Paraguay: piden renuncia de ministro de Agricultura por discurso homofóbico

ASUNCIÓN (AP) — Opositores y organizaciones de la sociedad civil de Paraguay expresaron el martes su repudio a las afirmaciones homofóbicas que pronunció el ministro de Agricultura, Carlos Giménez, en un discurso por el inicio de las clases escolares y reclamaron su renuncia.

“No quiero saber de ninguno con tendencia homosexual en esta escuela”, dijo Giménez la víspera en la Escuela Agrícola de Santa Rosa del Aguaray, en el departamento central de San Pedro.

Agregó que “el que es hombre es hombre y la que es mujer es mujer. Pero el que está perdido y no sabe adónde está no está permitido en ninguna escuela y le vamos a echar”.

Las declaraciones de Giménez, de profesión veterinario, fueron vertidas frente a jóvenes, docentes y miembros de la comunidad que queda a 250 kilómetros al norte de la capital. Ya antes había conminado al ministro de Defensa, Oscar González, a someter a los alumnos de esa escuela a una formación militar obligatoria, obviando la normativa paraguaya que permite la objeción de conciencia y el servicio civil en lugar del militar.

La senadora opositora Celeste Amarilla, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), calificó de lamentables y retrógradas las declaraciones del ministro. “Ninguna afirmación totalitaria o pensamiento totalitario puede hacernos avanzar. ¿Cómo vamos a elegir quién va a estudiar o no va a estudiar en un país cuya prioridad es salir de la pobreza?”, se preguntó Amarilla.

La senadora agregó que el presidente Santiago Peña debe destituir al ministro Giménez para “dar un mensaje claro de cuál es su línea de gobierno: homofóbica o anti homofóbica”.

La también senadora opositora Esperanza Martínez enfatizó que el ministro “debe estar en la calle”.

Por su parte, Paloma Vera, de la organización paraguaya Somosgay, dijo a The Associated Press que la discriminación por orientación sexual no sólo es moralmente incorrecta sino que es contraria a los “principios de igualdad y justicia que deben regir en nuestra sociedad”.

“Cada estudiante, independientemente de su identidad sexual, tiene el derecho inalienable a recibir una educación de calidad en un entorno seguro y libre de discriminación, tal como lo expresa nuestra Constitución Nacional”, remarcó Vera.

Asimismo Aylén Barreto, representante de la Federación Nacional de Estudiantes Secundarios, comentó a AP que el presidente Peña “debería replantearse a quién pone en una cartera tan importante”, teniendo en cuenta que Paraguay es un país exportador de materias primas agropecuarias.

“Su pensamiento es su libertad, pero de ahí a discriminar a otra persona… no tiene ningún derecho, ni aunque sea ministro”, agregó Barreto, representante de casi 1,5 millones de estudiantes.

La doctora Alejandra Peralta, experta en derechos humanos, comparó los dichos de Giménez con el pensamiento de Adolf Hitler y el exdictador paraguayo Alfredo Stroessner (1954-1989). “Este tipo de discurso lo hemos visto en grandes exponentes de la discriminación como Hitler, quien no deseaba que la raza aria se contamine con la judía o Stroessner, que no permitía que confluyan dos pensamientos diferentes dentro de una misma sociedad”, declaró a AP.

Tras la polémica el ministro Giménez emitió un comunicado en la red social X, antes Twitter, en el que pidió disculpas “por la interpretación de mis declaraciones” y remarcó que “no existe ni habrá discriminación para nadie".

En tanto, la oficina del presidente Peña, quien se encuentra de visita oficial en España, utilizó la misma red social para comunicar que las expresiones de Giménez "de ninguna manera representan la línea de acción del gobierno de Paraguay que es la de trabajar por el bienestar de todos los paraguayos respetando los conceptos de igualdad y no discriminación”.

No es la primera vez que Giménez se ve envuelto en una polémica. Una de las más sonadas ocurrió en noviembre pasado cuando el ministerio a su cargo firmó un convenio de cooperación con un país inexistente, los Estados Unidos de Kailasa. Entonces se desmarcó de las burlas y echó a su jefe de gabinete, quien había sido el encargado de redactar el documento del acuerdo.