Pandas nacidos en el exterior ayudan a China a recuperar población silvestre

El panda Bei Bei come bambú en su encierro en un centro de investigación y recuperación en Ya'an, en el suroeste de China, el 12 de junio de 2024 (Pedro PARDO)
El panda Bei Bei come bambú en su encierro en un centro de investigación y recuperación en Ya'an, en el suroeste de China, el 12 de junio de 2024 (Pedro PARDO)

Durante años deleitaron a millones de personas en todo el mundo con su pelambre blanco y negro y sus gestos torpes, pero ahora los pandas gigantes nacidos en el exterior se adaptan a su nueva vida en China.

Los mamíferos son prestados a zoológicos en el exterior como parte de la "diplomacia del panda" de Pekín, y algunos de sus descendientes regresan a China años después de nacer para sumarse a los programas de reproducción.

Sentados en el entorno verde de los centros de conservación en el suroeste de China y masticando bambú, los pandas desconocen su función diplomática, así como el papel crucial que podrían desempeñar en salvar a su especie de la extinción.

"Nuestro trabajo es muy intenso y muy urgente, debemos reponer la población de pandas silvestres (con aquellos) en cautiverio", declaró a periodistas Zhang Hemin, especialista del Centro Chino de Conservación e Investigación del Panda Gigante.

A su espalda, el panda Bei Bei nacido en Estados Unidos seleccionaba ramas de bambú en su espacio de vida en  Ya'an, en la provincia de Sichuan.

"Después del cuarto censo nacional de pandas gigantes, encontramos que nuestra población silvestre se divide en 33 poblaciones, pero 22 de esas poblaciones son relativamente pequeñas", explicó.

"Si no les ayudamos, podrían estar en riesgo de extinción en los próximos 30 a 50 años".

- Pérdida de hábitat -

Los pandas, nativos de las zonas montañosas de las provincias de Sichuan, Shanxi y Gansu, fueron puestos en cautiverio en los años 1980 para resguardarlos del hambre, indicó Qi Dunwu, del Centro de Investigación Dujiangyan de Reintroducción y Reproducción.

En su mayoría fueron liberados, y un programa de reproducción llevó su población crecer a más de 700, según Zhang.

Qi indicó que desde 2003, 12 pandas cautivos han sido liberados en el entorno silvestre y 10 de ellos sobrevivieron.

Pero la pandemia del covid-19 obligó a paralizar este programa durante cinco años.

Además de preparar a los mamíferos para los peligros de la vida silvestre, las autoridades necesitan asegurar que llegan a un hábitat con suficiente bambú y espacio, agregó Qi.

Se calcula que quedan unos 1.860 pandas silvestres, según el grupo ambientalista WWF.

Pero los animales, que en 2016 fueron retirados de la lista de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, enfrentan serias amenazas de pérdida y fragmentación de su hábitat.

Las autoridades trabajan en enlazar los hábitat para permitir que los pandas interactúen y se reproduzcan, con más de 40 reservas naturales agrupadas para conformar el Parque Nacional de Pandas Gigantes, de casi 22.000 kilómetros cuadrados.

- Atracción estelar -

Los esfuerzos de conservación son financiados en parte por zoológicos extranjeros, que pagan a China millones de dólares para recibir los pandas en condición de préstamo.

Los zoológicos esperan que estos osos se conviertan en figuras estelares que atraigan más visitantes, mientras China se beneficia al proyectar una imagen más amable.

Al mismo tiempo, las idas y vueltas de las relaciones diplomáticas han llevado a China a recuperar varios pandas después del vencimiento del préstamo.

Los únicos pandas de Reino Unido, Tian Tian y Yang Guang, partieron en diciembre de Escocia después de 12 años.

Otros tres pandas de Washington regresarán en noviembre a China.

Otros están saliendo de China. El gobierno anunció en febrero que firmó acuerdos para enviar pandas a San Diego y otros dos irán este año a Washington.

En Ya'an, la panda Fan Xing, nacida en Países Bajos y llegó en septiembre a China, dormía en su encierro ante la mirada de su guardiana, Li Xiaoyan.

Fan Xing, nacida en mayo de 2022, se ajusta lentamente a sus nuevos dieta y entorno, además de aprender a entender el idioma chino.

"Cuando regresan, les hablamos un poco en inglés a los que vienen de países de habla inglesa, lentamente pasamos a hablar chino", contó Li a AFP.

"En este proceso, tenemos que criarla con amor y cuidado, y forjar una buena relación con los guardianes".

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