El Partido Alianza: la alternativa al unionismo y nacionalismo en el Ulster

Belfast (R.Unido), 3 may (EFE).- El Brexit, 25 años de paz y la constante inestabilidad política han transformado la sociedad de Irlanda del Norte, asegura a EFE Stephen Farry, líder adjunto del Partido Alianza, formación multiconfesional que puede convertirse tras las elecciones autonómicas de este jueves en una alternativa al tradicional unionismo protestante y al nacionalismo católico.

Fundada en 1970, al comienzo del pasado conflicto, la Alianza, que se declara centrista liberal, ha dado desde entonces voz a posiciones moderadas y no sectarias, una estrategia arriesgada en la provincia británica, donde aún manda la política tribalizada.

Las encuestas le otorgan en torno al 16 % de votos en estos comicios, solo por detrás del todavía mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP), que recibe el 19 por ciento, y el antiguo brazo político del ya inactivo IRA, el nacionalista Sinn Féin, que con el 26 por ciento de sufragios se perfila, por primera vez en los cien años de historia de Irlanda del Norte, como ganador de estos comicios.

Tras las elecciones de 2017, la Alianza, de la mano de su líder, Naomi Long, entró en el Gobierno autónomo de poder compartido como quinta fuerza, superado por el Partido Unionista del Ulster (UUP), el nacionalista Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), el Sinn Féin y el DUP, en un orden que reflejaba perfectamente la división de la región en torno a dos bloques claramente diferenciados.

En 2019, recuerda Farry, su formación, contraria al Brexit, tuvo tres citas con las urnas "muy exitosas", lo que demuestra, dice, que la "sociedad de Irlanda del Norte está cambiando".

LOS JÓVENES RECHAZAN LAS ETIQUETAS TRADICIONALES

"La gente -señala- se está despojando de las etiquetas tradicionales y los puntos de vista del unionismo y el nacionalismo. Somos un partido intercomunitario que obtiene apoyo de todo el espectro y de votantes con perspectiva liberal y progresista".

Reconoce que la norirlandesa es aún "una sociedad dividida en muchos aspectos", pero celebra que desde la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo en 1998, el texto que puso fin al conflicto, "más y más gente" está adoptando "identidades múltiples y mezcladas", lo cual es "bueno".

Estudios recientes apuntan que está emergiendo un tipo de nuevo "unionismo secular" integrado por individuos procedentes tanto de la tradición protestante como católica, de aquellos que rechazan las políticas identitarias clásicas pero defienden la permanencia de Irlanda del Norte en el Reino Unido y, al mismo tiempo, rechazan el Brexit.

Incluso el censo refleja ahora que una parte de la población no se considera ya nacionalista proirlandesa ni unionista probritánica, sino simplemente "norirlandesa", una identidad nueva y propia para muchos de los que han crecido con el proceso de paz.

Este sentimiento "es bastante fuerte entre los jóvenes", pero la Alianza también ha detectado que "hay mucho más interés ahora en temas relacionados con la educación, la sanidad o las condiciones de vida", expone el político.

SIMPLEMENTE "NORIRLANDESES"

Por supuesto, la llamada "cuestión constitucional" todavía está muy presente, admite Farry en referencia a la unificación de Irlanda, un asunto que ha cobrado impulso desde el Brexit, rechazado por la mayoría del electorado norirlandés en la consulta de 2016, y que seguirá siendo protagonista en la próxima legislatura si el Sinn Féin se sitúa al frente del Gobierno.

El líder adjunto de la Alianza opina que no se dan las condiciones demográficas o políticas para que el Reino Unido convoque un "referéndum fronterizo" a medio plazo, pero dice que el "debate seguirá ahí y se intensificará".

"Nosotros somos un partido intercomunitario. No nos pronunciamos sobre la frontera, es una decisión deliberada porque queremos atraer a todas las comunidades. Pero participaremos con gusto en el debate y aportaremos nuestra perspectiva progresista liberal", subraya Farry.

LA ECONOMÍA ANTES QUE LA UNIFICACIÓN

No obstante, advierte, la prioridad absoluta tras estos comicios es arreglar, entre otros, "los problemas de la sanidad o el coste de la vida" y para ello debe salir de las urnas un nuevo Gobierno.

No será fácil. El DUP forzó la caída del Ejecutivo el pasado febrero por su oposición al controvertido protocolo del Brexit para la región, que obliga a revisar las mercancías que llegan desde Gran Bretaña para evitar la entrada incontrolada de productos al mercado comunitario europeo, al tiempo que impide una frontera dura entre las dos Irlandas, clave para el proceso de paz.

No obstante, este mecanismo ha elevado las tensiones políticas, sobre todo en la comunidad unionista-protestante, que ve peligrar su posición dentro del Reino Unido al tiempo que los nacionalistas agitan la bandera de la unificación.

De momento el DUP se ha negado a decir si está dispuesto a compartir el Ejecutivo con el Sinn Féin, pero sí ha recalcado que no participará en él si las conversaciones que mantienen Londres y Bruselas no solucionan los problemas que está causando el protocolo, lo que sumiría a la región en su enésima crisis.

La alternativa, dice Farry, es la suspensión de la autonomía y el gobierno directo de Londres, "del mismo Ejecutivo que nos trajo el Brexit y el protocolo y que ahora, simplemente, lo rechaza".

Javier Aja

(c) Agencia EFE