Opinión: Lo que dice el pago multimillonario de Google a Apple sobre la privacidad y el poder en el sector tecnológico

La noticia publicada en agosto en el periódico The Guardian sobre algunos abogados con casos ante la Corte Suprema que le dieron dinero a un asistente del magistrado Clarence Thomas para una fiesta de Navidad fue inesperada. Igual de inesperado fue cómo se enteró la publicación de lo acontecido: gracias a los registros públicos del asistente en Venmo. Brian X. Chen, escritor de tecnología de consumo de The New York Times, escribió que hasta él quedó sorprendido de que esos registros de transferencias de dinero fueran públicos.

Hace algunos años se hizo del conocimiento público que Alexa, el dispositivo de voz de Amazon, grababa y enviaba conversaciones privadas a terceros y que miembros del personal de Amazon escuchaban las grabaciones y acostumbraban conservar un amplio archivo de grabaciones.

La respuesta de ambas empresas a estas alarmantes violaciones a la privacidad fue que los usuarios eran responsables de evitar que esa información se hiciera pública, pues contaban con la opción de rechazar la configuración predeterminada de los dispositivos y así garantizar su privacidad. En general, es la respuesta estándar de la industria.

Pero, incluso si estás al tanto de estos problemas, ¿es fácil proteger tu privacidad? Chen compartió algunas instrucciones útiles para no autorizar la divulgación pública de información en Venmo.

“Dentro de la aplicación, da clic en la pestaña ‘Me’, presiona el icono de configuración y selecciona Privacidad. En la configuración de privacidad predeterminada, selecciona Privada”, explicó. “Luego, en la sección ‘Más’ dentro de Privacidad, da clic en ‘Transacciones pasadas’ y asegúrate de seleccionar ‘Cambiar todo a privado’”.

¿Entendiste? Yo sí, y también cambié mi configuración porque antes tampoco tenía ni la menor idea de esto.

El problema más grave no es lo difícil que es cambiar una configuración en algunos casos, sino que los consumidores por lo regular ni siquiera saben qué permite su configuración ni qué implica. Si en realidad estuvieran informados y eligieran entre las opciones disponibles, la configuración predeterminada no tendría gran importancia y su valor sería mínimo o nulo.

Por desgracia, las empresas esperan que los usuarios acepten tal cual lo que les ofrecen, no conozcan sus opciones o no estén constantemente al pendiente para enterarse de las opciones disponibles, aunque sean muy limitadas. En vista de que el poder en esta industria se concentra en unos cuantos guardianes, la tecnología es confusa y es difícil prever sus consecuencias, la configuración predeterminada es una de las principales estrategias que las empresas tienen para seguir recopilando y utilizando información a su antojo.

¿Cuánto vale la configuración predeterminada?

En abril de 2021, Apple cambió la configuración predeterminada de su teléfono móvil iPhone y otros dispositivos para evitar que los usuarios fueran rastreados automáticamente gracias a un identificador único asignado a su dispositivo Apple. Para muchas empresas e incluso industrias completas cuyos modelos de negocios se basan en el rastreo de las personas en línea, esto fue un suceso cataclísmico. Las personas ya no tendrían que ir a su configuración y cambiar las autorizaciones para rechazar ese rastreo. Ahora, las aplicaciones debían pedir permiso y recibirlo explícitamente para tener acceso a ese identificador.

Se calcula que Snap, Facebook, Twitter y YouTube perdieron en 2021 alrededor de 10.000 millones de dólares en total a consecuencia del cambio. A principios de 2022, Meta, la controladora de Facebook, indicó que tan solo ella esperaba perder 10.000 millones de dólares. Algunas industrias cuyas ventas dependen en gran medida del rastreo de los usuarios, como los juegos para teléfonos móviles, también sufrieron.

Otro ejemplo del valor de la configuración predeterminada se volvió evidente en el actual juicio antimonopolio de Google. Durante el juicio, Google reveló haber pagado 26.300 millones de dólares en 2021 para ser el motor de búsqueda predeterminado en distintas plataformas y que una porción sustancial de ese dinero fue para Apple. Esos 26.300 millones de dólares representaban más de una tercera parte de las utilidades correspondientes a 2021 para la controladora de Google, Alphabet. Esa cantidad fue superior a las ventas de United Airlines en 2021 y a las de muchas empresas tecnológicas, entre ellas Uber. Un testigo experto de Google declaró que ese contrato incluía la disposición de que la empresa le pagara a Apple un 36 por ciento de sus ingresos por concepto de publicidad en las búsquedas a cambio de ser el motor de búsqueda predeterminado en sus productos.

Aunque quizá creas que sabes qué es la configuración predeterminada, no estás libre de que te sorprendan. En más de una ocasión descubrí que mi configuración de privacidad había cambiado con respecto a lo que creía que era. Los foros de ayuda están llenos de usuarios igual de confundidos. Algunas veces fue un error. Otras veces, al investigar, me percaté de que otro cambio que había hecho había aceptado de nuevo secretamente el rastreo. Algunas veces descubrí que en algún lugar había otra configuración que también debía cambiar.

