El país de Europa que entró en la mira de los argentinos que quieren emigrar por las facilidades que ofrece

Alan y su novia en Portugal
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“Siempre tuvimos la idea de emigrar, de conocer otros lugares. Lamentablemente la Argentina nunca nos dio lo que necesitábamos. Por eso, a mediados de 2020, en plena pandemia y con más tiempo libre, comenzamos a buscar las opciones y destinos para ir a vivir. Portugal nunca estuvo entre ellos porque pensábamos que era como cualquier otro país de Europa donde era imposible quedarse sin visa ni ciudadanía”, cuenta Alan Filgueira, abogado de 25 años.

Lo cuenta desde Portugal, donde vive con su novia Ailén Centurión, de 22, y son conocidos en Instagram como @proyectoportugal.

¿Por qué eligieron ese destino para emigrar? Filgueira recuerda que comenzaron a ver relatos en internet de personas que contaban que era posible vivir en ese país sin tener ciudadanía europea, aunque la información era muy escasa. “Fue todo muy rápido. La idea de migrar hacia Portugal la tuvimos a finales de abril de 2020; en julio compramos los pasajes y el 5 de octubre nos mudamos”, resume Ailén.

Alan y su novia en Portugal
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Alan y Ailen, cuando estaban camino a Portugal (Gentileza/)

Alan y Ailén, casi al unísono, responden que fue una gran decisión y que están muy felices. “El país es hermoso y nos sentimos súper a gusto. Queremos quedarnos acá. Es cierto que muchas personas usan a Portugal como un trampolín hacia otros países de Europa, pero a nosotros nos enamoró. Tenemos trabajos estables y un lindo alquiler. Vivimos en Porto, que es una hermosa ciudad, que tiene todo lo que una persona necesita. Podemos ir al cine o a comer todos los meses afuera sin que eso signifique un agujero en la economía. Y, sobre todo, vivimos tranquilos”, reconoce Ailén.

Alan asiente y agrega: “Salimos a caminar a la noche tomando mate, con los celulares en la mano y nunca nos tenemos que preocupar por el tema seguridad. Es un hermoso lugar para criar a nuestros hijos, el día de mañana”.

Paso a paso: cómo vivir en Europa legalmente, sin tener la ciudadanía

Lucía Ruiz Palacios, astróloga de 39 años y conocida en Instagram como @expedicion_pelpa, está justamente programando su mudanza hacia Portugal. “Voy a llegar el 11 de mayo, en unos días —cuenta animada—. Mi novio tiene ciudadanía europea, pero yo no. Él vivió varios años en Europa y quería volver. Juntos negociamos ir a Portugal porque fui de viaje en 2019 y lo sentí muy parecido a Uruguay. En este momento estoy reuniendo toda la documentación. Como no tengo tiempo de sacar la visa, un abogado portugués me dijo que puedo hacer una ‘manifestación de interés’ cuando llegue [una declaración de que estás interesado en residir en Portugal]. De todas maneras, allá vamos a hacer una unión civil con mi novio, cuando termine su divorcio”.

Lucía confiesa que otra posibilidad era irse a Madrid. “Yo elegí Portugal porque tienen impuestos más bajos y hay una movida cultural interesante. Sé que a muchos les preocupa el idioma, pero a mí no. Confío en que lo aprenderé”, dice.

Pero entonces, ¿cuáles son los pasos a seguir para residir legalmente? Isabel Azevedo abogada y gestora, dice: “Para trabajar aquí el 99% de los extranjeros aplican al artículo 88 o en el 89 del Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF). El articulo 88 es para el trabajador que tiene patrón o está en relación de dependencia. Mientras que el artículo 89 es para trabajadores independientes”.

Lucía Ruíz Palacios
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Lucía Ruiz Palacios está programando su mudanza a Portugal (Gentileza/)

El primer paso es realizar una “Manifestación de interés”. ¿Qué es? Se trata de una declaración que se le hace al Estado de Portugal con el objetivo de poder cambiar tu estatus legal ya sea que hayas entrado con condición de turista o de estudio, con el objetivo de pasar a una visa de residencia permanente. Pero para poder comenzarla hay que cumplir una serie de requisitos.

