Yahoo Noticias De Palacio Nacional a la casa de Churubusco: el epicentro del poder se mueve a la oficina de transición de Sheinbaum
Desde hace dos meses, la calle en donde se ubica la casa de transición de Claudia Sheinbaum, virtual presidenta electa, no es la misma. La oficina, ubicada en una privada de la colonia El Prado, alcaldía Iztapalapa, se ha convertido en el epicentro de la política mexicana, donde se delinean las políticas públicas del próximo sexenio.
A partir de las 8 de la mañana y hasta las 9 de la noche -a veces más tarde- reporteros, camarógrafos y fotógrafos hacen guardia afuera del inmueble ubicado en el número 268 de la lateral del Circuito Interior Río Churubusco para tratar de registrar con quién se reúne la próxima presidenta de México, qué temas tratan, quiénes integrarán el gabinete, quiénes estarán en el primer equipo de gobierno y tratar de descifrar las claves del “segundo piso de la cuarta transformación”.
Antes de la precampaña, Sheinbaum ya usaba esta casa como oficina; sin embargo, al no haberse divulgado su ubicación, sólo sus colaboradores más cercanos y algunos vecinos sabían que ahí trabajaba la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, que con un perfil bajo entraba y salía de la casa los días en los que no estaba en gira de campaña.
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Esto cambió después de su triunfo en las elecciones del 2 de junio, cuando su figura comenzó a ascender y la atención mediática y política poco a poco se fue trasladando de Palacio Nacional -donde Andrés Manuel López Obrador sigue dictando la agenda diaria- a la casa de transición de la próxima presidenta.
Las inmediaciones de la casa de Churubusco se han convertido en parada obligada de actuales y futuros secretarios de Estado, gobernadores en funciones y gobernadores electos, así como legisladores de la actual y de la próxima Legislatura, que operan las reformas del llamado “Plan C” con el que se podría inaugurar el sexenio de la primera presidenta en la historia de México.
En esta casa de Río Churubusco, varias decenas de reporteras y reporteros de distintos de medios de comunicación hacen guardia permanente con el objetivo de documentar el día a día de Claudia Sheinbaum, mientras que los vecinos, negocios y trabajadores de la zona intentan compaginar sus rutinas diarias con la presencia permanente de cámaras y micrófonos.
Entre escapistas y entrevistas banqueteras
Aunque al paso de los días la propia Claudia Sheinbaum, su equipo y los vecinos de la zona comenzaron a acostumbrarse a la presencia permanente de decenas de medios de comunicación que hacen guardia afuera de su casa de transición, políticos, empresarios y otras personalidades han buscado visitar a la próxima presidenta sin ser detectados.
Sin embargo, sus intentos no han sido del todo exitosos y se han visto en la necesidad de idear estrategias para evitar dar una declaración o que les tomen una fotografía saliendo del “búnker” en el que opera Sheinbaum.
El 4 de julio pasado, hacia las 18:00 horas una camioneta llegó a la calle en la que se ubica la casa de transición. Con los vidrios polarizados era muy difícil detectar de quién se trataba, pero un retraso en la apertura de la reja de ingreso dio oportunidad a que reporteros se acercaran al vehículo y confirmaran que en el asiento de copiloto estaba Gonzalo López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
No dio ninguna declaración y se mantuvo sonriendo mientras esperaba que la reja se abriera, en tanto, una decena de reporteros y camarógrafos rodearon su camioneta.
Noventa minutos después la camioneta en la que viajaba salió de la casa de transición sin López Beltrán.
Y es que, para evitar a la prensa, el vehículo salió a toda velocidad y rodeó la cuadra para recoger al hijo del presidente por otra puerta de acceso de la casa de transición, dejando sin oportunidad que los periodistas pudieran alcanzarlo para preguntarle el motivo de la reunión con Claudia Sheinbaum.
“Vino a visitar, a felicitar”, fue lo que horas más tarde, a la salida de su oficina, comentó la próxima presidenta.
La táctica usada por el hijo del presidente se ha repetido en innumerables ocasiones, incluso por la propia Clara Brugada, jefa de gobierno electa, que la primera vez que visitó a Sheinbaum así evadió a la prensa.
Otros políticos, conscientes de la presencia de los medios de comunicación han buscado sacarle provecho, por ejemplo, el expriista y exalcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava quien decidió bajarse de su auto y entrar caminando a la casa de transición.
Ricardo Monreal entra y sale caminando de la oficina de Sheinbaum a fin de poder ofrecer en “entrevistas banqueteras” actualizaciones de los trabajos del llamado “Plan C”.
El exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, también entra y sale a pie, pero siempre espera a que Monreal o Gerardo Fernández Noroña salgan primero porque así evita él hablar con la prensa.
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Marcelo Ebrard, próximo secretario de Economía, así como Julio Menchaca, gobernador de Hidalgo, han sido de los pocos políticos que a su salida de la casa de transición no solo han pedido que detengan los vehículos en los que viajan, sino que se han bajado de ellos poder platicar con los medios de comunicación.
Mientras que otros como Jesús Ramírez, vocero de la Presidencial y Jenaro Villamil, encargado de despacho del Sistema Público de Radiodifusión han optado por pedirles a sus choferes que no se detengan para abandonar lo más rápido posible la zona.
Algunas otras de las personalidades que han visitado el búnker de Claudia Sheinbaum y que han llegado con fuertes dispositivos de seguridad han sido: Melanie Joly, canciller de Canadá; Jane Fraser, CEO de Citigroup; Elizabeth Sherwood-Randall, asesora en temas de seguridad del presidente de Estados Unidos, Joe Biden; y Sergio Méndez, director general de BlackRock México.
De cafetería de barrio a sala de prensa
Las guardias afuera de la casa de transición de Claudia Sheinbaum en promedio son de 12 horas, tiempo en el que no se puede dejar la zona porque de un momento al otro llegan vehículos con políticos nacionales, internacionales y empresarios, e incluso, para estar pendientes por si la virtual presidenta sale inesperadamente de su oficina.
Afortunadamente en la misma calle en donde está su oficina hay una cafetería que de un día a otro se convirtió en una sala de prensa.
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Incluso, en la segunda semana ocuparon el pizarrón en donde anotan el menú del día para escribir un mensaje de “buenos días” a la prensa.
Y aunque la presencia de los medios de comunicación ha sido positiva para las ventas del negocio, al paso de los días también se ha convertido en un problema porque la clientela del establecimiento ha sido desplazada, además de que los dueños se han visto en la necesidad de modificar sus horarios y en ocasiones cerrar hasta que la virtual presidenta electa sale de su casa de transición.
Pero no solo eso, sino que vecinos que venden pasteles y galletas que surtían a la cafetería, ahora han optado por salir y ofrecer sus postres directamente a los medios de comunicación, lo que también ha significado un impacto para las finanzas de la cafetería.
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Frente a esta situación, los dueños del establecimiento han optado por limitar el número de mesas disponibles, reservando un área para sus clientes fijos y otra para los medios de comunicación que hacen uso de sus instalaciones.
De hecho, en los últimos días y habituados a la permanente presencia de los medios de comunicación, vecinos han ofrecido sus casas para que los reporteros que llevan su comida puedan calentarla o de ser necesario hagan uso del sanitario.
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