Los caníbales 'comebebés' que están poniendo en riesgo la supervivencia de su propia especie

Una fotografía sin fecha proporcionada por Jordy Groffen muestra una salamandra gigante americana. (Jordy Groffen vía The New York Times)
Una fotografía sin fecha proporcionada por Jordy Groffen muestra una salamandra gigante americana. (Jordy Groffen vía The New York Times)

La salamandra gigante americana ha sido llamada de muchas maneras: nutria de mocos, demonio del lodo, costados de lasaña vieja.

Y ahora, tal vez: caníbal comebebés, según una nueva investigación sobre los hábitos parentales de esos anfibios gigantes.

Un estudio de ocho años sobre las salamandras gigantes americanas que viven en los ríos fríos y rocosos del suroeste de Virginia ha descubierto que las salamandras machos consumen cada vez con mayor frecuencia a sus propias crías en áreas cercanas a bosques diezmados.

Los investigadores explicaron que, sin árboles colindantes, los contaminantes fluyen hacia los ríos, lo que causa cambios en la composición química del agua que parece estar alterando el comportamiento paterno.

El infanticidio se está volviendo tan extendido que las salamandras gigantes americanas (la salamandra de mayor tamaño en Norteamérica, que mide 60 centímetros y puede pesar hasta 2,2 kilogramos) podría estar en la cúspide de ingerir a sus generaciones futuras hasta la extinción.

Bill Hopkins, un ecologista en el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia que lideró la investigación, señaló: “Si tienes tasas de canibalismo tan altas, solo eso es suficiente para explicar muchos de los declives en la población que hemos observado a través del rango de la especie”. Los hallazgos aparecerán en una edición próxima de The American Naturalist.

Las salamandras gigantes americanas alguna vez prosperaron en quince estados, desde Misisipi hasta Misuri en el sur y desde el Medio Oeste hasta Nueva York y Pensilvania en el noreste. Sin embargo, sus números han descendido durante los últimos 50 años y los investigadores han batallado para explicar el porqué.

Es probable que la pérdida del hábitat, las enfermedades, la caza ilegal y el cambio climático hayan contribuido en cierta medida. Sin embargo, acorde con la investigación de Hopkins, el factor determinante podría ser la ingesta de los bebés como respuesta a la deforestación.

La práctica de comer a sus propios retoños, conocida como canibalismo filial, es común entre las especies en las que, como la salamandra gigante americana, ha evolucionado un sistema parental en el que los padres proveen la mayor parte del cuidado temprano.

En la temporada de procreación otoñal, las salamandras gigantes americanas hembras desovan y se van. Los machos fecundan los huevos de manera externa y se quedan durante meses, para ayudar a alejar a los depredadores y para mantener los huevos saludables hasta que eclosionan.

No obstante, ante las dificultades, estos padres dedicados se transformaron en Hannibal Lecters anfibios, pues devoran a las crías que tienen pocas posibilidades de supervivencia. Este acto de sacrificio reproductivo ayuda a las salamandras a conservar energía en tiempos difíciles y aumenta sus probabilidades de sobrevivir lo suficiente como para tener más bebés y más fuertes en el futuro.

Los biólogos que estudian el comportamiento de las salamandras gigantes americanas habían notado de manera previa esta forma de infanticidio en alguna ocasión. Sin embargo, la investigación de Hopkins indica que el canibalismo filial podría estar en aumento y que el daño ambiental (estimulado por actividades humanas tales como la tala de bosques para convertirlos en pastos de ganado) es el culpable más probable.

Hopkins y sus colegas colocaron cientos de cajas nido bajo el agua en tres ríos repartidos por la cuenca superior del río Tennessee en el suroeste de Virginia. Desde 2013 a 2020, monitorearon cada caja para rastrear la suerte de cualquier conjunto de huevos que encontraran.

Trampa evolutiva

Observaron que en áreas con amplio follaje, los padres ingirieron a su progenie entera alrededor del 14 por ciento de las ocasiones. Sin embargo, esto ocurrió otras tres veces más cuando los árboles cercanos habían sido talados.

Las salamandras gigantes americanas parecen haber caído en lo que Hope Klug, una bióloga evolutiva de la Universidad de Tennessee en Chattanooga, describió como “una trampa evolutiva”.

Klug agregó: “Están mostrando este comportamiento que alguna vez fue adaptativo, pero ya no es adaptativo debido a este cambio ambiental realmente rápido”.

Shem Unger, un genetista de la conservación en Wingate University en Carolina del Norte, dijo que los hallazgos eran alarmantes. Añadió: “Necesitamos asegurarnos de que los arroyos estén protegidos, para que estos gigantes de los ríos se conserven para las generaciones futuras”.

El equipo de Hopkins también recolectó muestras de sangre de las salamandras y buscaron cambios en el estrés y las hormonas en lugares de degradación forestal que pudiera explicar el aumento del canibalismo. Se quedaron con las manos vacías. La condición corporal, la cantidad de las crías o la disponibilidad de alimentos tampoco parecían estar implicados.

Hopkins sospecha que cambios en la química del agua podrían estar detonando el cambio de comportamiento y ahora tiene sensores en el lugar para rastrear las condiciones del río a fin de probar esa hipótesis.

Se realizan esfuerzos para crear zonas boscosas de amortiguamiento a lo largo de los arroyos que reduzcan la erosión, filtren los contaminantes y mejoren las condiciones generales del agua para las salamandras. Sin embargo, mientras tanto, Hopkins planea recolectar los huevos vulnerables, cuidarlos en su laboratorio y reingresarlos como larva (después de la edad en la que habitualmente son presas del ataque de sus padres).

J. D. Kleopfer, un herpetólogo del Departamento de Recursos para la Vida Silvestre de Virginia que está ayudando a coordinar los esfuerzos, afirmó: “Es un recurso provisional. Estamos tratando de aguantar la línea mientras el trabajo de restauración del hábitat se pone al día”.

c.2023 The New York Times Company

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