Guardias mínimas y solo urgencias: así se vive el paro en algunas clínicas y hospitales
Banderas celestes y blancas con el logo de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) se desplegaban a lo largo de la entrada principal de la Clínica Bazterrica, en el barrio porteño de Recoleta. Vecinos de la zona lo observaban con curiosidad y alguno incluso con indignación: “Qué vergüenza”, dijo una señora al pasar.
“El motivo del paro es por la recomposición salarial, que se viene atrasada ya desde el mes de diciembre. Si bien tuvimos un agregado de lo que fue la paritaria, los empresarios no quieren cerrar lo que es a valor inflacionario de lo que se está debiendo hoy en el país”, señaló a LA NACION Marcelo Vergara, delegado general de la Clínica Bazterrica.
“Los empresarios no están haciendo lo que corresponde. Le viven aumentando la tarifa a los afiliados y nada de esa plata va a los trabajadores”, agregó.
El personal nucleado en la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (Fatsa), liderada por Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la CGT, lleva adelante hoy un paro de 24 horas “en defensa de la recomposición paritaria de los salarios” y ante “la ausencia de avances en las negociaciones convencionales con las cámaras”.
La medida de fuerza, según informó el sindicato a través de un comunicado, afecta a principalmente al “sector asistencial” de “clínicas, sanitarios, hospitales particulares, instituciones mutuales, institutos médicos de diagnóstico, de análisis clínicos, de consultorios médicos, de clínicas psiquiátricas, geriátricos, emergencias médicas e internación domiciliaria”. No obstante, informaron que “se cubrirán las guardias mínimas y se atenderán de forma exclusiva las emergencias”.
Vale aclarar que la medida se sintió en los hospitales, clínicas y laboratorios privados, dónde tiene representación Daer, integrante del triunvirato de mando de la CGT. Los enfermeros y el personal no médico de los centros públicos no se plegaron porque están adheridos a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), que llamó a una huelga sectorial para el lunes próximo.
Este último es el gremio estatal con mayor presencia territorial: cuenta con casi 255.000 afiliados y se jacta de tener el poder para afectar el normal funcionamiento de hospitales y de 830 municipios en los que tiene representación.
“Nosotros pusimos nuestro cuerpo durante la pandemia y ellos seguían facturando. Nunca tuvimos una recomposición salarial digna como corresponde”, añadió Vergara y apuntó que hoy un enfermero cobra alrededor de $400.00.
A pesar del paro, este centro de salud atiende solo urgencias por guardia, así como también cirugías que ya estaban programadas. Así lo confirmó en la clínica.
Carteles, bombos y cornetas
En la Clínica y Maternidad Suizo Argentina se vivía una situación similar. El estruendo de los bombos y cornetas que llevaban los médicos y enfermeros se sentía en toda la cuadra. “¡Que escuchen lo mal que estamos!”, gritó una de ellas.
“Venimos atrasados ya desde el mes de diciembre. Nos deben enero y febrero, y la paritaria que va a empezar en abril recién. Esto es porque nosotros tenemos revisión. El gobierno anterior había dicho que nos iban a dar una revisión y no se hizo. Supuestamente Swiss Medical puede pagar esto, pero las demás empresas no”, comentó sobre el paro Teresa Rodríguez Ávila, subdelegada del establecimiento.
A su vez, Rodríguez Ávila remarcó la importancia de los médicos y enfermeros durante la pandemia: “Ahora lo que pedimos es que nos reconozcan como corresponde”.
En tanto, Nancy Vargas, delegada Clínica y Maternidad Suizo Argentina, dijo: “Los de salud siempre estamos por debajo de la línea de inflación. Esperamos una respuesta favorable porque es muy sacrificado el trabajo de salud. Trabajamos con los más vulnerables y hay mucha vocación de por medio”.
Con respecto al servicio que brindan hoy, Rodríguez Ávila precisó que hay guardias mínimas para casos de urgencia. “Nunca vamos a abandonar a las personas, pero no queremos que se nos deje de reconocer”, concluyó.
Acuerdo a contrarreloj
En la entrada del Hospital Italiano abundaban carteles en los que se leía: “Sin salario no hay salud. Paro de 24 horas”. Sin embargo, el panorama era el opuesto al de los demás centros de salud: todas las especialidades funcionaban con normalidad.
“Ayer a la noche se llegó un acuerdo con los patrones, acá no hay ningún paro y todo funciona como siempre. Los sindicatos a veces reclaman más de lo que es, pero ya está todo resuelto”, comentó Javier Rodríguez, enfermero de la guardia.
Específicamente, el acuerdo al que se llegó es de un aumento del 31,14% para médicos, residentes y aquellos miembros del personal con convenio y extra convenio. Así lo confirmó una empleada administrativa del Hospital Italiano. “Como ayer se logró eso, se trabaja con normalidad. Igualmente, eso no quita que no se vuelva a reclamar. Las prepagas están cada vez más caras y cada vez hay menos que las quiera pagar”.
Con respecto de los carteles que aún se encontraban en la entrada, Rodríguez señaló: “Están por el apriete de ayer, pero ya pasó”.
En la guardia del lugar, pacientes y familiares confirmaron a este medio que todo marchaba bien. “Hace un rato entró mi papá por un dolor en la columna. Acá parece que todo está bien y no vimos nada de médicos en la puerta, como sí hay en otros hospitales”, dijo Paloma, una estudiante.
“Estoy acompañando a mi tía que está internada. Por suerte, todo muy normal”, señaló una mujer, que pidió resguardar su identidad.
La Clínica de Sol es otro de los tantos centros de salud de paro, aunque con guardia en funcionamiento. “Lo único que nos dicen es que no hay plata. Mientras tanto, todo sigue aumentando y las cosas están incomprables”, sentenció indignada Marta Sequeira, delegada general del establecimiento.
De acuerdo a su relato, el último aumento que recibieron fue en diciembre, así como también en enero se le otorgó al personal sanitario un bono de $70.000. Sin embargo, tal monto, dijo, no es suficiente ni va acorde con la inflación. “Ese bono si licuó inmediatamente, aparte de que las prepagas aumentaron casi un 100%, pero ellos dicen que no tienen plata”, agregó Sequeira.
En las puertas del Instituto de Trasplantes y Alta Complejidad (ITAC), los enfermeros experimentaban las mismas sensaciones. “Es una situación que nos genera angustia e incertidumbre. El trabajo de un enfermero es muy pesado, a veces cruel, y poco valorado”, expresó a LA NACION Silvia, enfermera del lugar.
Manuel, también enfermero, se refirió a los fuertes aumentos del último tiempo, sobre todo en materia de transporte: “Tenemos compañeros que vienen de zona sur y tienen que tomar tres colectivos para venir a trabajar. Nosotros estamos sumamente desactualizados con nuestros sueldos y es preocupante”.
A su vez, comentó que, dado el contexto de crisis, hace tiempo que el establecimiento no suma personal nuevo, lo que genera una sobrecarga de trabajo a los enfermeros. “No hay mucho personal para atender, entonces nos sobrepasamos de pacientes, a quienes tampoco se le puede brindar la mejor calidad”, precisó.
Al igual que los centros de salud que se encuentran de paro hoy, las guardias mínimas es lo único en funcionamiento.