“Hay una partidoverdización de la política”: académicos ponen la mira sobre las alianzas del Partido Verde

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De cara a 2024, hay una sola fuerza política que tiene asegurado que no va a perder. De hecho, pase lo que pase en las urnas, en cada ciclo electoral este partido termina bien parado, y con importantes réditos políticos y económicos.

Se trata del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), cuya historia es narrada por Paula Sofía Vásquez y Tito Garza Onofre en La mafia verde: traición, política y escándalos del Partido Verde Ecologista (Ariel, 2023), un auténtico thriller político en el que hay intriga, misterio, traiciones, dinero, poder, videoescándalos, muertes sin esclarecer; muchos villanos y prácticamente ningún héroe.

El libro es un manual para entender por qué el Partido Verde es, en estos momentos, la cuarta fuerza política nacional y una pieza fundamental en la coalición que apuntala el proyecto de Andrés Manuel López Obrador y de quienes aspiran a sucederlo.

Creado desde los años 80, el partido fundado por Jorge González Torres ha tenido un accidentado paso por la política mexicana desde 1994, cuando su fundador fue un exótico candidato presidencial que obtuvo apenas el 0.93 por ciento de la votación nacional.

Paula Sofía y Garza Onofre cuentan cómo el Verde fue construyendo una historia paralela a la de la transición, como una patología de un proceso de democratización a todas luces imperfecto.

¿Qué hicimos mal como democracia para que uno de nuestros productos finales y mejor acabados sea un engendro como el Partido Verde?”, se preguntan los autores en el epílogo de un libro escrito para las nuevas generaciones, para quienes no tienen porqué conocer el periplo del partido del tucán.

Se trata de la historia de una organización que en los 80 supo utilizar la entonces novedosa causa ecologista para explotarla políticamente; que compitió por primera vez en 1991, en las elecciones intermedias del sexenio de Carlos Salinas de Gortari; que perdió el registro en esos comicios, pero lo recuperó en 1993 para presentarse a las presidenciales un año después.

Un partido que, en 1997, insertó en la política al hijo del fundador, Jorge Emilio González Martínez, mejor conocido como “el niño verde”, y que se ganó un lugar en la historia como parte del primer bloque opositor en la Cámara de Diputados, en la histórica 57 Legislatura.     

En el libro se explica cómo el Partido Verde se alió con el PAN en el año 2000 para llevar a Vicente Fox a la Presidencia y cómo, tres años después, rompió con los panistas para aliarse con el PRI de Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo.

También se describe su crecimiento en las intermedias de 2003 y cómo, a pesar de perder en las urnas en las presidenciales de 2006, ganó influencia gracias a su cercanía con las televisoras.

El partido de la “telebancada” se mantuvo aliado al PRI en 2009, que desde entonces preparaba su regreso a Los Pinos de la mano de poderosos gobernadores, como Enrique Peña Nieto, que en 2012 acabó con el breve ciclo panista de dos sexenios acompañado de su aliado Verde, que en ese año conquistó en Chiapas su primera gubernatura. 

La mafia verde también narra cómo, en 2015 y 2018, el PVEM apareció en la boleta con el PRI, y cómo se sacudió de inmediato la derrota de José Antonio Meade en las presidenciales en las que Andrés Manuel López Obrador obtuvo un contundente triunfo.

Meses después de las elecciones de 2018, el Verde supo ganar perdiendo. Y, en septiembre, hizo explícita su alianza con Morena transfiriéndole cinco diputados que le dieron al partido guinda la mayoría absoluta en la 64 Legislatura. A cambio, se permitió que Manuel Velasco fuera gobernador y senador al mismo tiempo. 

Entrevistados con motivo de la publicación de este libro, Paula Sofía Vásquez y Tito Garza Onofre advierten que las prácticas del Verde se han instalado en el sistema político mexicano, ya no sólo como una anomalía, sino como un método casi perfecto para burlar las leyes electorales.

El uso del marketing político sin escrúpulos, la violación constante del modelo de comunicación política, la estridencia de promesas de campaña como la pena de muerte, el reparto de mochilas verdes, el uso de su logo en el papel con el que se envuelven las tortillas, los ‘cineminutos’ y el uso de ‘influencers’ para llamar a votar por los verdes en plena jornada electoral son parte de un amplio repertorio de trampas descrito en el libro con una penosa conclusión: el Partido Verde ha hecho de la impunidad su sello característico.

“El Verde nos evidencia todo lo que no hemos sabido componer, y todo lo que hemos permitido en esta transición a la democracia, con tal de hacerla. El Verde es como un testeador de leyes, o sea, ahí donde hay una falla, la va a encontrar; ahí donde hay un hueco, lo va a utilizar”, comenta Paula Sofía.