No soy un novato tecnológico: he programado desde la secundaria, trabajé como desarrollador y realizo estudios académicos sobre estos sistemas. Si es posible confundir a los profesionistas, yo diría que es necesario refrenar a una industria plagada de tecnologías poderosas y complicadas y asimetrías en la información.

Los organismos reguladores pueden exigirles a las empresas adoptar una configuración predeterminada que proteja la privacidad y la autonomía, además de que facilite conservar control sobre ellas. Existen buenos proyectos. California ofrece una opción que les permite sus habitantes, con una sola solicitud para eliminar sus datos o rechazar alguna acción, lograr que todos los intermediarios de datos borren toda su información, en vez de tener que hacer la solicitud a cada uno de ellos. Colorado hace poco también aprobó mecanismos parecidos de rechazo universal con una sola solicitud. Otros estados han tomado medidas similares para proteger la privacidad.

En lo personal, iría más allá: los intermediarios de datos no deberían tener permitido recopilar información sobre las personas a menos que cuenten previamente con permiso explícito para hacerlo. Pero eso no es suficiente, puesto que es difícil para los individuos evaluar las implicaciones de sus datos; incluso los especialistas, expertos y hasta las propias compañías se siguen topando con sorpresas.

Hace algunos años, mapas globales generados por la aplicación para corredores Strava, en los que se mostraban los lugares en que corrían los usuarios, al parecer revelaron la ubicación de un posible anexo secreto de la CIA en Mogadiscio, Somalia. Resulta que ni siquiera la CIA había previsto algo así, por lo que le indicó a su personal que cambiara la configuración. Dada la situación, ¿cómo podría la gente común y corriente evaluar las implicaciones a futuro de sus datos?

Deben existir salvaguardas más firmes hasta en el caso de los datos recopilados legítimamente. La configuración predeterminada debería ser la que incluya más restricciones, con protecciones adicionales. Por ejemplo, las empresas deberían tener fechas de expiración para los periodos en que puedan conservar datos necesarios para un servicio en particular, limitar el uso de los datos a ese servicio exclusivamente e indicar que se requiere consentimiento explícito para usos distintos.

El proceso seguido por las empresas para obtener estos permisos también debe vigilarse estrictamente para garantizar que haya transparencia y rendición de cuentas. Después de todo, es la industria que inventó los “patrones oscuros”, interfaces diseñadas para engañar a los clientes y hacer que “acepten” opciones sin plena conciencia de lo que sucede. Muchas aplicaciones ya intentan evadir las restricciones de privacidad de Apple con trucos para lograr que la gente acepte opciones o con otros métodos para identificar los dispositivos.

¿Y qué me dicen acerca de los beneficios que recibimos de servicios basados en datos personalizados, entre ellos el rastreo de ubicación? Yo uso esas herramientas todo el tiempo, pero hay ciertas formas de prestar servicios y ofrecer valor sin este nivel de vigilancia sin control. Claro que sería iluso esperar que las empresas presten esos servicios con mayor respeto de la privacidad sin ningún tipo de regulación que las obligue a hacerlo.

Me pareció bien que Apple cambiara la configuración del rastreo en 2021, pero lo que no me parece bien es que haya sido por una mera decisión de una empresa poderosa, pues lo que un oligopolio te da, en cualquier momento te lo puede quitar. No elegimos al director ejecutivo de Apple, Tim Cook, como soberano de nuestro mundo digital, y podría cambiar de opinión.

Cabe señalar que el cambio de Apple ocurrió tras años de intensas críticas públicas dirigidas a Facebook a causa de algunos escándalos relacionados con la privacidad, la elección de Donald Trump y el brexit, entre otros factores. Nada de eso pareció afectar significativamente el negocio de Facebook. Una sola decisión de Cook sí lo hizo, lo que demuestra claramente quién tiene verdadero poder sobre esta industria.

Es hora de que los funcionarios electos sean más astutos para ejercitar ese poder y den prioridad a los intereses del público por encima de los acuerdos acomodaticios con la industria tecnológica. Si el gobierno federal no puede o no quiere hacerlo, los estados pueden seguir el ejemplo de California y Colorado. En 1966, California fue el primer estado en aventurarse a fijar estándares de emisiones estrictos para los automóviles, ejemplo que luego fue seguido por el resto de la nación y la industria.

Si la solución fuera tan simple como pedirles a las personas cambiar su configuración, Google no desembolsaría una cantidad mayor que el producto interno bruto de algunos países para conseguir que los usuarios de Apple tengan al inicio una configuración en vez de otra. El mecanismo predeterminado de hacer negocios en la industria tecnológica debe cambiar ya.

c.2023 The New York Times Company