Un parque de patinaje con vista al coliseo le brinda a Roma una atracción turística moderna

Un juego de patinetas para dedos en el nuevo parque de patinaje cerca del Coliseo en Roma, el 30 de diciembre de 2022. (Stephanie Gengotti/The New York Times).
Un juego de patinetas para dedos en el nuevo parque de patinaje cerca del Coliseo en Roma, el 30 de diciembre de 2022. (Stephanie Gengotti/The New York Times).

ROMA — Ellos lo construyeron y la gente vino.

En su mayoría, vinieron chicos adolescentes, de Roma Nord, Ostia, Prenestina, Monterotondo y otros suburbios; llegaron caminando al centro de Roma, con patinetas en mano, para hacer volteos con talón, trucos aéreos y deslizarse por los obstáculos de un nuevo parque de patinaje, que se abrió al público justo antes de Navidad.

“Estábamos desesperados, no teníamos nada”, relató Lorenzo Ficini, de 27 años, un especialista en mercadotecnia y monopatinador que se acercó a un reportero en el momento preciso para decir que quería agradecerle a la ciudad por el parque de patinaje. Un triunfo espontáneo de relaciones públicas.

“Para nosotros, es como un sueño hecho realidad, la estructura es genial. Y además tenemos esto”, agregó Ficini señalando con su mirada al sur, donde los arcos del Coliseo romano se elevan por encima de una hilera de árboles, “que es maravilloso”.

El parque de patinaje —situado en la cima de la colina del Oppio, como es conocida desde la antigüedad esta área con vistas al anfiteatro del siglo I— es elogiado con absoluto descaro por los funcionarios de la ciudad de Roma como el parque de patinaje con la mejor vista del mundo.

“Esto sí es digno de una fotografía”, afirmó Alessandro Onorato, miembro del Ayuntamiento de Roma responsable de turismo y eventos públicos.

Onorato mencionó que esta ubicación única ayudó a convencer a World Skate, el organismo rector de todos los deportes realizados sobre ruedas de patinaje, que debía organizar una competencia de monopatinaje callejero en Roma el verano pasado. El evento atrajo a cientos de atletas de élite de todo el mundo y el parque de última generación que se construyó para la competencia se quedó ahí para que lo disfrutaran los romanos.

El nuevo parque de patinaje de última generación cerca del Coliseo en Roma, el 2 de enero de 2023. (Stephanie Gengotti/The New York Times).
El nuevo parque de patinaje de última generación cerca del Coliseo en Roma, el 2 de enero de 2023. (Stephanie Gengotti/The New York Times).

“Esto demuestra cómo un evento aislado puede tener un impacto duradero en una ciudad”, indicó Onorato.

En una tarde reciente, se escuchaba el golpeteo constante de los monopatinadores que aterrizaban con estilo, junto con uno que otro “¡ups!”.

“Para nosotros es muy importante”, dijo Papik Rossi, de 49 años, una figura habitual en el circuito del monopatinaje en Roma. “Jamás hemos tenido un parque en medio de la ciudad”.

Rossi se enamoró del patinaje en tabla tras ver el clásico de 1985 “Volver al futuro”, relató, antes de agregar en voz baja: “Ellos lo niegan, pero la mitad de mis conocidos empezaron por la misma razón”.

El nuevo parque es “bueno para los principiantes”, expresó, pero él sigue prefiriendo las calles.

Cuando Rossi empezó a andar en patineta en los años ochenta, casi todos los monopatinadores de la ciudad se conocían por nombre. Ugo Bertolucci, de 49 años, también fue parte de esa generación. Luego, Bertolucci narró que se les consideraba “extraterrestres”, bichos raros en una nación donde reinaba el futbol. “Ahora, es un deporte olímpico”, añadió encogiéndose de hombros.

Bertolucci recordó que, antes del internet, era más difícil aprender nuevos trucos. En aquel entonces, los monopatinadores como él veían cintas VHS de sus contrapartes en Estados Unidos —la cuna del patinaje en tabla— “una y otra vez, hasta que quedaban todas gastadas”.

Como aprendían en la práctica, las caídas eran inevitables. Hoy en día, hay un método más formal de educación en las muchas escuelas de monopatinaje que han surgido debido a la popularidad creciente del deporte. Esas lecciones previenen muchas lesiones, afirmó Bertolucci, quien ahora construye parques de patinaje en el norte de Italia, donde es más común este deporte.

“En aquel entonces, tenías que ser resistente”, contó.

El nuevo parque de patinaje es parte de un área recreativa más grande, y el proyecto, cuya construcción costó alrededor de 200.000 euros, o unos 210.000 dólares, incluirá una pequeña cancha de futbol, otra de voleibol, una sección con aparatos de ejercicio y un mirador hacia el Coliseo con tableros de damas y ajedrez. “Igual que Central Park”, manifestó Onorato.

El parque de patinaje también responde a una demanda cada vez mayor en la ciudad, donde ha crecido la popularidad del monopatinaje desde que el deporte fue parte de los Juegos Olímpicos de Tokio hace unos años, explicó Marla Ascone, de 44 años, quien, junto con su esposo, Nicolò Mattia Cimini, de 43 años, es propietaria y gerente de un parque de patinaje privado en Roma. “Hoy en día, cuando salimos, a menudo nos topamos con patinadores que no conocemos”, relató. “Antes, conocíamos a todos”.

Al caer la noche, los monopatinadores dieron sus últimas vueltas. Uno de ellos, Fabio Spalvieri, lamentó la falta de estructuras en su ciudad, Frosinone, unos 74 kilómetros al sureste de Roma, lo cual lo obliga a viajar. “Al menos es divertido”, reconoció.

Ahora que el parque está terminado, Onorato comentó que estaba seguro de que también vendrían personas del extranjero, pues mencionó que ha recibido correos electrónicos de patinadores de todo el mundo que se sienten intrigados por el sitio.

“Hay todo un grupo de personas que, gracias a ese parque, vendrá a Roma no para ver la Capilla Sixtina ni la Basílica de San Pedro, sino porque quiere patinar en el parque”, sostuvo. “Esto es lo que queríamos: comunicarle al mundo la imagen de una ciudad más contemporánea”.

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