“La Manifestación de interés se presenta ante el SEF, que es el que controla la migración en Portugal. Y se puede obtener a través de dos vías. Una es a través de un contrato de trabajo y la otra es a través de una vía abierta como trabajador autónomo”, clarifica Alan.

Una vez que se carga toda esta información ante el Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF) hay que esperar una respuesta, y lo que se obtiene es la residencia, no la ciudadanía. Este trámite está tardando cerca de dos años.

Orlando Ygnacio Vela Puente, de 38 años, es venezolano y cocinero internacional. Se fue de su país a Ecuador y desde allí decidió también migrar hacia Portugal. “Una vez que obtienen la residencia, luego de cinco años se puede solicitar la nacionalidad portuguesa. Solo hay que cumplir con unos simples requisitos y rendir un examen de idioma portugués B2, que se logra rápidamente al vivir en este país”, aclara.

LA NACION intentó comunicarse con la Embajada de Portugal en la Argentina, pero no hubo respuesta.

Cuántos euros

La gran pregunta que muchos se estarán haciendo es: ¿cuánto dinero es necesario para migrar a ese país? “Siempre nos hacen esa pregunta y, aunque es muy subjetivo y depende de cómo se administre el dinero, recomendamos que una sola persona viaje con, al menos, 2000 euros y una pareja desde 3500 euros”, sugiere Filgueira.

Según cuenta el abogado argentino, el salario mínimo en este país es de 705 euros mientras que el promedio se encuentra entre los 850 y 900 euros. El principal problema es el costo del alquiler, ya que en algunos casos es mayor al salario mínimo. “En Porto, por ejemplo, el alquiler de un departamento con una habitación cuesta cerca de 500 euros. Los impuestos de servicios rondan los 150 euros por mes, la comida 150 euros mensuales, y la tarjeta de transporte 40 euros por mes, con pasajes ilimitados. El valor del combustible es uno de los más caros de la Unión Europea, en relación con el poder adquisitivo del país”, detalla.

El atractivo de Portugal cada vez gana más adeptos por estas coordenadas. Tantos así que Alan y Ailén decidieron abrir un canal de YouTube para dar tips y contar su experiencia en el país europeo.

Alan y su novia en Portugal
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Alan y Ailén viven en Porto (Gentileza/)

Alan no duda un instante cuando se le pregunta por qué eligieron este destino. “Es un país poblado por gente amable, humilde y acogedora para con el inmigrante. Jamás sufrimos discriminación, al contrario, te tratan súper bien. Es el cuarto país más seguro del mundo y el segundo de Europa. Y, el plato fuerte, es la posibilidad para legalizar personas que no poseen ciudadanía”, resume.

Orlando Ygnacio Vela Puente se dio cuenta de que muchos latinoamericanos tenían deseos de llegar también a ese país europeo por lo que, hace un mes, también abrió un canal de YouTube: Los cuentos de Cachi, donde explica el paso a paso para poder cumplir ese sueño de forma legal.

Otro beneficio que resalta Orlando es que la educación es de calidad y gratuita. Los chicos ni bien llegan pueden ingresar al colegio. “Y otro punto fundamental es que hay mucha oferta laboral”, agrega.

“Me consultan cada vez más argentinos. Muchos manifiestan que dejarán su país por la situación económica. Lo que observo, además, es que antes migraban personas de clase media baja. Hoy están llegando profesionales que vienen con sus familias en busca de estabilidad económica, social y política”, reconoce Orlando.

Una historia en seis valijas

Luis Carassai tiene una historia completamente diferente a las anteriores. Él, un jubilado de 72 años, decidió irse a vivir a Lisboa con su esposa y su hijo menor en enero de este año.

“A lo largo de una vida existen diversas razones para emigrar. El joven que quiere estudiar o simplemente conocer otras culturas o la familia que busca bienestar para sus hijos. En nuestro país, a través de los años, existieron motivos que expulsaron familias enteras: los tiempos de las dictaduras y la crónica incertidumbre económica que nos persigue empecinadamente. Lo extraño es encontrar a alguien de más de 70 años que elige enfrentar esa dura decisión, que abandona su zona de confort, que se aleja de la familia y de las amistades mezclando sensaciones de esperanza y tristeza, sabiendo que no puede cargar en sus valijas todo lo que ama, lo que fue construyendo durante tantos años, reduciendo toda su historia a lo que le que cabe en esas maletas que arrastrará por aeropuertos para enfrentarse a un país en el que ya no tiene pasado”, dice Luis, nostálgico y emocionado.

