En el país: aprueban un cambio en una droga que facilitaría el tratamiento de dos de las principales causas de pérdida de la visión

Las degeneración macular asociada con la edad (DMAE) y el edema macular diabético (EMD) pueden causar ceguera sin el tratamiento y el seguimiento adecuados
Las degeneración macular asociada con la edad (DMAE) y el edema macular diabético (EMD) pueden causar ceguera sin el tratamiento y el seguimiento adecuados - Créditos: @Shutterstock

SAN PABLO.- La aprobación en la Argentina y Brasil de una versión de un fármaco inyectable –con una dosis mayor que la que está disponible– informada en esta ciudad, podría facilitar el tratamiento para los pacientes de dos de las principales causas de pérdida de la visión. Ese cambio, permite ampliar el intervalo de aplicación en hasta cinco meses, en lugar de uno o dos con la dosis que se usa desde hace alrededor de una década y pacientes consideran “un obstáculo” para sostener el tratamiento.

Se trata de una de las terapias disponibles para la degeneración macular asociada con la edad (DMAE) en su forma húmeda, que se estima en un 10% de los mayores de 50 años con esa enfermedad de la retina, y del edema macular diabético (EMD), una complicación de la diabetes si no está bien controlada. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), como su par brasileña, aprobó la comercialización de aflibercept (Bayer) en una dosis de 8 mg, en lugar de la de 2 mg disponible desde 2015.

En la Argentina, según presentó el laboratorio productor, hay 20.000 pacientes en tratamiento con la dosis de 2 mg.

El producto estaría disponible en el país durante el segundo semestre del año, según estimó Daniel Londero, presidente de la División Farmacéutica para Cono Sur del laboratorio productor.

“Es el primer fármaco antiangiogénico [bloquea la formación de nuevos vasos sanguíneos] que versus la terapia de referencia, que es la dosis de 2 mg, permite espaciar la aplicación de cuatro semanas a 12, 16 o hasta 20 semanas”, agregó Londero en una reunión para medios de la región organizada por la compañía en su sede de esta ciudad.

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El medicamento se inyecta en el ojo con anestesia, de manera ambulatoria, pero debe hacerse en un lugar aséptico. La aplicación dura unos pocos segundos. No se puede utilizar durante el embarazo y la lactancia, entre las contraindicaciones.

Su uso frena el crecimiento vascular anormal y el escape de líquido de esos vasos común a la DMAE húmeda y el EMD, que son las dos indicaciones para las que se aprobó la dosis de 8 mg en la Argentina.

En una encuesta que presentó el laboratorio, el 66% de 8000 participantes de la Argentina, Brasil, México y Colombia respondió que nunca había oído hablar de la DMAE y un 51% dijo que la pérdida de visión se produce por una infección en los ojos.

En el mismo relevamiento, en un grupo de 1200 personas con diabetes, solo un 44% mencionó que lo habían orientado a hacer una consulta oftalmológica de control y seguimiento para prevenir o detectar las complicaciones visuales que puede causar la enfermedad. A propósito de la DMAE y la EMD, un 20% incluyó la frecuencia de las consultas entre los “obstáculos” para seguir el tratamiento recomendado, mientas que un 9% refirió que lo había abandonado “después de una mejoría significativa con las primeras aplicaciones”. El 41%, en tanto, expresó que se sentiría “más motivado” a seguir un tratamiento médico “si hubiera un mayor intervalo entre las consultas”.

Señales de alerta

La mácula, en el centro de la retina, aporta detalle y precisión de lo que miramos. Con la DMAE y el EMD, las señales de alerta son similares. La aparición de una mancha en la visión central, la distorsión de los colores y la deformación de las líneas rectas van alterando la percepción de caras, caminos u objetos hasta no poder reconocerlos.

Ronaldo Sano, jefe del Servicio de Retina del Hospital Santa Casa, en San Pablo, participa del seguimiento de pacientes
Ronaldo Sano, jefe del Servicio de Retina del Hospital Santa Casa, en San Pablo, participa del seguimiento de pacientes - Créditos: @Fabiola Czubaj

En la mayoría de los casos (90%), la DMAE aparece en su forma seca (sin escape de líquido de los vasos). Un 10% de los pacientes desarrolla la forma húmeda, que es para la que está indicado el fármaco, que no cura, pero desacelera el proceso que en ambos trastornos puede llevar a la ceguera sin tratamiento.

La DMAE es más común a partir de los 50 años y el riesgo aumenta con la edad. La EMD aparece a menor edad, por la inflamación y la acumulación de líquido en la mácula debido a que la glucosa, cuando está mal controlada, aumenta la permeabilidad vascular, según explicó Ronaldo Sano, jefe del Departamento de Retina del Hospital Santa Casa de esta ciudad. Se la considera la causa más frecuente de discapacidad visual grave en la población con diabetes.

En una pausa en las consultas con pacientes en seguimiento, el oftalmólogo mencionó que el tiempo de uso de las terapias antiangiogénicas depende de cómo va evolucionando la enfermedad.

Sobre la versión aprobada de dosis de 8 mg, señaló que mejoraría “sin duda” la adherencia al tratamiento de parte de los pacientes al reducir las veces que tienen que concurrir a un centro para una aplicación. A la vez, estimó que, en el tiempo, reduciría costos también para el sistema sanitario.

En el hospital, la terapia en la dosis de 2 mg es parte de las opciones terapéuticas para tratar la EMD y la DMAE húmeda que cubre el sistema público de salud brasileño (en la Argentina, la terapia cuenta con cobertura).

Sano, que también es asistente del Departamento de Retina de la Escuela Paulista de Medicina, destacó la importancia del seguimiento de estos pacientes con un fondo de ojo (prueba para evaluar la parte posterior del interior del ojo, donde está el nervio óptico y la retina).

“La prevención, el diagnóstico precoz y el acceso rápido al tratamiento adecuado reduce en un 50% la pérdida de visión en estos pacientes”, detalló el profesional, que es doctor en neurociencia por la Universidad de San Pablo.