El Parlamento británico fuerza a Johnson a postergar el Brexit

PARÍS.- Lo que tenía que ser un "supersábado" para el Parlamento británico, que debía aprobar o rechazar el acuerdo de Brexit obtenido por Boris Johnson con la Unión Europea (UE), terminó transformándose ayer en un "sábado de la vergüenza" para el primer ministro, cuando los Comunes le infligieron una nueva e inesperada humillación, postergando la votación y obligándolo así a solicitar una extensión de los plazos de salida.

El milagro anunciado por Johnson finalmente no se produjo. Los legisladores británicos le propinaron una nueva bofetada apoyando la iniciativa de uno de los miembros de su propia bancada, el conservador sir Oliver Letwin, que logró hacer adoptar por 322 a 306 votos una enmienda que complica singularmente sus planes: ese texto lo obliga a solicitar una postergación del Brexit hasta que sea adoptada toda la legislación necesaria a la aplicación del acuerdo obtenido con Bruselas.

La enmienda presentada por sir Oliver Letwin fue apoyada por los legisladores de la oposición laborista, los liberales-demócratas (LibDem), los representantes escoceses (SNP), los unionistas norirlandeses (DUP), por diez conservadores rebeldes y algunos diputados independientes.

Demasiado para un Johnson exasperado, que advirtió de inmediato que "no pediría a la UE una extensión de los plazos" y tampoco tiene la intención de "renegociar los términos de lo pactado" con los otros 27 miembros del bloque.

"Lo mejor para el Reino Unido y para toda Europa es irnos con este nuevo acuerdo el 31 de octubre", dijo. "No pienso solicitar una postergación y la ley tampoco me obliga a hacerlo", aseguró, provocando perplejidad.

El llamado Benn Act, aprobado por el Parlamento por iniciativa de los legisladores anti-Brexit para evitar una salida sin acuerdo (no deal), obligaba, en efecto, al gobierno a pedir esa extensión a partir de anoche, en caso de que los Comunes rechazaran el acuerdo.

Pero Johnson persiste: "¡Nada de postergaciones! Seguiré haciendo todo lo posible para salir de la UE el 31 de octubre", repite.

El premier también afirmó que su acuerdo "no ha muerto" y anunció su intención de presentar el próximo lunes la legislación de implementación requerida ayer por la cámara.

Por la noche, Boris Johnson reconoció haber anunciado telefónicamente al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la llegada inminente de esa carta. Pero advirtió "que no la firmaría". Empecinado, advirtió además a través de sus servicios "que solicitaría a los líderes europeos que rechacen esa extensión".

"Les diré que una postergación no es la solución", anota, agregando que es muy posible que la UE "rechace el pedido del Parlamento en ese sentido".

¿Qué hubiera pasado si Johnson no enviaba esa carta? El escenario era poco probable. Porque la ley lo obliga y porque él mismo presentó una declaración escrita ante la Alta Corte escocesa, afirmando que respetaría los términos del Benn Act. Si esa misiva no partía anoche, antes de las 23 hora local, el premier habría violado la ley británica.

En ese caso, los diputados anti-Brexit lanzarían de inmediato una acción legal y la batalla por la salida de la UE se trasladaría a los tribunales, con una primera audiencia ante la Corte Suprema en cuestión de días.

La situación era anoche tan tensa que John Bercow hizo saber que él mismo podría redactar esa carta con la orden de un juez o de los diputados.

Entonces, ¿cómo interpretar la estrategia del primer ministro? Ciertas fuentes conservadoras sugieren que Downing Street podría, por un lado, enviar esa misiva y, al mismo tiempo, advertir a la UE, mediante un segundo correo, que el Gobierno no quiere esa extensión.

Prudente como es su costumbre, la Comisión Europea (CE) "tomó conocimiento" ayer de la decisión del Parlamento y pidió al gobierno británico indicar "lo antes posible" cómo continúa el proceso.

"Espero la carta. Acabo de hablar con el primer ministro británico sobre la situación", escribió Donald Tusk en un tuit por la noche.

¿Es posible que Johnson haya llegado a un acuerdo con Bruselas para que, en efecto, nieguen una extensión? El presidente Emmanuel Macron hizo saber a través de sus servicios que "una postergación suplementaria no será positiva para nadie". "Un acuerdo fue negociado. El Parlamento británico debe ahora decir si lo aprueba o lo rechaza. Una votación sobre el fondo es necesaria", indicó la presidencia francesa.

Las declaraciones del primer ministro irlandés, Leo Varadkar, dejaron incluso pensar que sería apresurado esperar una postergación de los plazos en forma automática: "En caso de solicitud, el presidente [del Consejo Europeo] Tusk tendrá que consultar a los 27 jefes de Estado y de gobierno. Una extensión se acuerda por unanimidad", advirtió.

Aunque no fue la intención del autor, la enmienda Letwin aportó un poco de esperanza para aquellos que esperan un nuevo referendo. Mientras el Parlamento estaba reunido, más de un millón de personas desfilaba en las calles de Londres para defender esa idea.

Pero, como sucede en los Comunes, reflejo perfecto de la sociedad, el Reino Unido está profundamente dividido también sobre esa cuestión. Según una encuesta de Opinium/Observer, mientras 42% de los británicos afirma que debería haber un nuevo referendo, 43% piensa lo contrario.