Portugal
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La belleza y la tranquilidad son dos atractivos que destacan quienes emigraron a Portugal (Gentileza/)

¿Y entonces? ¿Por qué se fue? Luis cuenta que llegó a ser directivo en una empresa de primera línea. Logró alcanzar una vida próspera pero la cantidad de impuestos, la enorme carga que representó pagar una prepaga y la reducción del monto de jubilación tiró por la borda la esperanza que tenía de llevar una vida de retiro tranquila y sin inquietudes económicas. “El monto de la retribución obligatoria que debía recibir por mis 47 años de aportes se fue disminuyendo cada día. Y luego comenzó la etapa en que comenzamos a reducir los bienes que teníamos, espaciar los viajes y dejar de renovar el auto con la frecuencia acostumbrada. El salario de mi esposa eliminó muchos desequilibrios de nuestra economía familiar. Pero poco a poco veíamos diluir los ahorros y, de pronto, llega una propuesta de trabajo para mi esposa: fue aceptada en un puesto vacante en la ciudad de Lisboa”, relata Luis.

Así comenzó la aventura de este hombre de 72 años. “La decisión no fue fácil, los afectos representan lo más importante en nuestras vidas. El dilema lo estuvimos intentando resolver durante mucho tiempo hasta que pensamos vivir el desarraigo como unas largas vacaciones que alguna vez terminarán y podremos volver a nuestro país más aliviados. Hicimos las valijas y aquí estamos. La tecnología me engaña, la verdad es que vivo escuchando las emisoras de radio que escuchaba en Buenos Aires, viendo los programas de noticias que veía y comunicándome permanentemente con mis hijos, con otros familiares y amigos. A veces, parece que solo cambié de casa. Me dejo engañar”, confiesa.

Alan y su novia en Portugal
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Otra cuestión que se destaca es la amabilidad con la que se recibe a los migrantes (Gentileza/)

Según Luis, Portugal los recibió con afecto. “La gente entiende mi mal portugués y no se ofende si lo hablo con tantos defectos. La vida, en relación con el salario, es más barata que en la Argentina. Además, existe la previsibilidad, el tránsito es muy ordenado, es un país con muchas bellezas naturales y pueblos encantadores a corta distancia”, narra.

Muchas personas que están por migrar tienen las mismas dudas: ¿se adaptarán? ¿volverán algún día a su país natal? Las respuestas suelen abrir nuevas incógnitas. Luis, por ejemplo, no sabe con certeza si se quedará definitivamente en Lisboa, pero sí puede afirmar que está feliz del destino elegido.

“No tengo clara la duración de estas camufladas vacaciones, a veces imagino traer a todos mis seres queridos para vivir aquí, que tenemos mejores condiciones que las que se viven en la Argentina. Por el momento vivo con menos inseguridad y aprendo nuevas costumbres. Siempre se tiene edad para seguir incorporando conocimientos. Trato de manejar las ausencias de la mejor forma posible y de aprovecharme de esta tregua que se me ha presentado inesperadamente”, concluye.

Documentación necesaria

Para ingresar la “Manifestación de interés” o residencia se puede pedir por contrato de trabajo o para trabajar en forma independiente. La documentación requerida es:

  • Pasaporte vigente

  • Comprobante de una declaración de entrada

  • Certificado de antecedentes penales

  • Comprobante de alojamiento en Portugal

  • NIF o Número de identificación Fiscal

  • Comprobante de medios de subsistencia para estar en Portugal

  • Comprobante de inscripción de seguridad social (NISS)

  • Contrato laboral o comprobante de inicio de actividad independiente

  • Se puede sumar recibo de sueldo o facturas, en caso de ser independientes

Una vez que se carga toda esta información ante el Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF) hay que esperar una respuesta, y lo que se obtiene es la residencia, no la ciudadanía. Este trámite está tardando cerca de dos años.