Padres, hijos y la marihuana de la discordia

Por: Karina Geada

El debate sobre la legalización de la marihuana está obligando a la familia hispana evaluar sus valores tradicionales y prejuicios asociados con la droga. No sólo para los padres inmigrantes que intentan conciliar sus raíces conservadoras con el cambio social ante las leyes de marihuana, sino también para los jóvenes hispanos de primera generación que tendrán que educar a sus hijos sobre un tema que aún se considera tabú en su cultura.

“Marihuana y la familia en Estados Unidos” es un proyecto sin precedentes llevado a cabo por Yahoo News y Marist Poll, que muestra cómo la legalización gradual del consumo de marihuana ha ido de la mano con una evolución en su aceptación social y la superación de viejos tabúes. Considerando el posible impacto en la familia hispana, especialmente en hijos de primera generación de inmigrantes, el estudio ha puesto sobre la mesa los conflictos generacionales, mezclas culturales, marginalidad, normas sociales que flanquean su uso, así como el propio debate sobre su despenalización.

Según esta encuesta exclusiva a 1,122 estadounidenses mayores de 18 años, el consumo de la planta ha dejado de ser un “pecado” en la mayoría de los hogares; hablando en números, el 52% de los padres que han probado la marihuana al menos una vez en la vida, la colocan en lo último de su lista de preocupaciones por sus hijos… muy por debajo de otros “males mayores” como el consumo de cigarrillos, alcohol, sexo y fraude en las pruebas.

Los latinos jóvenes, llamados millenials, tienden a favorecer la legalización de la droga más popular de Estados Unidos, y aunque el voto latino fue decisivo para su legitimación recreacional en California y medicinal en Florida, contradictoriamente una mayoría del total de latinos en el país todavía se sigue oponiendo a su aprobación.

Las consecuencias legales de la posesión y el consumo de marihuana, los riesgos de adicción, sus efectos secundarios, así como las vías para lograr adquirirla y el aumento de la delincuencia, son algunos de los prejuicios para padres latinos, tradicionalmente más reticentes a la legalización del psicoactivo.

La “hierba del demonio” siempre suscita opiniones encontradas. Por décadas, el consumo de marihuana —como de cualquier droga— ha estado asociado con crimen, delitos, violencia, pandillas, narcotráfico y visiones negativas por el estilo, por lo que el choque cultural para los hijos de inmigrantes que viven en Estados Unidos, se hace más patente.

El estigma relacionado con la marihuana se acentúa cuando se refiere a consumidores que pertenecen a ciertas identidades sociales y/o culturales, como latinos de condiciones socioeconómicas desfavorables.

Nuestro estudio reveló que 60% de los padres que usan marihuana, al menos una o dos veces al año, dicen que sus hijos son conscientes de que la consumen, y la mayoría de ellos (54%) ha hablado directamente con sus hijos sobre su uso.

Del mismo modo, el 72% de los hijos mayores de edad que han consumido marihuana dicen tener el consentimiento de sus padres.

Casi la mitad (47%) de los padres que consumen marihuana dicen que lo han hecho frente a sus hijos adultos y que incluso la han compartido con ellos.

Mientras que el uso recreativo de la marihuana continua siendo la manzana de la discordia, muchos apelan porque su consumo con fines curativos sea legalizado. De hecho, el consumo medicinal de la marihuana ha reducido y “desatanizado” el estigma de la droga. Y aunque sus beneficios podrían ser exagerado por los defensores de la legalización de la marihuana, las nuevas leyes ayudarán a los investigadores a estudiar mejor sus efectos y entender cómo afecta nuestro cuerpo.

Aunque todas tienen peligros potenciales, en comparación a la letalidad del uso recreacional de otras drogas (como el alcohol, tabaco, heroína, cocaína, éxtasis, metanfetamina, anfetamina y metadona), la marihuana tiene el menor riesgo de mortalidad y, por extensión, ocupa una posición bastante secundaria entre los padres latinos.

Durante años, los defensores de su despenalización y uso medicinal, han criticado la postura hipócrita de una nación que permite el marketing y las ventas masivas de alcohol y tabaco, y al mismo tiempo prohíbe el consumo de marihuana.

Los hispanos de primera generación y sus padres en Estados Unidos se enfrentan con un momento particular, donde los valores conservadores y las nuevas actitudes sociales se cruzan a nivel cultural. Queda por ver si las tradiciones de las familias latinas evolucionarán junto a sus hijos para formar una nueva dinámica en su nuevo país.

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