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Paros y destrozos: la educación en Buenos Aires corre peligro

El estado de abandono de muchas escuelas, sumado al vandalismo que sufren, hace que muchos alumnos pierdan sus clases. (La Nación)

Redacción

Después de una semana complicada por los paros docentes que reclaman mejores salarios, se conoció otro dato preocupante: una escuela es destrozada por semana en la Provincia de Buenos Aires. La razón, en principio: mero vandalismo.

“No se puede disponer de un efectivo policial por colegio”, advirtió el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires al informar sobre una situación de la que no encuentra justificantes. Una escuela por semana es destrozada, víctima principalmente del vandalismo.

Como si fuera poco, el dato se conoció en medio de otro reclamo docente por aumentos salariales. El martes de la semana pasada, miles de maestros interrumpieron las clases para pedir mejores condiciones laborales. Así, el retrato pintado por el conjunto de hechos no hace sino dar cuenta de la crisis educativa que atraviesa el país.

Los destrozos, un vandalismo sin sentido

Cuando el docente llegó al aula, todo estaba patas arriba: escritorios rotos, vidrios destrozados, armarios revueltos. Y ni siquiera se habían llevado cosas de valor, porque no las había. Con lo que, en el fondo, lo que los docentes aún intentan develar es cuál fue el sentido del acto vandálico.

Apenas pudieron llevarse unos 600 pesos (40 dólares) de una colecta solidaria. La escuela de La Plata, capital de la Ciudad de Buenos Aires, se ubica en un barrio al sur de esa ciudad y asisten unos 400 chicos que no podían entender cómo habían quedado sus aulas.

Lo preocupante es que no sólo se trata de un caso que desconcierta, sino que es uno más de muchos que vienen sucediendo: en abril de este año hubo un incendio intencional en una escuela de Ensenada, muy cerca de La Plata.

Al otro día, incendiaron una parte de la biblioteca de otro colegio en Berisso (también cerca de La Plata, hacia el sur de Buenos Aires). Otro episodio más reciente data de hace un mes, luego del retorno del receso por las vacaciones de invierno en Argentina (que son en julio): otro incendio suspendió las clases en Hurlingam, en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires. Allí concurrían unos 1.500 estudiantes. Así, el promedio, da una escuela por semana destrozada.

Los encargados de la seguridad bonaerense registraron, como estos, una gran cantidad de casos. El propio director de Escuelas bonaerense, Alejandro Finochiaro, admitió que desde fines del año pasado hay registrados 10 casos de incendios.

Sin embargo, siguen sin entender el por qué.

POCA SEGURIDAD

Las principales razones por las cuales son sectores vulnerables son dos: en primer lugar, porque al tratarse de escuelas no están preparadas para recibir estos embates. Entonces, las medidas de seguridad, son mínimas. Y en segundo lugar, porque las escuelas atacadas se encuentran, algunas de ellas, en zonas inseguras.

Por estas razones, las autoridades de la Provincia de Buenos Aires incrementaron la vigilancia: de 120 escuelas custodiadas, ahora hay 180. En todo el sector hay 6.300 escuelas públicas.

PARO DOCENTE

El cese de actividades fue acatado por los principales gremios educativos nacionales y de la Provincia de Buenos Aires. El reclamo es histórico para los maestros: mejores condiciones laborales (muchas escuelas de la zona no tienen calefacción, están a medio construir, tienen problemas con los caños de agua y gas, entre otros problemas corrientes) y, sobre todo, aumentos salariales. Un docente gana, en promedio, unos 500 dólares mensuales.

Por esta razón, el pasado miércoles el Gobierno de Mauricio Macri sintió, por primera vez desde que asumió la presidencia, la fuerza del gremio docente: se trató de la primera medida de fuerza para llamar su atención.

Los principales barrios de la Ciudad de Buenos Aires adhirieron, mientras que los puntos neruálgicos como La Plata, víctima de los ataques mencionados, también elevaron reclamos.

No se trata esta de una cuestión exclusivamente bonaerense. Los docentes de otras provincias como Córdoba, Santa Fe, Tucumán, La Pampa, Río Negro y La Rioja también suspendieron sus actividades.

Asi, con poca custodia y maestros disconformes, la educación pública argentina vuelve a mostrar un sistema en crisis. Crisis que lleva más de 20 años, cuando la deserción escolar comenzó a crecer en la década del 90.