“El Verde lleva a la práctica dichos populares como ‘hecha la ley hecha la trampa’ o ‘el que no transa no avanza’, y lo cierto es que les resulta redituable”, agrega Garza Onofre.

En la obra, se recuerda cómo en 2016, luego de una serie de sanciones y multas millonarias, una parte de la sociedad civil se movilizó alrededor del lema #QuitenElRegistroAlVerde, lo cual no fue escuchado por la autoridad electoral.

En efecto, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral discutió un proyecto de acuerdo que pudo derivar en la expulsión del Partido Verde del sistema de partidos, pero siete de 11 consejeros (entre ellos el consejero presidente Lorenzo Córdova) votaron porque fuera la ciudadanía, con su voto, la que tomara esa decisión en la siguiente elección federal.

El error de dicha decisión del INE ha seguido causando graves daños a la democracia mexicana”, concluyen los autores en su libro, y destacan lo paradójico que resulta que Morena, y su entonces representante ante el INE, Horacio Duarte, hayan sido los principales críticos de aquella decisión de los consejeros.

“Esta decisión mostró que no todo se puede dejar a la voluntad popular de las urnas; si sistemáticamente vemos un patrón, que no es una elección a otra, sino algo histórico, entonces sí creo que, en retrospectiva, el ejercicio de quiten el registro al verde cada vez debe valorarse más”, afirma Garza Onofre.

“Hoy veo, con muchísimo pesar, una partidoverdización de la democracia”, explica Paula Sofía, “esta idea de ‘hay que ir a la alianza sin ideología, porque el chiste es nada más ganar votos’, el ‘no importa con quien te juntes’… ellos fueron los pioneros de esos cálculos políticos. Y en el tema de violar la ley: el Partido Verde desde muy pronto se dio cuenta de que podía hacer un cálculo de costo-beneficio, veía cuánto le iba a costar hacer algo en multas, y lo hacía, una, dos, tres, cinco veces y total, como las multas se pagan con dinero público y en cómodas mensualidades, pues no importa”.

Andrés Manuel López Obrador y Manuel Velasco
Andrés Manuel López Obrador y Manuel Velasco

El libro también aborda la historia reciente del Partido Verde. Narra cómo desde 2019, en los comicios de Puebla y Baja California, se convirtió en un fiel aliado de Morena y el lopezobradorismo, tanto en el plano electoral como legislativo.

En 2021, en un extraño acuerdo con Mario Delgado, Morena cedió el paso al PVEM para que Ricardo Gallardo llegara a la gubernatura de San Luis Potosí. Y al siguiente año, el Partido Verde impulsó a Mara Lezama como candidata de Morena a gobernadora de Quintana Roo, y le puso gabinete.

Ahora, sus dirigentes se alistan para las elecciones del 2024, a las que llegan con más fuerza que nunca y en posición de negociar su alianza con Morena y el PT en una posición de fuerza que no habían tenido antes.

“No hay que olvidar que es la primera elección presidencial que va con Morena y podría llegar al Poder Ejecutivo; es decir, seguirá colgándose esas ‘medallas’. El factor de que hoy tengan gubernaturas y estructuras sí cambia por completo la lógica de anteriores sexenios; sí lo veo más empoderado, sobre todo en la lógica de reparto de curules”, advierte Garza Onofre.

“Nosotros queremos que, si leen el libro, se acuerden de él en 2024 cuando estén en la boleta, y piensen qué es el Partido Verde y que no son inofensivos. De cara al 2024 hay que pensar, además, en tres factores: uno, que la relación en este sexenio pasa mucho por la relación personal de López Obrador con personajes como Fernando Coello (abuelo de Manuel Velasco), que hasta tenía oficina en Palacio Nacional; dos, la relación del Verde con Marcelo Ebrard y el papel que puede jugar el Verde en la decisión de la candidatura de Morena, y la tercera, las gubernaturas, esa capacidad de operación ya en territorios, en municipios y estados completos”, comenta Paula Sofía.     

En resumen, los autores consideran que el Verde se ha convertido en una necesidad para Morena, sobre todo cuando el discurso presidencial apunta a la obsesión por ganar la mayoría calificada en ambas Cámaras del Congreso, como su “plan C” ante la derrota jurídica de su reforma electoral y su molestia con la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 

El Verde será clave para Morena en la estrategia de 2024 y esto implica su empoderamiento y la generalización de las malas prácticas que lo han convertido en el partido más exitoso de la transición.

El PVEM es ejemplo de un partido sobreviviente a base de trampas y sobre el que, tarde o temprano, habrá de dejar de guardar un silencio tan cómplice como egoísta”, concluyen Paula Sofía y Garza Onofre.

La mafia verde narra, a su vez, una gran paradoja: en la autodenominada “cuarta transformación”, que presume un cambio de régimen, se han creado condiciones idóneas para consolidar la “partidoverdización” de la democracia mexicana.