El Parque Chicano de San Diego celebra su aniversario

Murales en el Parque Chicano en el Barrio Logan de San Diego, el 6 de noviembre de 2021. (John Francis Peters/The New York Times)
Murales en el Parque Chicano en el Barrio Logan de San Diego, el 6 de noviembre de 2021. (John Francis Peters/The New York Times)

SAN DIEGO, California — Debajo de las pasarelas de la autopista que se cruzan entre sí y el sonido de los autos que pasan a toda velocidad, se encuentra una de las colecciones más grandes de murales en exteriores de Estados Unidos.

Los rasgos característicos de Frida Kahlo están plasmados a gran escala en una columna de concreto. Guerreros aztecas majestuosos se preparan para la batalla. Hace unos días, por la tarde, una mujer se detuvo para fotografiar a César Chavez y a otros líderes latinos cuyos retratos están pintados en uno de los lados de una rampa de salida de la autopista.

Este es el Parque Chicano, el corazón del barrio mexicoestadounidense más antiguo de San Diego, conocido como Barrio Logan. El parque, que cumplirá su quincuagésimo segundo aniversario el viernes, sigue siendo un símbolo de la lucha de los latinos por ser reconocidos y tener poder en esta ciudad fronteriza, así como en el resto de California.

“A lo largo de nuestra vida, para la mayoría de nosotros, esta es quizá la única oportunidad que hemos tenido de alzar la voz, de dar una opinión sobre algo que queremos”, mencionó Jose Gomez, uno de los líderes en la creación del parque, en “Chicano Park”, un documental de 1988. “¿Sabes?, no es un parque muy grande, pero es nuestro parque”.

A principios de la década de los sesenta, un vecindario con predominancia latina en el sureste de San Diego conocido como Logan Heights se bifurcó para la construcción de la autopista Interestatal 5. Tan solo unos años después, el recién edificado Puente Coronado también se abrió paso través de la comunidad y desplazó a todavía más familias.

Aunque los mexicoestadounidenses estaban aconstumbrados desde hace mucho tiempo a no ser incluidos en las decisiones tomadas por los funcionarios de gobierno, muchos comenzaron a sentirse más empoderados durante el movimiento por los derechos civiles. Así que los residentes del vecindario que ellos llamaban Barrio Logan exigieron un parque para compensar lo que habían perdido.

En 1969, los funcionarios aceptaron designar el área verde bajo las columnas del puente que ahora atravesaba la comunidad. Sin embargo, en abril de 1970, llegaron buldóceres a preparar la tierra para construir una estación de la Patrulla de Caminos de California, no un parque.

Murales en el Parque Chicano en el Barrio Logan de San Diego, el 6 de noviembre de 2021. (John Francis Peters/The New York Times)
Murales en el Parque Chicano en el Barrio Logan de San Diego, el 6 de noviembre de 2021. (John Francis Peters/The New York Times)

Esto condujo a la toma de la parcela de 1,2 hectáreas por parte de manifestantes que formaron una cadena humana alrededor de los buldóceres para evitar que continuaran la construcción. El grupo ocupó el parque durante doce días, en los que llegaron manifestantes de hogares cercanos y clases de estudios chicanos mientras que otros activistas viajaron desde Los Ángeles y Santa Bárbara para apoyar el movimiento.

Hartos tras años de negligencia por parte de la ciudad, los inconformes plantaron cactus, flores y árboles para crear su propio jardín.

“¿Qué nos han dado? ¿Un sistema social que nos convierte en mendigos y una policía a la que le tememos?”, reclamó un manifestante que se identificó a sí mismo solo como un estudiante de la Universidad Estatal de San Diego a funcionarios del ayuntamiento el 23 de abril de 1970, según un recuento recopilado por investigadores de dicha universidad. “Tenemos la tierra y vamos a trabajarla. Vamos a hacer ese parque. Ya no hablamos de pedir permiso. El parque es nuestro”.

El 1.° de mayo, funcionarios de la ciudad aceptaron construir un parque en el terreno en Barrio Logan. Así nació el Parque Chicano.

Kera Lovell, una profesora de Historia en la Universidad de Utah, me dijo que hubo al menos cuatro docenas de tomas de parques como esa en Estados Unidos en los sesenta y setenta. La más conocida es la del Parque del Pueblo en Berkeley, el cual fue fundado un año antes que el Parque Chicano.

Lo más probable es que estos actos de protesta se volvieron populares porque los estadounidenses se enfrentaban a problemas de derechos de la tierra e imperialismo durante la guerra de Vietnam y a una era de renovación urbana.

“Simplemente se trata de cuestionar quién es dueño del espacio y cuál es su poder. No sé si estos estaban destinados a durar”, comentó Lovell.

Pero el Parque Chicano ha permanecido.

Cuatro años después de la toma del parque en 1970, artistas latinos comenzaron a cubrir las superficies de concreto del parque con pinturas que narran las historias de su gente. En la actualidad, más de ochenta murales cubren varias cuadras y retratan una variedad de imágenes, incluyendo la cultura de los autos achaparrados (“lowriders”) y las muertes en la frontera.

En 2017, el Parque Chicano fue nombrado un Monumento Histórico Nacional. En la actualidad, está bajo consideración para ser designado por el Servicio de Parques Nacionales.

“Las columnas son terribles. Son grises y escuetas, pero las ven como lienzos en los que van a pintar sobre su vida en este mundo en el que son desplazados. Con base en mi experiencia, opino que el Parque Chicano es un éxito ya que no solo sobrevive, sino que también prospera”, concluyó Lovell.

© 2022 The New York Times Company