consciente no lo hubiera hecho, pero que “debería haber comprobado que ella estaba de acuerdo”, reportó Reuters.

“No hablé con ella, así que no pude obtener su consentimiento. Me siento culpable por lo que hice”, dijo.

Otros dicen que pensaban que la esposa simulaba estar dormida, lo que contradice la versión de Dominique Pélicot, quien aseguró en la corte que sabían todo lo que pasaba.

Cada uno de ellos se enfrenta a una pena de hasta 20 años de cárcel si es declarado culpable.

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Gisèle Pélicot declaró a los investigadores que había sufrido lapsus de memoria y que había consultado a un ginecólogo por dolores inexplicables. No fue hasta hace cuatro años que entendió lo sucedido.

Un grito alrededor del mundo

Su batalla pública llevó a cientos de personas, en su mayoría mujeres, a alzar las voces en concentraciones que tuvieron lugar en Francia a mediados de septiembre.

Y es que la historia de Gisèle Pélicot es la historia de millones de mujeres en todo el mundo.

A nivel global se calcula, según la ONU, que 736 millones de mujeres han sido víctimas en al menos una ocasión de violencia física o sexual, o de ambas a la vez. Esto significa 1 de cada 3 mujeres. Y, tal como indica la Organización Mundial de la Salud, la mayor parte de las ocasiones el agresor no es un extraño, es la propia pareja.

Cerca de 15 millones de adolescentes mujeres han sido sometidas a relaciones sexuales forzadas, según cifras de las Naciones Unidas.

El caso de Gisèle Pélicot también puso en el centro del debate otro concepto central en la lucha contra la violencia sexual: el consentimiento.

El consentimiento sexual es un acuerdo para participar en una actividad sexual, según la definición de la organización Planned Parenthood, que lo explica muy claramente: “Antes de mantener relaciones sexuales con otra persona, debes saber si esta persona está de acuerdo”.

Una clave importante de toda esta conversación es que la ausencia de un “no” no significa “sí”.

En Francia, la definición legal de violación incluye los conceptos de coacción, violencia, amenaza y sorpresa. Pero no menciona expresamente el consentimiento.

Defensores de los derechos de la mujer han pedido que el concepto se integre a la ley, para que se tipifiquen como violaciones todas las relaciones sexuales donde no exista el consenso.

Y, según reportó AFP, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el ministro de Justicia, Didier Migaud, se han manifestado a favor de un cambio de este tipo.

También crece en Francia la conciencia sobre la sumisión química, es decir el acto de drogar a una persona para abusar de ella.

La hija de Gisèle y Dominique, Caroline Darian, está al frente de una campaña de sensibilización llamada “M’endors Pas”, que significa “No me duermas”, para alertar sobre esta realidad.

Mientras tanto, en la ciudad sureña de Avignon, Gisèle Pélicot sigue enfrentando una batalla de meses de duración consciente de que se trata de mucho más que ella. Una gran multitud de simpatizantes se han congregado en la sala del tribunal de gran instancia de la ciudad francesa a lo largo del juicio.

“Dedico esta lucha a todas las mujeres y hombres del mundo que son víctimas de violencia sexual. A todas las víctimas, quiero decirles hoy: miren a su alrededor, no están solas”, dice la mujer.

Con información de Saskya Vandoorne y Niamh Kennedy, de CNN.

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