Opinión: Janet Yellen en Kiev: la ayuda económica para Ucrania es vital

Una vendedora solitaria ofrece verduras fuera del mercado de Zhytniy, en el histórico barrio de Podil, en Kiev, un domingo nevado. (Emile Ducke para The New York Times).
Una vendedora solitaria ofrece verduras fuera del mercado de Zhytniy, en el histórico barrio de Podil, en Kiev, un domingo nevado. (Emile Ducke para The New York Times).

NUESTRO COMPROMISO PARA APOYAR A UN PUEBLO VALIENTE QUE DEFIENDE SU PAÍS ES INQUEBRANTABLE.

KIEV, Ucrania — Hace un año, la capital donde me encuentro ahora estaba sitiada por las fuerzas rusas. Los sonidos de los disparos y las explosiones llenaban las calles; llovían misiles sobre esta y otras ciudades de Ucrania. Mucha gente, incluido Vladimir Putin, esperaba que Ucrania se derrumbara rápidamente.

Un año después, los ataques rusos barbáricos continúan, pero Kiev se mantiene fuerte y libre.

La heroica resistencia de Ucrania es producto directo de la valentía y la resiliencia de su Ejército, sus dirigentes y su pueblo. Sin embargo, el presidente Volodímir Zelenski y los ucranianos serían los primeros en admitir que no pueden hacerlo solos, y que el apoyo internacional es crucial para mantener su resistencia.

Estoy en Kiev para reafirmar nuestro apoyo inquebrantable al pueblo ucraniano. Putin cuenta con que la determinación de nuestra coalición mundial decaiga, lo que cree que le dará ventaja en la guerra. Pero se equivoca. Como dijo aquí el presidente Joe Biden la semana pasada, Estados Unidos estará con Ucrania todo el tiempo que haga falta.

La mayoría de los estadounidenses comprenden la importancia de nuestro apoyo crítico a la seguridad: tanques, munición y sistemas de defensa antiaérea que equipan las líneas del frente ucraniano. Pero se ha prestado menos atención pública al papel fundamental que desempeña nuestra ayuda económica en el apoyo a la resistencia ucraniana.

Desde el comienzo de la guerra a gran escala, Estados Unidos ha proporcionado cerca de 50.000 millones de dólares en ayuda económica, humanitaria y de seguridad a Ucrania. Estamos orgullosos de ser el mayor donante bilateral de Ucrania, e igualmente orgullosos de colaborar con una coalición internacional de partidarios, incluida la Unión Europea y otros miembros del Grupo de los Siete. Nuestra ayuda ha recibido un amplio respaldo bipartidista, y nos hemos asegurado de desplegar estos fondos con responsabilidad y transparencia.

Nuestro apoyo está motivado, ante todo, por el deber moral de acudir en ayuda de un pueblo atacado. También sabemos que, como ha dicho el presidente Zelenski, nuestra ayuda no es caridad. Es una inversión de “democracia y seguridad global”.

Veamos el impacto estratégico de nuestro apoyo a Ucrania hasta el momento. La guerra de Putin supone una amenaza directa para la seguridad europea, así como para las leyes y los valores que sustentan el sistema internacional basado en normas. Un año después del inicio de la guerra, junto con nuestros aliados, le hemos demostrado a Rusia nuestra capacidad y voluntad para contrarrestar su agresión en Europa. Y hemos transmitido un mensaje más amplio de disuasión a cualquiera que pudiera haber contemplado la posibilidad de seguir el manual de Putin. La arquitectura que refuerza la seguridad mundial es también más fuerte ahora que antes del inicio de la guerra. Alianzas como la OTAN están creciendo en tamaño y unidad, y Estados Unidos ha reforzado su liderazgo mundial al demostrar que se puede confiar en que cumpliremos nuestra palabra.

Nuestra labor no ha terminado. De hecho, es más vital que nunca que sigamos apoyando a los ucranianos.

Me explico.

Ucrania tiene enormes necesidades económicas insatisfechas, incluso después de adoptar restricciones presupuestarias y medidas de emergencia. La razón es sencilla: la guerra es, ante todo, una amenaza humanitaria y para la seguridad, pero también supone una enorme conmoción económica.

