¿Por qué los padres pueden olvidar a sus hijos en el auto? Esto dicen los expertos

Murió el nene de tres años que sus padres olvidaron encerrado en el auto durante seis horas en Neuquén
Murió el nene de tres años que sus padres olvidaron encerrado en el auto durante seis horas en Neuquén - Créditos: @Policía de Neuquén

En Estados Unidos, algunos autos ya encienden un cartel titilante a modo de alerta: “Chequear el asiento trasero”. El Consejo Nacional de Seguridad de ese país hace una recomendación que puede parecer ridícula: dejar algo importante junto al chico que viaja en su sillita: algo como la cartera o el celular, para asegurarse de no olvidarlo adentro cuando bajemos. Porque, advierten, puede ocurrirle a cualquier persona, en cualquier momento. Sobre todo, a los padres que están bajo mucho estrés.

Levantarse, prepararse para salir, tomar un café, cerrar la puerta con llave, subir al auto, dejar a los hijos en el colegio, manejar al trabajo. Ocho horas más tarde, hacer el camino inverso. Son acciones automatizadas que se hacen a diario y sin mayores reflexiones. Pero, un pequeño cambio en la rutina, una mínima distracción, sin que exista una patología puede alcanzar para desencadenar algún olvido, que como en el caso de Genaro, el niño de tres que fue dejado por su padre adentro del auto por seis horas en Neuquén, resultó fatal.

Mientras la Justicia investiga qué fue lo que ocurrió, los especialistas en neurociencia apuntan que el cerebro puede entrar en modo automático y producir lapsus de conciencia, que podrían explicar un olvido tan inexplicable como el de dejar un hijo a bordo, sin necesidad de que la persona tenga una patología o sufra un deterioro cognitivo.

El cerebro tiene dos caminos para procesar la información y tomar decisiones. El automático o el consciente. Cuando son cuestiones rutinarias, decide ahorrar el recurso intelectual y activa el circuito automático: vestirse, lavarse los dientes, desayunar, caminar, manejar, etcétera, se hace de modo automático. En cambio, cuando se trata de decisiones más complejas, se procesan por el circuito consciente”, explica María Roca, coordinadora científica de la Fundación - Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).

“Pero, un pequeño cambio en la rutina, puede resultar inadvertido para el cerebro que está en modo automático, si no ocurre algo que lo haga salir de esa forma de procesar la información. Por ejemplo, cambiar de recorrido, tomar otra calle, recibir una llamada o estar preocupado pensando en el trabajo puede significar que la mente se saltee un paso e incluso que en su reemplazo genere un falso recuerdo, basado en una memoria de días anteriores. Así, es como un mecanismo tan simple, que tiene que ver con la forma natural del cerebro de procesar información, se pueda transformar en algo trágico”, detalla la especialista.

Muchas veces, el estrés que viven los padres a la hora de organizar las complejas rutinas familiares puede ser un factor que incida. “El estrés afecta la toma de decisiones y hace que entren en competencia el modo automático y el modo consciente de toma de decisiones. El estrés provoca reacciones hormonales que afectan el lóbulo frontal y el hipocampo, que inciden en la toma de decisiones y la memoria. Se produce un desequilibrio entre el modo automático y el consciente, que puede explicar la toma de una decisión desacertada”, explica Roca.

Por qué los padres olvidan a sus hijos en el auto

“Podés dejarte un celular, pero ¿cómo podés olvidarte a tu hijo en el auto?”. Hace 20 años, un periodista le hizo esa pregunta al especialista en neurociencia de la Universidad del Sur de Florida, David Diamond, que respondió más desde la indignación que desde la ciencia. Sin embargo, ese fue el disparador para impulsar una investigación sobre cómo podía ocurrir ese fenómeno. Basándose en las estadísticas de los Estados Unidos, encontró que el fenómeno era más frecuente de lo que se creía: ocurría unas 38 veces al año. Es más, desde 1998 a hoy, 960 chicos murieron al quedar encerrados en vehículos. (Cifra actualizada hasta agosto de 2023) Se cree que la cifra crece desde los 90, cuando se legisló cómo debían viajar los chicos en el auto: en el asiento de atrás, con cinturón y en el caso de los más chicos, en sillas especiales. Y mirando hacia atrás los bebés. Esto hizo que el contacto visual y verbal entre padres e hijos a bordo sea mucho menor. Incluso, escaso gracias a los celulares y al sistema de audio. En el 54% de las muertes de chicos en vehículos, los padres se los habían olvidado en el auto. El 27% de los casos fueron de chicos que se encerraron accidentalmente en autos sin que sus padres supieran y otro 18%, padres que intencionalmente los dejaron dentro del vehículo, por ejemplo para ir de compras. Un 1% fue por causas desconocidas.

