A partir de ahora la ciudad de Austin, en Texas, exigirá a los restaurantes deshacerse de las sobras de alimentos de forma responsable

A partir de ahora los restaurantes tendrán que donar las sobras de comida o utilizarlas para fabricar abono orgánico.

AndreyPopov (iStock)
AndreyPopov (iStock)

Esta semana la ciudad de Austin, en Texas, implementó una nueva ley que impide a los restaurantes tirar a la basura las sobras de alimentos.

Según la ley que entró en vigor el 1 de octubre, los restaurantes pueden donar los alimentos que no consuman, enviarlos a las granjas o utilizarlos para fabricar abono orgánico. La medida también estipula que se capacite a los empleados sobre el manejo de dichos desechos.

“La ciudad se compromete a ayudar a las pequeñas y grandes empresas a encontrar soluciones rentables y a establecer programas de desviación para garantizar que los alimentos y otros productos orgánicos se utilicen de la mejor manera posible, cumpliendo con los requisitos de la ley”, dijo el lunes en un comunicado Sam Angoori, director interino del centro Austin Resource Recovery, una organización que ayuda a las empresas a deshacerse de las sobras de alimentos de forma sostenible.

Austin, la capital del estado de Texas, decidió enfocarse en los restaurantes después de que un estudio realizado en 2015 determinase que más del 85 % de la basura y el reciclaje provenía de empresas comerciales, viviendas multifamiliares y la industria alimentaria. El estudio demostró que el 37 % de la basura eran desechos orgánicos que se podían convertir en abono orgánico.

La nueva ley refuerza el objetivo de la ciudad de estar libre de desperdicios para 2040. Asimismo, estimula la donación de alimentos y el compostaje, a la vez que promueve un mayor reciclaje y desarrollo económico.

Según el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés), en el país se desperdicia el 40 % de los alimentos, a la vez que existen decenas de millones de personas que no cuentan con una seguridad alimentaria.

“Cuando desperdiciamos alimentos no solo añadimos material orgánico a los vertederos, donde se descomponen y generan metano, uno de los mayores precursores del calentamiento global, sino que también desperdiciamos el agua, tierra, energía, dinero, mano de obra y demás recursos que se utilizaron para cultivar, procesar, distribuir y almacenar esos alimentos”, comentó Darby Hoover, especialista ejecutivo en recursos de un programa del NRDC centrado en el desperdicio de alimentos.

Otras ciudades han promulgado iniciativas similares. San Francisco, considerado el líder de la reducción de desperdicios de alimentos, reutiliza aproximadamente el 80 % de los desechos de sus vertederos. En Seattle, todos los residentes, edificios y empresas del sector alimenticio deben registrarse en un servicio de recogida de residuos de alimentos. Mientras que los grandes restaurantes y los minoristas de alimentos de la ciudad de Nueva York también están obligados a deshacerse de sus sobras de forma responsable.

Willa Frej