Nuestro apoyo económico ayuda al gobierno de Ucrania a seguir prestando servicios básicos a su población. Tan solo el año pasado, nuestra ayuda permitió que unos 500.000 trabajadores sanitarios y 60.000 socorristas siguieran salvando vidas. También hemos ayudado a mantener a medio millón de profesores en las aulas.

Mientras Rusia lleva a cabo un ataque generalizado y sistemático contra la población civil ucraniana, hemos ayudado a Ucrania a organizar una enérgica respuesta para brindar apoyo a más de un millón de personas que han tenido que huir de sus hogares, al tiempo que proporcionamos asistencia social, subsidios de vivienda y servicios públicos y pagos de pensiones a millones de ucranianos vulnerables que cargan con el peso económico de la guerra. Y nuestra ayuda ha permitido que los funcionarios sigan operando el gobierno y garanticen que siga siendo capaz de brindar cierta estabilidad durante un periodo de extrema dificultad.

Además, a través del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, estamos proporcionando financiación para reparar infraestructuras básicas. Esto incluye las redes de energía civiles afectadas por misiles rusos. Nuestro apoyo contribuye a apuntalar los cimientos de la economía ucraniana para que pueda seguir funcionando en circunstancias extraordinarias.

No podemos permitir que Ucrania pierda la guerra por motivos económicos cuando ha demostrado su capacidad para triunfar en el campo de batalla. La resistencia militar de Ucrania depende de un gobierno que pueda funcionar de manera eficaz, así como de una economía estable que pueda ayudar a financiar esfuerzos de defensa a largo plazo. Al fortalecer el “frente interno”, nuestra ayuda económica está contribuyendo a hacer posible la férrea defensa ucraniana frente a Rusia.

Desde luego, es esencial que nos aseguremos de que el dinero de los contribuyentes estadounidenses se utilice para fines previstos. Nuestros socios del Banco Mundial tienen un largo historial de trabajo en Ucrania y han establecido sólidas salvaguardias para la rendición de cuentas y la transparencia. Los fondos se desembolsan a través del Banco Mundial, a modo de rembolso, con un sistema de responsabilidades multinivel, que incluye requisitos de supervisión, información y auditoría por parte de terceros independientes. El presidente Zelenski se ha comprometido a utilizar estos fondos de la “manera más responsable”. Acogemos con satisfacción este compromiso, así como su programa de larga data para reforzar la buena gobernanza en Ucrania.

En los próximos meses, Estados Unidos proporcionará a Ucrania más de 8000 millones de dólares adicionales en concepto de ayuda presupuestaria directa, que se necesita con urgencia. Y si bien nuestra atención ahora se enfoca en cerrar las brechas financieras de Ucrania, también estamos comprometidos a apoyar al país en su eventual esfuerzo de reconstrucción. Como preparación, Ucrania, Estados Unidos, la Comisión Europea y el resto del G7, junto con otros socios internacionales, han establecido una plataforma inclusiva para movilizar a los donantes de todo el mundo y coordinar los flujos de ayuda.

También seguiremos adoptando nuevas medidas para montar lo que se ha convertido en el régimen de sanciones más rápido, unificado y ambicioso de la historia moderna. Nuestra coalición de más de 30 países ha degradado de manera sistemática el complejo industrial-militar de Rusia y ha reducido los ingresos de los que depende el Kremlin para financiar su guerra. Como demostraron nuestras nuevas acciones de la semana pasada, no descansaremos hasta que la guerra haya terminado. Este año, una mayor prioridad será desbaratar los intentos de Rusia de eludir las sanciones.

Cada vez que me he reunido con dirigentes ucranianos, han agradecido al pueblo estadounidense nuestra generosidad. Y a menudo respondo diciendo que estamos orgullosos de apoyar al pueblo de Ucrania.

Ante escenas de brutalidad y opresión, los estadounidenses siempre se han apresurado a levantarse y hacer lo correcto. Nuestra fuerza como nación proviene del compromiso con nuestros ideales, y de nuestra capacidad para ver en los demás los mismos deseos que animaron nuestras propias luchas por la libertad y la justicia.

Los ucranianos están luchando por sus vidas en la primera línea del mundo libre. Hoy, y todos los días, merecen el apoyo incondicional de Estados Unidos.

Este artículo apareció originalmente en The New York Times.

c.2023 The New York Times Company