Más de la mitad de los chicos que fallecieron eran menores de dos años. Entre quienes olvidaron a sus hijos no había diferencia por la edad, o la condición social. Las madres solían olvidarse a sus hijos con la misma frecuencia que los padres.

Es una forma normal pero trágica de olvidar”, asegura Diamond. En su investigación, entrevistó a muchos padres y leyó los informes de la policía. Asegura que hay dos circunstancias que se repiten: La primera es que hay una cierta interrupción en la rutina habitual de los padres. Algún desvío, aunque sea leve, que se superpone con la ruta por la que habitualmente conducen. Incluso un sencillo cambio de carril puede ser suficiente para activar el “sistema del cerebro del hábito”, explica Diamond, es decir, el modo automático que se activa desde la parte baja del cerebro, que es la que se utiliza para huir y sobrevivir, y es entonces cuando en la cabeza del padre, se “apaga la conciencia del niño a bordo” y hace que el conductor maneje hasta su lugar de trabajo sin notar a su hijo en el asiento de atrás.

Un lapsus de memoria

La segunda coincidencia es que los padres están convencidos de que sus hijos están en otro lugar, como si se hubiera generado un falso recuerdo en sus memorias.

“Se trata de la fragilidad de nuestro sistema de memoria prospectivo, esa parte de nuestra memoria responsable de las cosas que intentamos hacer en el futuro, en lugar de la memoria retrospectiva, que son recuerdos de eventos pasados”, dice Diamond. Y detalla: que la memoria prospectiva se procesa mediante dos estructuras cerebrales: el hipocampo, que almacena toda la información nueva; y la corteza prefrontal, que es “esencial para hacer planes para el futuro”.

Diamond fue convocado en más de 20 casos por la justicia de Estados Unidos para explicar el fenómeno. El debate sobre si se trataba de un lapsus de la memoria o de un crimen, se instaló en ese país. El periodista del Washington Post, Gene Weingarten ganó en 2009 el Pulitzer con un artículo sobre cómo la Justicia abordaba a los padres que habían olvidado a sus hijos en el auto. “Distracción fatal: olvidar a un niño en el asiento trasero de un automóvil es un error espantoso. ¿Es un crimen?”.

“Cada caso tenía su sello trágico. Un padre había estacionado su automóvil junto a los terrenos. Cuando descubrió el cuerpo de su hijo, un ciervo saltaba alegremente al lado. Otro hombre, trató de quitarle el arma a un policía y suicidarse. Y muchos otros manejaron desde su lugar de trabajo a la guardaría para recoger al niño que creían haber dejado, sin darse cuenta de que estaba muerto en el asiento de atrás”, contó Weingarten. “Mi objetivo fue convencer de que estos casos son accidentes, accidentes terribles, que estos padres no son monstruos. Si no se crea consciencia de que esto puede pasarle a cualquier padre, no vamos a poder evitar que suceda”, dijo el periodista.

Estrategias para no olvidar

“Uno de los mayores obstáculos para prevenir estas tragedias, es la renuencia de muchos padres a creer que les puede pasar a ellos. Y como estamos convencidos de que a nosotras jamás nos ocurrirá, que jamás olvidemos nuestro hijo, no tomamos ninguna medida para recordarnos que va en el asiento de atrás”, dijo Diamond. “Casi sentimos que sería ridículo tener que recordarnolos a nosotros mismos”, agrega.

Lo cierto es que después de la gran cantidad de casos, en Estados Unidos se tomaron algunas medidas. Varios estados legislaron la prohibición de dejar a los chicos en el auto. Pero no produjo cambios. En cambio, la presión de distintas organizaciones de padres que se ocupan de la seguridad de los chicos a bordo, consiguió que distintas marcas y modelos, como el Chevrolet Cruze o la Hyundai Santa Fe, incorporaron a sus sistemas alertas del tipo: “Atención, chequee el asiento trasero”, cuando se apaga el motor.

Incluso, puede parecer ridícula una de las seis recomendaciones del Consejo Nacional de Seguridad norteamericano para evitar los olvidos: “Colocá un bolso, un portafolios o tu celular en el asiento de atrás como recordatorio”. Pero los especialistas recomiendan desautomatizar la acción de subir y bajar al hijo del auto. “Poner el celular cerca de la sillita o la cartera puede ser una estrategia para evitar. Nos suena extraño, pero la mayoría no olvidaría su celular del auto, hay que usar eso como recordatorio”, explica Roca.